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Análisis del estudio de caso sobre El pequeño Hans


Enviado por   •  3 de Marzo de 2016  •  Ensayo  •  1.672 Palabras (7 Páginas)  •  728 Visitas

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TABLA DE CONTENIDO

Introducción………………………………………………………………. 3

Análisis Filológico………………………………………………………. 4

Conclusión…………………………………………………………………8

Referencias………………………………………………………………  9

Anexos……………………………………………………………………10


INTRODUCCION

El presente trabajo consiste en un análisis del estudio de caso sobre El pequeño Hans, uno de los personajes que Freud considera importantes,  el asunto de la fobia y la neurosis de las que tanto él hacía mención en su teoría,  así como la forma de hacer terapia, será tema importante en éste trabajo para poder legitimar una vez más de la capacidad intelectual de Freud.

Aunque el caso de Hans tiene más de cien años en el que Freud lo publica, este  trabajo resalta la importancia para que las teorías de la vida sexual infantil y la trascendencia de los temas psicoanalíticos tratados aquí, sirvan también para futuros terapeutas. También se trata de retomar algunos aportes para enfatizar la gran coincidencia entre lo que ocurría en el caso de Hans y las teorías planteadas por Freud.


ANALISIS FILOLOGICO

El Pequeño Hans llama a la lectura de un caso exclusivo que Freud conceptualiza a partir de los estudios que hiciera Max Graf  quien fuera realmente el analista de Herbert Graf  quien resulta ser  el Pequeño Hans,  Max era aparte de analista  político y músico entre otras profesiones que hacían de él un hombre  extraordinario, era también analista freudiano que compartía plenamente el método de Freud y que pertenecía al círculo de amigos de Freud, su creencia en su metodología, lo ayuda a utilizarlo en el problema que tenía su hijo y que luego comparte con Freud (Cosentino, 2009).

Sin embargo, es de saber que durante la lectura de tan increíble caso, Freud no le cuestiona, por el contrario, la bitácora que el padre del pequeño Hans muestra a Freud, y a quien le pide que le permita publicar, deja a Freud perplejo, ya que Freud (1909) menciona que  nadie pudo hacerlo mejor, inclusive que ninguna otra persona pudo haber hecho que el pequeño Hans confesara tantas cosas, como se pudiera notar en una contra transferencia muy bien hecha, la impresión que causa Freud con las notas de su amigo es que aparte del análisis y tratamiento que utiliza el padre, la puesta en escena de la terapia psicoanalítica, hizo un excelente trabajo con su hijo, (Freud, 1909).

Un caso singular entre todos los que Freud logró recopilar y que hoy por hoy  se suma a uno de los más conocidos del psicoanálisis, luego de todo el proceso terapéutico que llevó el pequeño Hans en manos de su propio padre, resulta que no solo resulta un éxito la terapia, sino que, él no recordaba su fobia ni la terapia.

“En 1907, ese goce ajeno en el inicio de su fobia, el pequeño Hans “no ha conseguido aún domarlo con sus palabras”. Freud apremia al analista -es decir, a su padre- para que diga las palabras que lo calmarán. “Y como nosotros contamos, según Lacan, con el propio testimonio del pequeño Hans, nos enteramos que han conseguido liberarlo perfectamente de su fantasía, de manera que él no recuerda incluso haber sido el pequeño Hans” (Cosentino, 2009, pág. 171).

Todo el paso de la relación terapeuta y paciente que Freud siempre refiere, queda un poco de lado porque él asume el rol de supervisor del caso, contrario a otros casos muy conocidos también, demostrando como siempre separando la relación a los derechos y razones de cada paciente y que no era el estilo propio de él, y creo que esta relación que mantiene en forma indirecta con el paciente a través de su padre, lo hace manteniendo distancia cuando aparecen los problemas de la cura en sí (Freud, 1909).

Dentro de este estudio filológico, encuentro que la madre del pequeño Hans fue paciente de Freud y se deduce una relación de conocimiento hacia la madre, también porque conocía al padre y escuchaba su tratamiento hacia al hijo y luego conoce en persona al pequeño (Consentino, 2009).

En cuanto al proceso terapéutico que estoy realizando para el curso, este caso concuerda perfectamente en el caso particular de la situación de quien era el terapeuta y quien es el supervisor, porque se da precisamente una comunicación que pone a prueba la conversación que existe entre mi paciente y yo, mi supervisor que debe seguir paso a paso el hilo del diálogo monitoreando las respuestas que le daré al paciente, utilizando el silencio y la palabra.

El caso del pequeño Hans es de interés de Freud por la eficacia terapéutica que este tiene en el análisis que se efectúa, y trata también unir los resultados de la terapia con los conceptos ya realizados por Freud, la manera en que sigue el caso y se preocupa por desarrollar esos conceptos con las intervenciones que se dan, también le da oportunidad de pulir de alguna manera su propio método, uniendo los pasos importantes para  el diagnóstico final como lo es la introducción extensa que hace en referencia al caso, un historial clínico y terapéutico y un epicrisis de todo el caso, esta división hace un perfecto ejemplo a seguir para el estudio del caso que personalmente llevo (Freud, 1909).

La presentación del caso de Hans teje perfectamente la historia, la intervención del padre que es quien utiliza el método de Freud para aplicarlo él mismo al lado de la supervisión de Freud y sus propias elaboraciones teóricas demostrando que no puede dividirse la teoría de la práctica y mucho menos olvidar que el tratamiento tiene éxito en la medida en que el terapeuta escuche y no hable, tal y como se estudió en el psicoanálisis sobre la forma de hacer terapia.

El interés de Freud en el caso especialmente en la búsqueda del resultado del análisis, siguiendo siempre el camino que lo caracteriza a él descubrir “el síntoma”, lo hace a través  de la comunicación que tiene semanal con el padre de Hans se lee en el libro: que  “La mejoría tras el primer esclarecimiento no fue tan completa como yo acaso la presenté” (Freud, 1909, pág. 261) “Es verdad que Hans salió a pasear, pero sólo constreñido y con gran angustia…. Le queda un resto que ya no se exterioriza en miedo, sino en una pulsión normal de preguntar”. (Freud, 1909, pág. 82).

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