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La lectura nos muestra el caso de Juanito Cenobio al cual se le hizo una invitación por parte de la Asamblea de delegados de la Asociación Agrícola “Mario Moreno” para que se hiciera cargo del programa de distribución de fertilizantes. El acepto a pesar de que estaba consiente que no seria fácil. Previo a las elecciones hicieron una fuerte e intensa campaña de proselitismo en los cuatro municipios donde vivían los socios de la Asociación. Para sorpresa suya, entre los 2 mil 312 socios, existía un gran descontento con la Asociación, pues consideraban que no habían recibido ningún beneficio y que el Sr. Contreras sólo había utilizado a la organización para ascender políticamente. El problema de las inundaciones en el vaso de la laguna La Concepción, que fue de hecho la razón principal que dio origen a la Asociación Agrícola, era una de las demandas más sentidas por los socios, pues de cada cinco años, en tres se inundaban más de siete mil hectáreas de cultivo, con las consiguientes pérdidas para cientos de familias.

El día de las elecciones, el Diputado Pioquinto Contreras se preparó para cumplir un mero trámite: su reelección. Aunque sabía que había otra planilla interesada en disputarle la presidencia de la Asociación, estaba seguro que sólo con su “liderazgo” político lograría imponerse. Sin embargo, de nada le sirvieron las argucias y la complicidad de algunos Delegados, pues la planilla de Jacinto logró imponerse por seis votos contra cinco. Fue un duro golpe para el Sr. Contreras y desde entonces él y su grupo se convirtieron en eternos opositores.

Además de los vaticinios de fracaso, y como una forma de venganza, el Sr. Contreras solicitó que le practicaran una auditoría a Jacinto por supuestos malos manejos en el Programa de fertilizantes. Dado que no se encontraron anomalías, el rencor fue mayor y juraron no descansar hasta volver a retomar las riendas de la Asociación.

Ya como Presidente del Consejo de Administración, Jacinto Cenobio emprendió una ardua tarea de organización. Estaba convencido que para “lograr imponer la doctrina del campo ante las instituciones”, necesitaba una organización fuerte y valiente. Decidió formar una Coordinadora compuesta por treinta socios que seleccionó de las seis comunidades que sabía de antemano lo apoyaban, sin importar si eran Delegados o no. El único requisito que deberían cumplir, era que fueran responsables y trabajadores. Con esta Coordinadora hacía reuniones privadas y ahí definían la política a seguir. Jamás dejaba pasar la oportunidad para recordarles que bajo ninguna circunstancia hicieran compromisos políticos sin el consentimiento de la base y que cada tarea que desempeñaran la hicieran con rectitud.

Para Jacinto, la razón principal que le dio origen a la Asociación Agrícola fueron las obras y no la distribución de fertilizantes. Así que sin abandonar este programa, decidió retomar en sus manos el problema de las inundaciones. Las “idas y vueltas” a la capital del estado eran permanentes, lo mismo que las reuniones con todo tipo de funcionarios. Las promesas de solución eran una constante. Más de una ocasión tuvieron la esperanza de que ¡por fin! su problema se resolvería, pues en forma repentina llegaban máquinas al vaso de la Laguna dizque

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