Supervisión Y Supervisores: Un Modelo Conceptual Para La Efectividad Organizacional.
Enviado por Vladimir • 26 de Noviembre de 2012 • 3.719 Palabras (15 Páginas) • 1.044 Visitas
Supervisión y supervisores: un modelo conceptual para la efectividad organizacional.
Autor. Lic. Vladimir Deléyade Estrada Portales, MSc.
Profesor. Consultor Gerencial y Académico. Comunicador y Articulista.
¿Qué es Supervisión?
El término mismo nos da una noción bastante precisa de su alcance: visión superior. El supervisado espera de quien lo supervisa una visión superior a la suya (y una acción consistente con ella) acerca de las funciones y actividades que desarrolla. La organización espera del supervisor una visión superior a la de los supervisados por él (y una acción consistente con ella), que asegure la mejora del desempeño de estos y la obtención de resultados consistentes con las metas trazadas. Ahora bien: la superioridad de la visión esperada del Supervisor no es solamente de índole jerárquica, o sea, no sólo se vincula con el poder que otorga un puesto de mayor rango.
El Supervisor debe ofrecer esa visión superior (y una acción consistente con ella), porque:
Debe conocer a fondo y estar más y mejor preparado técnicamente para el desempeño de las funciones de sus supervisados, que el mejor de estos.
Debe estar tan motivado o más para un desempeño exitoso y efectivo, que el más motivado de sus supervisados.
Debe poder crear y ofrecer un espacio de trabajo motivador y de interacción humana enriquecedora, que propicie la integración productiva de los supervisados al equipo y la organización en que laboran.
Debe ser capaz de detectar, siempre y por diversas vías, las deficiencias y dificultades en el desempeño de sus supervisados.
Debe ser capaz de ofrecer soluciones a los problemas de desempeño de sus supervisados (o incluso mejor, estimular la creación, adopción e implementación de soluciones propias por parte de ellos) y acompañarlos constructivamente en su puesta en práctica.
Debe ser capaz de entrenar a sus supervisados en las diferentes tareas que desarrollan, para lograr un desempeño superior.
Debe ser capaz de identificar el potencial de desarrollo y desempeño superior en cada uno de sus supervisados, estimularlos y prepararlos para la expresión práctica de ese potencial.
Debe ser capaz de evaluar de forma diagnóstica, valorativa y desarrolladora el desempeño de todos y cada uno de sus supervisados, de forma continua y sistemática.
Debe ser capaz de comunicar de manera clara, precisa y constructiva, todo lo que sea importante para proveer a sus supervisados la información oportuna y completa y la mejor educación laboral posible.
Debe ser capaz de propiciar y asegurar en sus supervisados la motivación laboral, la asunción de responsabilidades, la necesidad de la mejora continua, la proactividad, la adaptabilidad a los cambios y la capacidad de reacción y respuesta positiva e innovadora ante estos.
Debe ser capaz de premiar/castigar, estimular y promover en función de los resultados que alcancen sus supervisados.
De todo esto surgen algunos elementos esenciales a destacar y ampliar:
La supervisión es una función eminentemente gerencial. Quien supervisa es, en la práctica, el administrador del desempeño de un grupo de personas supervisadas por él, aunque su nombramiento formal diga otra cosa. Los documentos no siempre definen las realidades. Y en muchos casos, las realidades van más allá de los documentos.
La supervisión es una responsabilidad ineludible de todo aquel que dirige personas y responde por sus resultados. Sea cual sea la denominación de un cargo directivo y el nivel en que se halla, los resultados a lograr dependen necesariamente de la actuación de otras personas que son subordinados jerárquicos del titular del cargo. Por ende, el único modo efectivo de poder incidir sobre la calidad de estos resultados y su mejora continua es supervisar de modo efectivo la actividad de los mismos. Si usted desea resultados, debe asegurar que se obtengan. Y para ello, tiene que supervisar con efectividad. Es imposible de otro modo.
La supervisión es una función educativa, de desarrollo humano y profesional. Dado lo que se espera de un supervisor, es claro que este debe incidir directamente sobre el desempeño laboral de sus supervisados y trabajar por su mejora continua. Ahora bien: siendo el desempeño, como lo es, un sistema complejo de aplicación a la realidad, por parte de una persona o grupo, de sus conocimientos, habilidades, capacidades, actitudes y motivaciones, expresados a través de conductas, con base en determinados valores, y que produce unos resultados (Estrada, 2006), resultaría imposible actuar sobre este, como producto directo de la actividad de un empleado, sin incidir e impactar sobre el ser humano que dicho empleado es, y sin trabajar para cambiar lo que se requiera en esa persona en términos de conocimientos, habilidades, capacidades, valores, actitudes y comportamientos, lo cual se reflejará posteriormente en sus resultados laborales (desempeño). Sobre todo ello se profundiza más adelante.
La supervisión requiere la combinación de los enfoques estratégico, sistémico y de procesos. Dado el amplio diapasón de valores, motivos, competencias, actitudes, comportamientos y resultados posibles en los supervisados, así como los diferentes horizontes abarcados y pretendidos al definir con cada uno de ellos los objetivos de desempeño a corto, mediano y largo plazos y dar seguimiento al trabajo por su logro; y también, por supuesto, la necesidad de supervisar tal como funcionamos los seres humanos (o sea, integrando nociones dialécticamente contradictorias y complementarias como: abstracto-concreto, simple-complejo, individual-colectivo y general-particular), se hace necesario aprender, aprehender, entender, asumir y practicar la supervisión como un sistema de acciones, que aportan entre todas resultados superiores a cada una por separado (con todas las implicaciones del enfoque sistémico), orientadas a la materialización de un estado deseado futuro con base en prioridades de acción y aplicación de recursos, y partiendo de una realidad presente y los retos que ella implica (aplicando así el enfoque estratégico), y desarrollar secuencialmente las acciones de supervisión de modo que se puedan ir mejorando los resultados en función de las etapas que se van venciendo, a partir de los insumos que cada etapa aporta a la siguiente y las nuevas demandas de preparación y desempeño en cada una (en lo cual se aprecia el enfoque de procesos).
La supervisión es una función de autoexigencia constante y creciente. Resulta imposible mantenerse al nivel exigido por una supervisión de altos estándares, sin estar constantemente
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