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Política de empleo permanente “sin garantías”


Enviado por   •  4 de Octubre de 2012  •  7.166 Palabras (29 Páginas)  •  812 Visitas

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Política de empleo permanente “sin garantías”

“Significado de esta política

La política de empleo permanente ha sido aplicada y difundida por las grandes empresas japonesas. Esta política asegura a los trabajadores el empleo vitalicio o “de por vida”, es decir, hasta que concluya su vida activa. Las empresas que han aplicado en otros países una política similar han tenido dificultades para sostenerla, de ahí que se haya optado por una política diferenciada: el empleo permanente “sin garantías”.

El empleo “de por vida” es importante para que el vínculo de lealtad empresa-empleado sea realmente fuerte. Una organización que trata por todos los medios de sostener a su gente y que lucha con ellos para salir adelante, logra establecer una relación muy duradera en el largo plazo y un compromiso real del trabajador.

El empleo de por vida sin garantías consiste en asegurar el empleo durante la vida activa del trabajador, pero a condición de que éste se adapte al sistema organizacional, haga un esfuerzo permanente por capacitarse y entregue su mejor esfuerzo para el logro de los resultados.

En la práctica el empleo de por vida sin garantías no constituye un contrato distinto al normal en sus aspectos formales, ya que la empresa no renuncia a ningún derecho legal. La importancia de esta política está dada por su enunciado al más alto nivel y el respeto de la misma en la práctica. Lo anterior no deja duda al personal de que la política es algo real y que opera plenamente. Numerosas compañías en Estados Unidos están trabajando con esta política de empleo de por vida sin garantías, entre otras razones por la alta inversión que realizan en el personal, como es el caso de compañías como Federal Express, Saturn y Toyota.

El manual de Toyota para los miembros de equipos señala que el empleo de por vida es la meta de la compañía y que, mientras la empresa sea rentable, los puestos estarán seguros y recibirán un salario justo. El presidente en Estados Unidos de Toyota señala que ellos contratan personas que duren 30 ó 40 años o el resto de su vida laboral en la empresa, por lo que cada decisión de contratación es superior a un millón de dólares, entre salarios y capacitación, lo que implica especial atención a este proceso a fin de captar y retener gente idónea.

Para sostener la política de empleo “de por vida” las empresas recurren a algunas de las prácticas descritas en las empresas japonesas. Entre éstas las dos más importantes son el despedir a los trabajadores temporales y sacrificar una parte de las compensaciones al personal.

La realidad sobre el empleo permanente

Para muchas empresas una política de empleo permanente como la aplicada en corporaciones japonesas provoca serias dudas, no solo por las inevitables crisis que pueden hacer difícil sostenerla, sino que también por los temores a que el personal se aproveche de esta especie de inmunidad. Cuatro son las dudas y temores más frecuentes que los ejecutivos occidentales tienen respecto a la política de empleo permanente, las cuales analizamos a continuación.

La seguridad crea actitudes de conformismo. La inseguridad del empleo ha sido utilizada por la empresa como un “motivador” para que el empleado entregue su mayor esfuerzo, al fin de conservar su fuente de ingresos. Esto ha hecho que se relaciones la alta seguridad que da un empleo permanente, con actitudes de conformismo y de mínimo esfuerzo. Los directivos del sector público de América Latina y otras regiones constatan frecuentemente el vínculo estrecho entre la seguridad del puesto de que gozan en general los empleados y la baja productividad de las instituciones.

Sin embargo, las empresas japonesas han demostrado que la seguridad en el empleo puede compatibilizar con la alta productividad, especialmente por la lealtad y el compromiso que engendra. Para que esta práctica funcione bien, la empresa debe diseñar sistemas que orienten esta energía hacia la eficiencia y eficacia organizacional. En las empresas con empleo permanente no hay especio para el trabajo mediocre.

La política de empleo permanente no habría podido sostenerse durante tantas décadas en Japón si no se hubiesen logrado altos niveles de productividad. De hecho las empresas japonesas que han penetrado con mayor éxito en los mercados internacionales, creando una gran inestabilidad a las empresas occidentales, son las que con mayor fuerza sostienen esta política de empleo “de por vida”.

La relación entre empleo permanente y productividad no es directa ni exclusiva. El empleo permanente constituye una base sólida para edificar con éxito una serie de prácticas administrativas orientadas hacia una alta productividad, pero cuando el clima organizacional y las prácticas administrativas no están orientadas a aprovechar la energía de las personas hacia altos resultados, entonces el empleo permanente no produce efectos positivos. Esto explica los resultados diferenciados del empleo permanente en organizaciones asiáticas y occidentales.

El empleo permanente no es posible durante una crisis. Para los países occidentales es incomprensible esta práctica en época de crisis y han pronosticado varias veces el fin de la misma.

Business Week anunció en 1978 el “final del trabajo de por vida”. En 1983 esta misma publicación volvió a anunciar jubilosamente que “el empleo de por vida quizás esté dando sus últimos estertores”.

Sin embargo, esta política que data desde la Segunda Guerra, de acuerdo a un extenso estudio del Instituto Japonés del Trabajo, se ha difundido cada vez más. Lo que está bastante claro es que la política de empleo “de por vida” en Japón responde a un consenso social, en que interviene el gobierno y el sector empresarial.

¿Qué hacen las empresas japonesas para sostener en épocas de crisis la política de empleo permanente? Para comprender esta política es necesario considerar que no todos los trabajadores gozan de esta garantía, sino solamente los trabajadores hombres y contratados como empleados regulares. La mujer en Japón se mantiene en posición de desventaja en varios campos, como es el caso del empleo y del acceso a la educación superior, donde apenas el 12% de los estudiantes de posgrado son mujeres y el 25% de los de grado universitario, porcentaje este último que representa la mitad de los índices alcanzados por América Latina.

Un estudio del Instituto Japonés del Trabajo muestra que las empresas de mil o más empleados tienen al menos un 73% de empleados regulares, pero las pequeñas sólo tienen un 20% o menos, que son los que gozan del empleo “de

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