QUIEN PAGA MI CAFE
Enviado por josees • 30 de Septiembre de 2013 • 454 Palabras (2 Páginas) • 393 Visitas
¿Quién paga tu Café? Starbucks
Extrañamente no es el olor a cafe el que atrae a sus clientes y es parte del exito de Starbucks, (por si no lo saben Mcdonalds usa su olor a papas fritas con un ventilador al exterior para atraer clientes, Marketing de Guerrilla). Starbucks y sus locales decorados con color tierra, sus sillones comodos y su ambiente buena onda con el que te atienden, son parte de una estrategia que lo ha llevado al triunfo y a la vez venderte un cafe un 100% más caro que otro lugar. Aqui en santiago se ha masificado y tomado cada vez más fuerza, y si a la vez vemos esta cafeteria fuera del país nos ocurre un tipo de nacionalidad y cercania al ver un establecimiento que sigue sus politicas igualmente en todo el mundo, es casi como un McDonalds en donde te sientes en casa, es perfecto para turistas extranjeros y a nosotros cuando estamos afuera.
Aquí les presento un ejemplo de Tomas.. "Pese a todo, este establecimiento con aire acondicionado, cercano a la universidad y al centro de la ciudad, estaba medio lleno, sobre todo de turistas. Una pareja estadounidense tomaba a sorbos dos cafés helados y escudriñaba su guía turística. Un trío de chicos y chicas, también norteamericanos, entró para pedir unos frappuccinos y se marchó con ellos. Dos o tres personas más entraron y salieron. Sentada en el medio, una pareja británica de aspecto cansado se quejaba del calor."
“Es tan brillante, tan moderno y tan racional como McDonald’s”.
En la cafetería de la esquina, un café vale algo más de 800 pesos. En cambio Starbucks con sus elevados precios lo convierte en una especie de escenario, un lugar donde alardear del éxito personal o, al menos, hacer gala de la aspiración de éxito. Los consumidores que están dentro de los locales esperan que las personas que pasan por la calle y miran un Starbucks, piensen que sólo gente con dinero puede permitirse el lujo de pagar una cantidad de plata excesiva por un café. Así que cuando los clientes piden los gigantescos cafés y dulces, demuestran que pueden hacerlo como un estadounidense y que tienen dinero para consumir algo inútil.
Al final, los que van son los del medio, los C1 y C2. Vestidos con sus polos de Lacoste van Starbucks. Toman sus frappuccinos, se imaginan a sí mismos como miembros modernos de una élite de consumidores bien informada, global y cosmopolita, pero a medida que los establecimientos se multiplican, también se insertan cómodamente dentro de la mayoría. Ésa es la magia de la marca, la magia del consumo, que te deja ser quien quieras ser. al final de todo uno necesita y quiere ser parte
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