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FETOS DE LLAMA, LATIFUNDIOS Y LA BLUE CHIP NÚMERO UNO

En países como Bolivia, Perú, Ecuador y Guatemala existen una gran cantidad de habitantes amerindios.

En Bolivia, los amerindios prefieren que se refieran a ellos como campesinos o mestizos y no como indios. La desigualdad de oportunidades para indígenas, genera que indios se dediquen al terrorismo en búsqueda de lograr cambios para el futuro de sus hijos. Desde la perspectiva indígena, los blancos son ricos y corruptos, mientras que los líderes indígenas poseen una sensación de orgullo, propiedad, identidad y libido comercial. La mayoría de ellos no pueden satisfacer sus necesidades básicas y son marginados (65%). Sin embargo, en Bolivia se convierten en blancos todos los que poseen fortuna, ejercen influencia y ocupan cargos elevados. Un mestizo o un indio rico, aunque tenga piel oscura, se considera a sí mismo blanco. La minoría de blancos de Bolivia disfruta de una riqueza y un estatus desproporcionado.

Aunque la globalización ha beneficiado de cierto modo a la mayoría indígena, al darle la oportunidad de que vendedores amerindios puedan vender más fetos de animal o más coca cola si es que aprovechan el creciente turismo y aprenden un poco de inglés, se ha intensificado la disparidad de riqueza de Bolivia, centrándose en las ciudades más importantes, mientras que, las zonas rurales siguen estancadas en una pobreza abyecta.

Estas situaciones son una muestra clara de la mezcla racial y de inmigración que se produjo, y la cual ha generado la complejidad étnica característica de Latinoamérica. En esta región del mundo la sociedad es fundamentalmente pigmentocrática, donde se establecen diferencias sociales por criterios raciales. A partir de esta mezcla racial surgió un sistema injusto conocido como la sociedad de castas donde los individuos están clasificados por el color de su piel. Incluso los intelectuales afirmaban que el indio nunca podría ser más que una máquina. De esta manera se reafirmaba el menosprecio hacia el indio y muchas de las mujeres indias preferían mezclarse con españoles, tener hijos mestizos para evitar un futuro sombrío y torturas contra sus hijos.

Actualmente estas diferencias no han variado del todo tras los procesos de independencia. Aún se puede afirmar que en países latinoamericanos las minorías de piel blanca controlan el mercado. La riqueza de los blancos adopta dos formas muy distintas: la antigua riqueza española, arraigada en el sistema de plantación; y la riqueza inmigrante, que a menudo refleja una enorme iniciativa empresarial. En primer lugar, los españoles, con el fin de afianzar su poderío, decidieron destruir todo el sistema cultural incaico e implantaron sus propias tradiciones. Aunque, hoy en día, este sistema latifundista ha sido desmantelado en gran parte en países como Bolivia, México y Perú a diferencia de otros países latinoamericanos. En segundo lugar, otra manifestación de dominio blanco procede de las energías emprendedoras de grupos inmigrantes recientes.

La presencia de estas poblaciones inmigrantes es importante porque han acabado con el tradicional dominio económico de las viejas oligarquías de terratenientes de sangre española, aunque no se ha modificado la realidad pigmentocrática de Latinoamérica. Estos nuevos grupos de inmigrantes han pasado a formar parte de la minoría blanca, la que controla la riqueza de casi toda la nación. Aunque en países como Argentina, Uruguay y Chile, no existen estas minorías dominantes del mercado, en Brasil, una minoría de piel blanca controla el poder político y económico

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