¿Cómo escuchar la música en los demás?
Enviado por Higaol • 8 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 1.168 Palabras (5 Páginas) • 268 Visitas
Entre Da Vinci y Baudet. ¿Cómo escuchar la música en los demás?
¿Qué podrían haber querido decir todos aquellos pensadores antiguos con “ser sí mismo”, tanto en relación con los demás como a ellos?, ¿cómo se entendía la identidad?, ¿de qué manera se manifiesta el carácter singular del individuo, durante su vida, y qué podía quedar de éste después de la muerte?
Mientras escuchaba La Traviata, pensaba en la música, en las sensaciones que nos generan y las emociones que nos despiertan. ¿A quién no le ha pasado eso de “sentir la música”? y va mi recuerdo hacia uno de mis libreros, recordando el título de un libro, escrito por Aaron Copland: Cómo escuchar la música, que se encontraba justo en medio de Da Vinci y Baudet, del primero es una biografía y del segundo se da un panorama social durante el colonialismo en México: México en los albores del discurso colonial.
Al tomar a Copland, mi mente vuelve a dar un giro y pienso en el ser humano, aquella unidad indivisible de cuerpo y alma que nos hace ser y estar en concordancia –o no- con los demás a través de las relaciones humanas que nos conceden la oportunidad de formar parte de la sociedad y, viene a mi mente la pregunta ¿cómo escuchar al otro?, ¿acaso no sucede lo mismo que con la música? Es decir, ¿acaso no nos despiertan emociones y sentimientos? Por supuesto que sí. Van entonces mis líneas en este sentido.
Antiguamente, siguiendo caminos distintos y bajo diferentes ópticas, se intentó acotar con la mayor precisión posible el problema de la identidad en relación al otro, de dilucidar sus implicaciones de considerar las diversas opciones que se abren ante quienes se plantearon comprender los procedimientos adoptados por cada cultura a la hora de dotar a la individualidad humana de cierto estatuto más o menos coherente y socialmente establecido, con sus contenidos y sus límites, con esos valores que acaso difieran atendiendo a la época o al lugar.
Cito a Copland (2002) para después regresar al tema:
¿Desde cuándo hay dificultades para escuchar la música? La música es para gozar de ella. ¿Por qué tendríamos que aprender o necesitar una guía de cómo escucharla? (…) La respuesta es sencilla. Escuchar la música es una capacidad que se adquiere por medio de la experiencia y aprendizaje. El conocimiento intensifica el goce.
Dentro de una sociedad de la confrontación, en una cultura de la vergüenza y del honor, de la competición en pos de la gloria –o del ego como prefiero llamarlo-, necesariamente ha de quedar poco espacio para el sentido del deber, máxime si se ignora la existencia de cada individuo expuesta de manera invariable a la mirada del otro. Es en el ojo de quien se tiene enfrente, en el espejo que éste supone, donde uno se construye la imagen de sí mismo. No puede existir, entonces, ninguna conciencia sobre la identidad sin ese otro en el que nos reflejamos y que se opone a nosotros.
El sí mismo y el otro, la identidad y la alteridad, van de la mano, constituyéndose recíprocamente”. (Vernant, 2001).
Entonces, ¿qué significado tienen las palabras individuo e individualismo? En Historia de la sexualidad, Michel Foucault (1995) distingue tres cosas diferentes que, pese a poder relacionarse, no parecen vinculados permanente ni necesariamente:
a) El lugar reconocido al individuo singular y a su grado de independencia en relación al grupo del cual forma parte y a las instituciones que le gobiernan,
b) El valor de la vida privada en relación con las actividades públicas,
c) La intensidad de las relaciones
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