Información y carne

Valeria María Olivo Cornejo

Información y carne

En su trabajo Fernando Villaamil escribe sobre las tecnologías de prevención del VIH cambian cuando son dirigidas a personas con VIH o a personas no infectadas. Por un lado: “al enfatizar una visión limitada del individuo como agente racional, [las tecnologías de prevención] acaban por reproducir una economía moral de protección frente a un otro peligroso en la que la elección de la pareja sexual adecuada se convierte en la medida de prevención más implícita e insistentemente promovida.” Pero cuando las intervenciones son dirigidas a personas con VIH el tratamiento moral de la cuestión se vuelve problemático al enfatizar una idea de culpa y de responsabilidad por el otro. El trabajo explora como las personas con VIH “transforman (o no)” estas tecnologías de prevención.

“En este caso, una tecnología que tiene como uno de sus ejes fundamentales la protección de uno mismo debe necesariamente cambiar sus valencias, y transformar el interés propio en desinterés, la responsabilidad sobre el propio cuerpo y sobre la propia salud en la responsabilización por el cuerpo y la salud de otro. “ Por esto la sexualidad de las personas con VIH esta situada en un espacio problemático en el que la persona se siente incapaz de tener una experiencia sexual sin caer en un problema moral de culpa en el que la responsabilidad por el otro recae completamente en la persona infectada. Como el autor comenta, en las tecnologías de prevención el individuo no infectado es siempre representado como una persona capaz de tomar una decisión sobre el riesgo de ser infectado. El caso contrario se considera un error. Esto refleja el hecho de que “los presupuestos ideológicos de la prevención hegemónica encuentran eco en ciertas formas de razonamiento moral que son consistentes con formas de gobierno neoliberal.” Lo que lleva a un estado de vigilancia “por la pareja, desde la institución médica, desde el ‘otro generalizado’ del discurso de prevención de asociaciones y autoridades, y sobre todo desde sí mismo” en el cual el individuo pierde su apetito sexual pues no se siente en control de su vida.

Es por esto que el espacio en el que una persona con VIH puede reconstruirse no existe y tiene que ser inventado. En las distintas entrevistas trascritas en el trabajo de Villaamil es posible entender los distintos modos en el que estos espacios se construyen y como estos mismos son construidos a partir del discurso hegemónico sobre la salud. Las características que se encuentran en las relaciones de individuos con VIH, como unos renuncian a las relaciones sexuales y como otros continúan viviendo su sexualidad y como conforman relaciones de protección, es ejemplo de cómo el uso de la información no es un proceso lineal puesto que: las estrategias de prevención realmente asumidas por los sujetos sociales han de ser comprendidas y analizadas desde la inserción de éstos en los conjuntos sociales que consideran significativos (Menéndez 2003; Mol 2008; Kippax 2012).

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