Reflexión crítica de la publicidad en nuestra sociedad actual

                                 REFLEXIÓN CRÍTICA ARGUMENTADA:

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¿Alguien puede todavía pensar que podemos ser ajenos a la publicidad? ¿Puede alguien creer que nosotros, rodeados de comunicación, podemos actuar como si la publicidad no formara parte de nuestras vidas?

Sinceramente, creo que si alguien lo siguiera creyendo, se estaría engañando a sí mismo. ¿Por qué? Muy fácil; actualmente vivimos rodeados de comunicación y, en pleno siglo XXI, ésta ha tomado diferentes y diversas formas, haciendo que algo como el whatsapp y las diversas redes sociales se pongan al nivel de una conversación cara a cara. Por tanto vivimos en un frenesí continúo de información, la cual de una manera u otra recibimos aunque no queramos. Es por ello que dada la cantidad de información a la que nos enfrentamos día a día, parece prácticamente imposible que una persona pueda vivir ajena a ella y por tanto ajena a la publicidad, ya que la publicidad es comunicación.

Dada esta breve introducción, hace falta aclarar que las costumbres culturales del siglo en el que vivimos incrementan o alimentan la función de la publicidad, ya que pasamos bastante, e incluso me atrevería a decir demasiado tiempo frente a la televisión, la radio, el móvil, etc. Internet juega un papel importantísimo ya que es uno de los factores que hacen que pasemos tanto tiempo delante de una pantalla. Dicho esto, es lógico pensar que la publicidad puede llegarnos de una manera mucho más fácil, lo cual hace de la televisión, el ordenador, la radio e Internet, medios que ayudan a difundirla.

Históricamente, el papel de la publicidad y de un publicista ha sido realizar campañas mediante las cuales consigan persuadir a un consumidor, reflejar la realidad junto con sus valores tal y como es.

Pero últimamente esta afirmación está poniéndose en duda, ya que cada vez más la publicidad intenta esconder los valores que anulan el objeto que están intentando vender, y enfatizan valores de la sociedad acordes con el producto en cuestión. Podemos llegar a pensar que los publicistas pueden, por así decirlo modificar los valores que quieren que la gente recuerde de la sociedad en la que vive, uniéndolos a unos objetos materiales que cobran una importancia enorme. Un ejemplo muy sencillo de anuncios que elogian el hedonismo, la posición social y la admiración por parte del resto, pueden  ser los de teléfonos móviles. La publicidad tiene el problema de que no vende únicamente objetos materiales, sino que junto a ellos vende valores que afectan a la sociedad. Si dejamos que la publicidad manipule esos valores a su libre conveniencia, el resultado podría ser devastador para la sociedad. Es aquí donde juega un papel importantísimo el consumidor, ya que es él quien decide no comprar aquellos productos que venden valores contrarios a los suyos y de manera poco ética.  

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