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Enviado por Morabet • 10 de Abril de 2014 • 1.204 Palabras (5 Páginas) • 291 Visitas
El sistema capitalista está bajo asedio. En
los últimos años, las empresas han sido
vistas cada vez más como una causa
importante de los problemas sociales, ambientales
y económicos. Hay una percepción
muy amplia de que las compañías prosperan
a costa del resto de la comunidad.
Peor aun, mientras más las empresas han
comenzado a adoptar la responsabilidad corporativa,
más se las ha culpado por las fallas
de la sociedad. La legitimidad de las empresas
ha caído a niveles inéditos en la historia reciente.
Esta pérdida de confianza en las compañías
lleva a que los líderes políticos tomen
medidas que socavan la competitividad y minan
el crecimiento económico. Las empresas
están atrapadas en un círculo vicioso.
Buena parte del problema se halla en las
mismas compañías, las que siguen entrampadas
en un enfoque anticuado de la creación de
valor que ha surgido a lo largo de las décadas
pasadas. Siguen teniendo una visión estrecha
de la creación de valor, optimizando el desempeño
financiero de corto plazo dentro de una
burbuja mientras pasan por alto las necesidades
más importantes de los clientes e ignoran
las influencias más amplias que determinan
su éxito en el largo plazo. ¿Cómo explicar, si
no, que pasaran por alto el bienestar de sus
clientes, la depredación de los recursos naturales
vitales para sus negocios, la viabilidad de
sus proveedores clave o las penurias económicas
de las comunidades donde producen
y venden? ¿Cómo explicar, si no, que las empresas
creyeran que limitarse a cambiar ciertas
actividades a países con sueldos cada vez
más bajos era una “solución” sustentable para
los desafíos competitivos? Los gobiernos y la
sociedad civil a menudo han exacerbado el
problema al tratar de abordar las debilidades
sociales a costa de las empresas. Los presuntos
trade-offs entre la eficiencia económica y
el progreso social han sido institucionalizados
por décadas de políticas públicas.
Las empresas deben asumir el liderazgo
para volver a unir los negocios con la sociedad.
Ya hay empresas más avanzadas y
pensadores líderes que reconocen esta necesidad,
y ya están emergiendo elementos
promisorios de un nuevo modelo. Pero todavía
falta un marco general para guiar estos
esfuerzos y la mayoría de las empresas sigue
pegada en la mentalidad de la “responsabilidad
social” donde los problemas sociales están
en la periferia, no en el centro.
La solución está en el principio del valor
compartido, que involucra crear valor económico
de una manera que también cree valor
para la sociedad al abordar sus necesidades y
desafíos. Las empresas deben reconectar su
éxito de negocios con el progreso social. El valor
compartido no es responsabilidad social ni
filantropía y ni siquiera sustentabilidad, sino
una nueva forma de éxito económico. No está
en el margen de lo que hacen las empresas,
sino en el centro. Creemos que puede iniciar
la próxima gran transformación en el pensamiento
de negocios.
Un creciente número de empresas conocidas
por ser muy rigurosas en sus negocios
una limitación a una empresa que ya está maximizando
sus utilidades, dice la teoría, inevitablemente
suben los costos y se reducen esas utilidades.
Un concepto relacionado, y con la misma conclusión,
es la noción de externalidad. Las externalidades
surgen cuando las firmas crean costos sociales de
los que no se hacen cargo, como la contaminación.
Entonces, la sociedad debe imponer impuestos, regulaciones
y sanciones para que las firmas “internalicen”
estas externalidades, una creencia que influye
en muchas políticas gubernamentales.
Esta perspectiva también ha moldeado las estrategias
de las propias empresas, las que por mucho
tiempo han excluido las consideraciones sociales y
ambientales de sus razonamientos económicos. Las
empresas han tomado el contexto mayor en el que
operan como algo dado y se han resistido a los estándares
regulatorios por considerarlos siempre contrarios
a sus intereses. La resolución de los problemas
sociales ha sido cedida a los gobiernos y las ONG.
Los programas de responsabilidad social corporativa
–una reacción a la presión externa– han surgido
principalmente para mejorar las reputaciones de
las firmas y son tratados como un gasto necesario.
Cualquier paso más allá es considerado por muchos
como un uso irresponsable del dinero de los accionistas.
Por su parte, muchas veces los gobiernos han
regulado de una manera que dificulta el valor compartido.
Implícitamente, ambos lados han asumido
que la contraparte es un obstáculo en la búsqueda de
sus objetivos y han actuado en
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