Adolescencia y Desarrollo Psicológico

Teorías Estructurantes

Estructuración del Aparato Psíquico

Alrededor del año 1.900 surge una teoría que revoluciona los parámetros establecidos hasta entonces en el campo de la salud mental. Sigmund Freud con su texto La interpretación de los sueños, viene a romper la estructura de una sociedad victoriana, considerando a los sueños como una realización de deseos inconscientes; con esto nos dice que no somos conscientes de todos nuestros actos, desde este momento se funda el Psicoanálisis como teoría.

A partir de las observaciones que el mismo vino realizando en su trabajo con el fenómeno de la histeria, determina que las primeras experiencias infantiles dejan huellas que perduraran por el resto de nuestra existencia, evidenciándose en casos pocos afortunados con una serie de síntomas que en un primer momento se manifiestan en el cuerpo o por medio de pensamientos obsesivos. Pues al nacer el niño se encuentra con su primer objeto de amor, su madre, y estableciendo este primer contacto, surge su primera experiencia de satisfacción que marcará la ruta para que se instale el deseo (el mismo que perseguirá toda su vida, caracterizando al deseo como algo inalcanzable obligando al sujeto a su permanente búsqueda) surgiendo así su primer pensamiento, imagen, apareciendo la primera huella mnémica que fundará el aparato psíquico del infante.

Así sucesivamente se va estructurando este aparato psíquico producto de las nuevas experiencias que se presentaran continuamente siendo vivenciadas de modo particular por cada sujeto, instalándose en tres planos o instancias diferentes en lo que se denomina primera tópica:

Inconsciente: está constituido por contenidos reprimidos. Es atemporal, es decir que en este nivel coexisten diferentes ideas sin importar orden cronológico. Está regido por el principio de placer, la realidad o el deseo psíquico (interno) predomina sobre la realidad externa. No puede esperar para satisfacer su deseo.

Es la búsqueda del placer inmediato sin ninguna censura o prohibición. Dominado por el proceso primario el inconsciente funciona a través de dos mecanismos, es gracias a esto que pueden algunos contenidos emerger a la conciencia, a través del sueño, el chiste, los actos fallidos y los síntomas neuróticos.

A través de estos mecanismos que se denominan condensación y desplazamiento, los contenidos, ideas, deseos, conflictos que están ocultos en el inconsciente a través de la represión, sufren transformaciones, de ese modo “engañan” al nivel consciente y salen a la realidad. Con la función de desplazamiento, se sustituye una idea por otra.

El mecanismo de la condensación funciona mezclando todos los contenidos y presentándolos en una sola idea, pero al analizar hay varias ideas en una sola.

Preconsciente: Este nivel se encuentra más cercano a la consciencia, está formado por un contenido que alcanza el estado consciente pero no puede permanecer en este todo el tiempo, por lo que se guarda en la memoria de forma voluntaria o involuntaria, pudiendo recurrir al mismo de forma sencilla.

Consciente: Aquí se encuentra el contenido inmediato, lo que está presente en nuestra mente en este momento. A diferencia del inconsciente, este se encuentra regido por el principio de realidad por lo que hay presencia del tiempo y la realidad misma, se adecua a las leyes de la lógica por lo tanto no admite la contradicción entre deseos, sino que se someten postergando su realización.

Una vez establecida esta diferenciación, vamos a centrarnos en lo que según esta teoría moviliza nuestras acciones, es decir lo que mueve este deseo y es precisamente lo que Freud denomina PULSION.

En un primer momento con el establecimiento de esta primera tópica, divide a las pulsiones en dos:

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• Las pulsiones de auto conservación, están determinadas por el principio de realidad y pretenden conservar la vida del individuo. Es decir, apuntan a su supervivencia.

• Las pulsiones sexuales, están determinadas por el principio del placer y se apuntalan sobre las anteriores. Se caracterizan por ser numerosas, pues brotan de múltiples fuentes orgánicas, y por ser independientes al principio, ya que buscan el placer de órgano, y recién después se sintetizan para entrar al servicio de la reproducción.

Luego de un largo trabajo y ante la insistencia de los síntomas que volvían a resurgir, sumado a la aparición de neurosis de guerra en su texto “Más allá del principio del placer” 1920 este dualismo pulsional pierde sentido, pues no explicaba por qué a pesar del sufrimiento padecido hay acciones que siguen repitiéndose por parte de los enfermos o en las neurosis de guerra como al volver continuaban soñando (hasta aquí el sueño era una realización de deseos) con situaciones vividas en el campo de batalla.

Propone para la resolución de estas cuestiones una modificación a la teoría pulsional uniendo las pulsiones de autoconservación y sexuales bajo el termino PULSIÓN DE VIDA (Eros) y agrega a la PULSIÓN DE MUERTE (Thanatos).

Modificado esto transforma el punto de vista tópico, por lo que aparecen Ello, Yo y Súper Yo:

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Fuente: https://goo.gl/0ra9Ud

La capacidad simbólica y representativa del ser humano: Construcción del Pensamiento.

Cuando iniciamos nuestra lectura dejamos en evidencia la importancia de generar un vínculo estable y funcional al desarrollo del niño, cuestión sobre la cual volveremos constantemente y reafirmando lo ya establecido.

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