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Área de Economía Institucional: Introducción a la economía


Enviado por   •  16 de Febrero de 2016  •  Resumen  •  7.536 Palabras (31 Páginas)  •  246 Visitas

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Universidad Autónoma Metropolitana Campus Iztapalapa

Introducción a la Economía

Notas de Curso

Alejandro Toledo Patiño

Jorge Hernández Gutiérrez

Área de Economía Institucional

Departamento de Economía

División de Ciencias Sociales y Humanidades

Capítulo I

¿Qué es “la economía”?

  1. Antecedentes; 2. Orígenes: mercado, capitalismo y estado; 3. Sistema económico; 4. Macroeconomía y microeconomía.

  1. Antecedentes

        Las primeras reflexiones en torno a aspectos de lo que hoy se suele denominar con la palabra economía se remontan, en el mundo occidental, a textos de los pueblos judío y griego. En La Biblia, por ejemplo, se aborda el tema del préstamo de dinero a interés desde el punto de vista ético considerándolo una práctica negativa para la comunidad étnico-religiosa (Johnson   ). En Aristóteles, a su vez, se encuentra el origen de la palabra “economía” (oikonomus), referida al manejo de los gastos e ingresos del hogar,  comprendida dentro del estudio de la conducta humana, tanto a nivel del individuo (ética) como de la comunidad (política). La acumulación de riqueza era vista como una falsa fuente de felicidad individual y bajo la idea de la justicia, considerada la más importante de las virtudes de la Polis, se encontraba la distribución justa de los bienes y las ganancias (Reale y Antiseri, T.I.; p. 184).

        Cabe hacer notar que mucho antes de descubrirse como homo economicus el ser humano se imaginó a sí mismo como parte de un plan divino en la historia, en la visión judeo-cristiana, o se reconoció como un “animal político” (zoon politikon), en el pensamiento griego. La filosofía de la historia y la filosofía políticas anteceden en miles de años al pensamiento económico.

  1. Orígenes: mercado, capitalismo y estado

        Las actividades de recolección, caza, elaboración de pieles y herramientas  existen desde los albores de la humanidad (      ); el comercio existe desde la existencia de excedentes regulares de productos debido a la invención de la agricultura y la revolución neolítica (13 000 a.c. Diamond; Mandel. T. I): la producción,  la compra y venta de personas y objetos de todo tipo, el uso del dinero, el comercio a distancia, la usura, la acumulación de riquezas, etcétera.  Pero la “economía” como cuerpo de pensamiento propio, diferenciado de la ética y de la filosofía política surgió apenas a fines de la Edad Media e inicios del mundo moderno. Su nacimiento como disciplina social estuvo estrechamente asociado a un conjunto de nuevos fenómenos económicos, políticos y culturales que tuvieron lugar principalmente en el noroeste europeo a lo largo de los siglos XV-XVIII y que se engloban en la larga transición del régimen feudal al sistema económico capitalista.

        Estos procesos son, básicamente, los cuatro siguientes: 1) la propagación y generalización de relaciones mercantiles en el campo y los burgos (ciudades); 2) la difusión del trabajo asalariado y la desaparición de las relaciones de servidumbre y vasallaje; 3) la formación de  naciones, “países”; 4) el surgimiento de un mercado mundial y el embrión de una economía internacional.

        Las relaciones económicas mercantiles significan que la producción y el consumo de bienes están mediados, son posibles, por el intercambio,  es decir por la compra (dinero que adquiere un bien - DxB) y la venta (bien que se intercambia por dinero -BxD) en un acto que es simultáneo entre dos personas.

        Las relaciones de venta y compra (BxD y DxB) existieron desde las primeras civilizaciones ya sea en la Media Luna, el Nilo, el Yang Tse y el Huang Ho, pero lo hicieron de manera delimitada, sin abarcar la mayoría de los bienes producidos por las propias comunidades y pueblos, o bien desarrollándose en los intersticios de sociedades que comerciaban productos con otras regiones, como los fenicios, dedicados al negocio de comprar para vender –DxB y BxD´, donde D´es > D, D´=D+d-  a través del Mar Mediterráneo o como ocurrió también en el caso de las comunidades judías en la diáspora.

        Al comercio en general se le atribuye la cualidad de haber conectado pueblos, difundido ideas y experiencias, dado lugar a la invención del dinero, la contabilidad y el alfabeto, así como haber impulsado descubrimientos geográficos y provocar guerras y conquistas. Sin embargo, pese a su importancia histórica y trascendencia civilizatoria, las relaciones mercantiles permanecieron subordinadas durante milenios a las relaciones de esclavitud, servidumbre y tradición, que mediaban la producción, la distribución y el disfrute de los bienes en pueblos, comunidades, reinos e imperios de los cinco continentes habitados. Los bienes se producían para el autoconsumo por parte de personas y familias dedicadas a las labores del campo o se adquirían mediante el tributo colectivo, o bien a través del pago de una renta en productos o en trabajo ya fuera por los individuos o por las comunidades.

        De las tres grandes formas de organizar socialmente la producción de bienes conocidas por el ser humano, a saber, la tradición comunitaria, la autoridad centralizada y el sistema de mercado, este último comenzó a convertirse en la forma dominante apenas en los últimos dos siglos, en tanto que las otras dos formas lo fueron durante milenios (Heilbroner, T. I     ).

        Frente a los sistemas basados en la autoridad o y en la tradición, el mecanismo del mercado como forma de organización social de “lo económico” se caracteriza por su flexibilidad y dinamismo.

        La propagación de las relaciones de mercado se extendió hasta un punto en el que dio lugar a un cambio fundamental en las propias relaciones de producción: la contratación de mano de obra a cambio del pago de un salario. El factor trabajo ya no se adquirirá vía la coerción política, el mandato religioso o la tradición familia, la tribu y la comunidad, sino mediante un pago en dinero. Surgen así la mercancía fuerza de trabajo y el mercado laboral, hechos ambos que requieren de la libre movilidad del factor trabajo, es decir de la existencia de trabajadores libres de jure y de facto. De este modo es que surgió el capitalismo, sistema económico cuya característica central es la compra y venta de mano de obra.  

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