Violencia a la inversa

Violencia a la inversa

Por: Mónica López

Cuando de violencia de género se habla siempre se tiende a relacionar con las mujeres. En una sociedad donde se siguen imponiendo ideales ligados al machismo, se violenta a ambos géneros, poniendo a la mujer como el sexo débil, forzando así al hombre a ser “El Macho”. Aquel ser imposibilitado de quebrarse, mostrar sus sentimientos, llorar, relucir aquello que nos hace humanos, nuestra parte indefensa.

Es lamentable que en general sean las mujeres quienes sufren de agresiones físicas y verbales, en su gran mayoría por parte de sus compañeros sentimentales. Sin embargo, aunque es menos visible existen casos en los que son ellas las que ejercen este tipo de violencia. Poco se sabe de estos casos, ya que es común que al salir a la luz pública el afectado se convierta en sujeto de burla.

La manera cómo relacionamos cada rol de la sociedad hace que esta situación se invisibilice, ya que denunciar estos hechos en una sociedad patriarcal va directamente ligado a la virilidad. Aunque de cada 100 denuncias que llegan a las Comisarías de Familia o Inspecciones de Policía del departamento, solo ocho corresponden a hombres, según cifras de Medicina Legal, el año pasado, 42 hombres murieron y 6.898 fueron heridos por cuenta de su pareja o expareja.

La violencia afecta tanto a mujeres como a hombres, pero su impacto y reconocimiento varía según el sexo de la víctima. No obstante, aunque sean más los casos de hombres violentamente activos, no se puede recaer en una forma de discriminación, dando más legitimidad al testimonio de una mujer sin valorar todos los argumentos sobre la mesa. Ya que esto, contradice las políticas públicas sobre igualdad, derechos y ciudadanía.

Como mujer me aterra que en pleno siglo XXI se siga violentando a una mujer, pero más allá de ser misóginas, tenemos que ser conscientes que lo que se debe lograr es una equidad, donde se reconozca a cada ser humano por lo que es, sin imponer estereotipos y siempre respetando.

...