Tecnica Scamper

Imaginemos que somos un fabricante de tornillos y tuercas. Nuestro negocio no va mal, pero lo que queremos es introducir en el mercado un nuevo producto, aunque como no estamos seguros de cuál sería el producto ideal, hemos de partir de aquello en lo que estamos especializados. En este caso, si aplicásemos la técnica Scamper, un posible análisis sería el siguiente:

Sustituir: ¿Qué tal si utilizamos nuevos materiales para introducirnos en nuevos nichos de mercado? Podríamos pensar en fibra de carbono, nuevos plásticos, incluso cristal.

Combinar: Podríamos pensar en cómo se podrían integrar nuestros dos productos para crear uno nuevo. Quizás, podamos pensar en comercializar tornillos y arandelas de forma conjunta, o hacer lo mismo combinando tuercas y llaves en una única confección.

Adaptar: ¿Qué clase de tornillos estamos vendiendo? Por ejemplo, a lo mejor sólo vendemos tornillos con cabeza de estrella pero percibimos que cada vez más ciertos componentes utilizan tornillos con otro tipo de cabezas.

Modificar: Puede que estemos acostumbrados a fabricar tornillos destinados al mercado de la carpintería. ¿Qué tal si empezamos a producir tornillos para relojes, o tornillos de colores destinados a otro tipo de industria?

Utilizar para otros usos: Hasta ahora hemos producido tornillos para atornillar, pero podemos pensar que también pueden utilizarse como bisagras o incluso como pequeños ejes para componentes internos. Tenemos la materia prima, no nos limitemos a la hora de producir.

Eliminar: Definitivamente, con los tornillos estamos obteniendo muchos beneficio y de hecho, gracias a esta técnica o el emplo de otra, hemos sabido diversificar mucho nuestro producto e introducirnos en nuevos mercados. Sin embargo, las tuercas no acaban de funcionar. ¿Y si las eliminamos y nos centramos exclusivamente en los tornillos?

Reordenar: ¿Qué pasaría si de pronto percibimos que los usuarios domésticos han dejado de utilizar tuercas y tornillos? ¿Nos adaptamos? ¿Nos resignamos a esta realidad? ¿Abandonamos el mercado doméstico? ¿Introducimos un producto “sin clavos” destinado a tal mercado? ¿Ignoramos el problema?

Como hemos visto, la técnica Scamper nos ayuda a definir nuevos productos, adaptando los que ya tenemos. Muchas de las ideas que surjan de esta técnica puede que no nos sirvan o que incluso siendo buenas no sean factibles. Sin embargo, no las desechemos sin más, pues pueden ser un buen punto de partida para un nuevo producto.

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