Pensamiento De Empresario
Enviado por jessik292 • 25 de Febrero de 2014 • 1.236 Palabras (5 Páginas) • 436 Visitas
Cuando un empresario dirige su empresa de manera personal no existe delegación, pero al incluir personal dentro de la misma, comienza un proceso de delegación de funciones poco significativas ya que al final el empresario será el que toma las decisiones. Sin embargo cuando la empresa torna un crecimiento, la situación cambia puesto que se tendrá que nombrar un delegado general quien se haga cargo de actividades de control y gestión en la empresa con el fin de alcanzar los objetivos generales especificados.
Antes de profundizar acerca del tema es esencial analizar de manera desglosado el término de delegación como el proceso que permite conferir a un colaborador el encargo de realizar una tarea, concediéndole la autoridad y libertad necesaria pero conservando siempre la responsabilidad final por resultado. Esta es necesaria para un funcionamiento ágil y eficaz de una empresa, al tiempo que es factor de motivación para los trabajadores, que se sienten parte de la empresa, implicándose más activamente en la consecución de los objetivos marcados.
El delegar eficazmente permitirá asignar el trabajo adecuado al nivel de responsabilidad adecuada. Esto beneficiara tanto a usted como los miembros del equipo, pues recibir una tarea nueva mejora los conocimientos del que la asume. Además, asegura que el trabajo se efectué a tiempo y por la persona que tiene la experiencia o el interés en el tema. Cuándo usted delega, asigna a otro miembro de su equipo no solamente tarea, sin no además el poder y la autoridad para efectuarlas. Por lo que podemos decir que la Delegación de Funciones, está relacionada con la planificación y organización y por otra parte con el liderazgo, motivación, control, y resultado de desempeño, para el mejoramiento continúo.
Podrían definirse cuatro posibles estrategias de liderazgo de personas: guiar, motivar, instruir y delegar. Esta última es de fundamental importancia porque implica un “win-win”, a través de la cual ganan tanto el líder como la persona en quien se delega. La delegación significa conferir responsabilidades y asignar autoridad a una persona para llevar a cabo determinadas actividades. Implica acompañar en el trabajo que se delega, ayudar a corregir los errores y realizar un seguimiento. En todo el proceso de delegación, para que la misma sea exitosa, es fundamental transmitir confianza a quien se le encomiendan las actividades. En todas las compañías existen tareas operativas y fáciles de aprender que no requieren demasiado control, esas son las más fáciles de delegar. Para establecer los diferentes niveles de actividades a delegar, se podría armar una matriz de análisis donde, a menor dificultad y menor valor agregado de la tarea, más fácil resultará delegarla. Como contrapartida, cuanto más compleja y estratégica sea la tarea, será más difícil de delegar.
La delegación puede ser vista de alguna manera como un instrumento de motivación. Muchas veces se buscan incentivos externos para que las personas mejoren su rendimiento. La motivación implica descubrir y apelar a los valores e intereses de las personas para que ellas se “hagan dueñas” de lo que se les encomienda. Así, una adecuada delegación a personas que están dispuestas a aceptar esa autoridad y responsabilidad, puede funcionar como un factor motivador que haga el contenido del trabajo de las personas más atractivo, que signifique un modo de desarrollo y crecimiento profesional, entre otros.
Uno de los principales temores del líder a la hora de delegar es el temor a “perder el control”. La mejor manera de superarlo es entendiendo que, con una adecuada elección de las tareas que se “entregan”, el líder está en condiciones de afrontar nuevos desafíos y utilizar su tiempo de manera más eficiente. Además, es importante destacar
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