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Análisis-dinámico Discapacidades


Enviado por   •  20 de Mayo de 2017  •  Apuntes  •  5.211 Palabras (21 Páginas)  •  206 Visitas

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Introducción

Freud, no dudó en la buscar el origen de la patología en la sexualidad infantil del "hombre de las ratas" y centrándose en eso trató de descubrir la etiología de la neurosis obsesiva. Es bastante interesante y fundamental para descubrir el funcionamiento del inconsciente.

 La neurosis obsesiva es difícil de interpretar, aun para los psicoanalistas y profesionales expertos con años de experiencia y con decenas de casos atendidos. Podríamos decir que uno de los mayores problemas en el análisis de un caso de neurosis obsesiva es la relación con las ideas del sujeto. De cualquier modo, nosotros podemos vincular expresiones del discurso con ideas que pueden ser erróneas. Esto es algo que no demuestra que el poseer la teoría nos es suficiente para atender un caso, la experiencia es lo que verdaderamente nos hace profesionales, no es sólo ganar conocimiento y mejorar mediante la práctica, sino que también nos brindan la oportunidad de equivocarnos. Siendo estudiantes podemos equivocarnos, cuando seamos profesionales “no” debe ser posible.

En referencia a lo anterior, sería lógico pensar que se necesitaría analizar varias veces este mismo caso, y la verdad es que pensar esto es acertado. El ritual del obsesivo, las ideas neuróticas, la destrucción del otro, el deseo imposible. Este es caso rico en postulados y posee un discurso digno de analizar hasta el cansancio. Bibliografía 

Formulación del problema:

Paciente de 29 años se presenta en consulta manifestando padecer representaciones obsesivas desde la infancia, con una peculiar intensidad desde hace cuatro años. El contenido principal de su dolencia era el temor de que les sucediera algo a las dos personas a las que más quería: su madre y su mujer amada, padece de impulsos obsesivos, como cortarse la garganta, se imponía prohibiciones, se sometía a castigos a causa de los sentimientos de culpa y reproche que le ocasionaban sus pensamientos. La lucha contra sus ideas obsesivas hizo que se retrasara en su carrera. De todos los tratamientos que había probado solo le había ayudado el tratamiento de las aguas el cual no tuvo mayor éxito. A causa de este conoció a la mujer con la que experimento su primer coito. Sentía asco por las prostitutas. Siendo su vida sexual muy limitada, el onanismo jugó un pequeño papel en diversas etapas de su vida, este no era constante. El paciente daba la impresión de ser un hombre de inteligencia despejada y penetrante. Tuvo su primer coito a los 26 años, acude a consulta luego de haber leído la obra “Psicopatología de la vida cotidiana” del eminente psicoanalista Sigmund Freud.

Historia personal:

 Cuando el paciente era pequeño, más o menos cuando su hermana enfermó (3 o 4 años), ubica un suceso que la  madre le había relatado en ocasiones. Debía haber hecho algo enojoso, por lo cual el padre le pegó; el sujeto fue presa de una terrible ira e insultaba todavía bajo los golpes del padre, pero como en aquel entonces no conocía palabras insultantes, recurrió a todos los nombres de objetos que se le iban ocurriendo y decía “¡Eh tú lámpara, pañuelo, plato!”. El padre sorprendido, cesó los golpes y expresó “¡este chico será un gran hombre o un gran criminal!”. Al parecer, la impresión de tal escena tuvo un efecto duradero, pues el padre no volvió a pegarle jamás, también en el paciente dejó su huella, pues durante toda su vida tuvo una angustia terrible a los golpes.

A los 4 o 5 años (aunque el recuerdo completo se tiene a los 6) recuerda una escena en su cuarto con la señorita Peter, una joven y muy bella gobernanta que tenían en casa. Una velada ella yacía sobre el sofá  ligeramente vestida mientras leía; el paciente estaba recostado junto a ella y le pidió permiso para deslizarse bajo su falda. La gobernanta lo permitió, siempre que Ernest no dijera nada a nadie. Ella tenía poca ropa encima, tocó su vientre y sus genitales que le parecieron curiosos; desde entonces refiere haberle quedado una curiosidad ardiente y atormentadora por ver el cuerpo femenino. Aguardaba con tensión el momento en que ella entrara desnuda al agua de los baños cuando aún le permitían acompañarla a ella y a sus hermanas al mismo tiempo, en esta etapa también  ocurre la muerte de hermana Katherine muy dolorosa para el sujeto.

A los 6 años había en casa otra señorita, Lina, también muy joven y bella que tenía abscesos en las nalgas y al anochecer solía estrujárselos. El paciente acechaba ese momento para saciar su curiosidad. El paciente solía dormir en la habitación de sus padres.

A esa misma edad padecía de erecciones, una vez acudió con su madre para quejarse. Por entonces tuvo que superar unos reparos, pues vislumbraba el nexo con sus representaciones y curiosidad; tuvo durante algún tiempo la idea enfermiza de que los padres sabrían sus pensamientos, lo cual se explicaba a sí mismo podría suceder por haberlos declarado sin oírlos él mismo. Él ubica en ese entonces el comienzo de su enfermedad. Había personas, muchachas, que le gustaban mucho y por quienes sentía un urgente deseo de verlas desnudas, pero a raíz de dicho deseo tenía un sentimiento ominoso, como si por fuerza habría de suceder “algo” (como que su padre moriría) si él lo pensaba, y debía hacer toda clase de cosas para impedirlo. El sujeto refiere haber tenido mociones sensuales mucho más intensas durante su infancia que durante la adolescencia.

Hacia los 7 años recuerda haber escuchado, junto con su hermano menor, una conversación entre la señorita Lina, la cocinera y otra muchacha. La señorita Lina decía “con el pequeño es claro que una lo podría hacer, pero Ernest es demasiado torpe, seguro no acertaría”. Aunque el paciente no entendió a qué se referían, si se percató del menosprecio y comenzó a llorar; Lina lo consoló. La describe como una mujer sin mayor inteligencia y con una gran necesidad sexual, no cree que ella haya hecho algo incorrecto con él, pero él se tomaba libertades con ella. Cuando Ernest se metía en la cama de Lina, la destapaba y la tocaba, lo cual ella consentía quieta. También relata haber tenido unas escopetas de juguete. En una ocasión cargó la suya y le dijo a su hermano que debía mirar dentro del caño pues vería algo ahí, cuando el hermano se acercó a mirar, Ernest disparó la escopeta, el tiró dio en la frente del hermano sin mayores consecuencias. El paciente recuerda haberse puesto “fuera de sí” al percatarse que su intención había sido causarle un grave daño, se preguntaba ¿cómo podía haber hecho eso?.

A los 8 años de edad Ernest inicia su instrucción escolar en el transcurso de esto conoce a una niña llamada Gisela de la cual se enamora.

A los 9 años el desea la muerte del padre de Gisela para llamar su atención y pensaba que de esa manera tendría mas cariño de parte de ella, ya que él se convertiría en la persona que la consolaría

A los 10 años el sujeto tuvo parasitosis la cual duro varios años y le causó prurito

A los 12 años de edad amaba a una niña, hermana de un amigo suyo. Niega haber querido verla desnuda como a otras mujeres, era aún muy chico para tener un amor sensual con ella. Sin embargo su amor no era correspondido como él esperaba; entonces tuvo una idea: ella le mostraría amor si a él le ocurría una desgracia, le apareció en la cabeza que podía ser la muerte de su padre, rechazó de inmediato dicha idea.

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