¿QUÉ ES EL MARKETING?

Marketing (por Tania Rodríguez)

Marketing, la primera vez que escuché esa palabra, lo primero que se me vino a la cabeza era algo parecido a una maqueta, de esas con palitos de madera y cartón piedra, un poco (o quizá mucho) de silicona líquida y cola fría, papel de colores, plastilina, témpera y todos aquellos materiales que ayudan a construir y decorar una pequeña creación, que al final miras con orgullo como a un hijo propio.

Y bueno, al final, me sentía un poco tonta escuchando la aclaración del profesor de Marketing acerca de aquel concepto, no tenía nada que ver con lo que yo creía que podía ser. El marketing es investigación, comprensión, reflexión y otras muchas palabras terminadas en “ión”. La verdad, siendo muy sincera conmigo misma, aún no he podido responder sin demorarme por lo menos quince a veinte segundos a la pregunta “¿Qué es marketing?”, si bien, lo comprendo, la cantidad de representaciones y definiciones que he anotado en mi cuaderno, cada una igual o diferente a la anterior algo te hacen dudar con respecto a qué debería escribir, y sí, ya se me ocurrió. Profesor, directamente a usted, no crea que me la voy a pasar escribiendo de ésta forma todo el ensayo, ¡no!, solamente lo hago porque estoy sentada justo al frente de usted y me da miedo que crea que no sé qué escribir. En fin, comencemos.

Entiendo, que el marketing se encarga del análisis del mercado completo, girando en torno a un producto o un servicio, se investiga sobre los atributos de éste, su entorno, la o las competencias, su participación en el mercado, su crecimiento, los consumidores, los posibles consumidores, incluso aquellos que no lo consumen. Todo esto para saber dónde, por qué, cuándo y cómo producir, posicionar, reposicionar o eliminar un producto o servicio del mercado. Pero momento, no sólo hablamos de marketing cuando hablamos de un producto o servicio, también podemos hacer marketing para una persona, una idea, un lugar. A pesar que marketing, para mi es sinónimo de vender algo, la idea de vender una persona o una idea, al principio, me desconcertaba un poco, sonaba muy frío y quizá “poco ético”. Vender a una persona no se refería a la “trata de blancas” o alguna transacción de esa índole, si no que vender la imagen que esa persona reflejaba para los demás seres humanos. Si era una persona de la que se podía fiar, si era un mentiroso o un asesino (mentirosa o asesina igual, no soy feminista). Aquella vía, aquel trabajo que significaba formar esa imagen, de eso y todo se encarga finalmente el marketing; y lo mismo para la venta de ideas, ¿Se podía vender algo así? O sea, una persona es tangible, mucho más razonable aunque tétrico, poder creer que se podían vender pero ¿cómo una idea? No la veo, no la toco, pero la puedo sentir y puedo creer en ella… y ahí estaba la respuesta, hacer que alguien crea y sienta tu idea, que la viva, por ejemplo, una ideología política o religiosa, cosa difícil, sí, pero como me repiten muy a menudo por estos lados, “si lo vendes bien, te lo compran” y es tan cierto que a veces creo que puedo vender cualquier cosa.

Pero sigamos…

El marketing se encarga de identificar alguna las necesidades presentes en el consumidor, busca la manera más óptima, el medio más adecuado y el qué para satisfacerlas. No está de más resaltar que el marketing no crea las necesidades,

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