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Resumen Libro Liderazgo


Enviado por   •  23 de Octubre de 2015  •  Resumen  •  2.426 Palabras (10 Páginas)  •  321 Visitas

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Introducción

Luis Huete es licenciado en Derecho, MBA por IESE Business School y doctor por la Universidad de Boston. Su tesis doctoral fue premiada por el Decisión Science Intitution como la mejor finalizada en EE.UU. en 1988. Es profesor del IESE desde 1982 y dirigió su MBA entre 1988 y 1991. Ha dado clases en Harvard Business School (Boston), ESMT (Berlín), Thunderbird (Ginebra), ISEM (Madrid) y San Telmo (Sevilla), entre otros.

Según el autor, en su libro “Construye tu sueño”, parte de un principio donde todo ser humano, es responsable tanto en el propio progreso individual, como puede serlo para mejorar su capacidad de influir positivamente en el progreso de los demás. Esto dice que es posible porque todo ser humano nace con tres recursos extremadamente valiosos, que son: inteligencia, emociones y voluntad. Y según Huete los logros que alcancemos como individuos y como seres sociales dependen de nuestra capacidad para gestionar esos tres recursos anteriormente mencionados. Por lo tanto, como todos poseemos esos recursos, en lugar de incurrir en pretextos para justificar ante otros o ante uno mismo los errores cometidos o problemas enfrentados, es necesario saber tomar mejores decisiones y estar en capacidad de asumir la responsabilidad de dichas decisiones, sabiendo que los errores siempre van a ocurrir y que es mucho lo que de estos se puede aprender.

Por tanto este libro se basa en la creencia que acabo de mencionar anteriormente sobre la responsabilidad de cada individuo de su propio progreso, donde Huete construye una serie de modelos donde expone sus teorías que les permitirán al lector  identificar sus fortalezas y debilidades y donde da recomendaciones en diferentes casos para que cada individuo deje de soñar su vida y comience a vivir sus sueños.

Desarrollo

ARMONIA ENTRE LOS OPUESTOS.

Para construir nuestros propios sueños tenemos que conocernos muy bien a nosotros mismos ya que antes de preguntarnos que queremos en la vida, debemos conocer la respuesta a la pregunta de quienes somos nosotros mismos. Puede aparentar fácil porque probablemente digamos: “Quien no me podría conocer mejor a mi que yo mismo?”. Pues eso no es así de sencillo, porque hay muchos defectos sobre nuestro carácter, nuestro comportamiento, nuestras acciones, que hacen que nosotros mismos no podamos verlos precisamente porque no notamos esos defectos o errores viéndolos desde nuestro propio punto de vista. Seria un poco como si le hiciéramos arbitrar un juego de futbol a un referee que sea hincha de uno de los dos equipos que juegan: por mas imparcial que intente ser, si un jugador de su equipo favorito hace una falta de expulsión, el arbitro muy probablemente no lo va a expulsar o, en ocasiones, podría ser que ni siquiera vería la falta. Así que Huete hizo una matriz  sencilla para definir el tipo de mentalidad o sensibilidad de una persona, ubicándola en un plano cartesiano en el que se cruzan dos ejes: “datos/conceptos” en el horizontal y “cercano/lejano” en el vertical.

Para poder ubicar a alguien en la matriz es necesario comenzar por escuchar la calidez de su discurso y determinar si apela constantemente a enfoques de tipo racional, refiriéndose a hechos o datos demostrables, o si se inclina mas hacia un discurso emocional, aludiendo a ideas, conceptos o modelos indemostrables. No obstante cada persona en sus discursos cuotidianos pueda entremezclar las diferentes tendencias mencionadas anteriormente, si se escucha de manera atenta cada persona tiende en acentuar un poco mas uno de los dos estilos, según sea su enfoque.

El siguiente paso consiste en observar si la persona pone mas énfasis en las cosas “cercanas”, como su casa, los asuntos concretos y su intimidad personal, o si por el contrario tiende a hablar de lo “lejano”, como lo que sucede en el mundo, en la economía o en la política. (Todo lo que se esta mencionando y lo que se va a mencionar se puede aplicar tanto a los demás como a uno mismo). Los primeros son mas reflexivos y tienden a hablar poco, mientras que los segundos son mas extrovertidos y tienden a hablar mucho.

Al cruzar estos dos ejes surge una matriz que define cuatro personalidades diferentes. Los de mentalidad anglosajona, en el cuadrante superior izquierdo, con una aproximación racional hacia la vida e interesados en lo global y distante, son muy dados a la estrategia, al análisis del entorno, a los negocios que involucran operaciones complejas y a la competencia. Este tipo de personas tienden a ser ambiciosas, buenas organizadoras, individualistas y dominantes, al tiempo que eluden el conflicto, evitan hablar de sus propios sentimientos y son propensas a utilizar medios innobles para alcanzar sus propias metas.

En el cuadrante superior derecho están los de mentalidad latina: se trata de personas que están igualmente preocupadas por lo global, pero lo asumen desde una perspectiva menos estructurada y mas pasional. Tienden a ser creativas, simpáticas y abiertas al cambio, al tiempo que se ven inclinadas al desorden, la superficialidad y la exageración. Se trata de personalidad seductora pero inconstante, influyentes pero excesivamente preocupadas por la opinión de los demás y el reconocimiento ajeno.

En la parte inferior derecha se encuentran los de mentalidad asiática, que privilegian igualmente lo emocional o intangible sobre lo racional o concreto. Les gustan las relaciones intimas, las redes de confianza, el trabajo en equipo, la familia y la tradición. Tienden a establecer buenas relaciones laborales y puentes de intimidad con otras personas. Pero al mismo tiempo, adolecen en ocasiones de una tendencia a ceder fácilmente sus propios intereses y de la incapacidad de enfrentarse a otras personas en conflictos agresivos. Son, en general, personas humildes, obedientes, pacíficas y flexibles.

Por ultimo, en el cuadrante inferior izquierdo se ubican los de mentalidad germánica, que son quienes conjugan la reflexión intima con la racionalidad. A estas personas les gusta lo cuantificable, el orden, la sistematización y son organizados, analíticos y capaces de resolver problemas prácticos. Sin embargo, suelen ser rígidos, poco abiertos al cambio y a la innovación y les cuesta trabajo realizar varias tareas al mismo tiempo. En general son personas conservadoras que valoran la estabilidad y la existencia de regulaciones claras. A este grupo suelen pertenecer los científicos, informáticos y auditores.

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