Tarzán, el hijo de los tejados
Enviado por dfgdgdfg • 26 de Septiembre de 2013 • Informe • 2.071 Palabras (9 Páginas) • 523 Visitas
2 ídolos donde iba a nadar: el doctor Renato y Ebezener. Éste último preguntó quiñen lo quería acompañar a ir a nadar hasta el muelle del Puerto que queaba lejor. Zezé acepta el desafío junto a su compañero Lelé. Pero Ebezener grita ¡Melón! Los 3 corrieron a un barco diferente. Zezé se negó a bajar y se quedó allí mientras los otros se iban. Ya se estaba haciendo de noche y tenía mucho miedo. De pronto vino el doctor Renato en un bote a remos y lo buscó y lo llevó nuevamente a la superficie. El niño le cuenta a Fayolle que estaba muy preocupado.
A Zezé, en su casa, lo hicieron mandar de internado y para él era un paraíso.
A todos los daban 3 galletas duras como rocas en el colegio. Se las guardaban en el bolsillo y luego de que el Hermano Luis caminaba 15 minutos para ver si todos estaban dormidos, estallaba la guerra. Un ir y venir de galletas. Obviamente lo culparon a Zezé pero no lo castigaron y uno de los Hermanos dio una charla general. No se tomó medida alguna.
Capítulo 5: “Tarzán, el hijo de los tejados”
Zezé le pide al Hermano Luis su hora de estudio para leer los libros prohibidos de su casa, como lo de José de Alentar que escribe sobre la selva como nadie. Le dice que sí porque Zezé ya tenía todo bien planificado.
El Hermano Luis se llama, en realidad, Waldemar.
Al leer tantos libros, Zezé se colgaba de todos lados como Tarzán (se ganó ese apodo). Se colgaba hasta de techos y de la campana de la Catedral. Lo retaban mucho y también amenazaban por esto.
En el colegio inventaron la “guerra de las toallas” (pero no fue Zezé), la cual consistía en pegarle a alguien con la toalla mientras se distraía. Nadie se animaba a hacérselo a Arnobio, un alumno muy musculoso. Zezé se animó y Arnobio lo salió a correr por todos lados. Luego de una larga persecución, al final Zezé se encontró con el Hermano Esteban (“Frankestein”). Le dijo que iba a tener un castigo muy severo.
El Hermano Luis lo llevó a “aquella funestan sala de mesas colocadas en círculo”. Le dijeron su castigo y le preguntaron algunas cosas.
TERCERA PARTE: “Mi sapo - cururú”
Capítulo 1: “La casa nueva, el garaje y doña Sevéruba”
Zezé y su flia se mudaron de casa, a una casona enorme en Petrópolis, Natal.
El perro Tulu se recuperó y corría como cualquier perro que nunca había sido atropellado.
En el garaje de la nueva casa, Zezé encuentra una pila de neumáticos desinflados y un inflador. Se propuso que todos los días inflaría neumáticos y así haría ejercicio.
Adán le puso nombre a la bomba: “doña Celeste”. Zezé llamó “doña Maneca” al garaje.
Las cosas mejoraban con su padre. Incluso tuvieron una corta conversación.
Zezé le enseñó a Tulu a caminar sobre la pared.
Los vecinos de la izquierda eran un matrimonio con una hija y del otro lado vivía una inglesa con un carácter horrible, llamada “doña Sevéruba”. Es muy egoísta. En su patio posee muchas guayabas rojas y Zezé robó algunas. Las robó con una punta y un clavo, una por una.
A Zezé le gustaban mucho los circos. Imaginaba que participaba en uno con trapecios y muchas otras cosas.
El árbol de Zezé se llamaba “doña Gustava” y el perro de doña Sevéruba se llamaba León.
Zezé miraba con impaciencia a su vecina que no arrancaba el mamón ya maduro. Entonces, a la noche se escapó y lo robó. Al día siguiente doña Sevéruba estaba muy enojada, furiosa. De noche Zezé se comió el mamón.
La “Vocecita” (conciencia) lo incitó a que deje las cáscaras en el patio de la vecina y así armaría un gran lío. Adán no lo pudo convencer de lo contrario pero de todas maneras nadie se enteró que él fue el culpable.
Capítulo 2: “El bosque de Manuel Machado”
Maurice, Fayolle y Adán estaban disconformes con la idea de que Zezé trabaje en un circo por lo que decidió desistir de esa idea.
La vocecita acarreó a Zezé hacia el bosque de Manuel Machado que “lo atraía como un imán”. Fue (incluso cuando ya era de noche) varias veces. Además, le habló acerca de las almas de otro mundo y de volverse una de ellas. Lo hizo hacer que parezca que hay un alma en el bosque, gimiendo muy feo.
Todos comentaban los gemidos oídos. Todos tenían miedo. Fayolle tiene sospechas de Zezé y éste le miente negando su culpabilidad.
Una noche, Dadada descubre a Zezé en el bosque y se da cuenta de que él había hecho todo. Fue la última noche porque Dadada le hizo jurar que nunca más lo haría.
Capítulo 3: “Mi corazón se llamaba Adán”
Maurice estaba muy ocupado y no tenía mucho tiempo para ir a ver a Zezé.
De pronto, una noche se aparece Adán fuera del corazón de Zezé, debajo de la cama y con una valija. Se va a ir porque su misión ya se cumplió: Zezé ahora es un niño decidido y sin miedos. Aprendió a defenderse. Zezé se entristece mucho. Se va a ir a algún lugar que Zezé no conozca, para que nunca lo pueda hallar.
Cuando se va, parecía todo un sueño. Zezé se despierta agitado, pero no había sido un sueño. Llega Maurice y Zezé le cuenta todo lo sucedido. Maurice además le dice que se irá cuando Zezé descubra el amor, y para eso le dice que falta bastante todavía.
Capítulo 4: “Amor”
Zezé tiene casi 15 años y ese mismo año terminaba el bachillerato y se iba a Río.
Zezé se enamora de Dolores, su vecina. Era blanca, de ojos castaños, con los cabellos rizados y rubios. La amaba. Su padre trabajaba en el Banco de Brasil y lo trasladarían a Fortaleza, por lo que ella se quedaría solo unos días más y luego partiría hacia Ceará.
Zezé le propone a Dadada que planche en el garaje y que si, mientras él estaba con Dolores, venía su madre, ella avise cantando.
A Dolores le gustaba Clark Gable (un artista que no se parecía en nada a Zezé) y para vengarse Zezé le dijo que a él le gustaba Kay Francis (una artista elegante, pero muy vieja).
Zezé llama a su hermana “Piraña” porque es muy mala. Ella odia a Dolores, la critica mucho.
Cuando pasa el tranvía,
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