Jugar.Pero ¿Qué es jugar?
Enviado por Ana Amaral • 4 de Noviembre de 2015 • Monografía • 1.648 Palabras (7 Páginas) • 123 Visitas
IINTRODUCCION
Jugar. Jugar a la mama. Jugar a la cocinita. Jugar a la pelota. Jugar a las escondidas. Jugar solo. Jugar con otro. Jugamos cuando somos niños y cuando somos adultos. Jugamos con el cuerpo, con los objetos. Jugamos en patios y plazas. Jugamos en el espacio virtual que desde hace pocos años atrás nos brindó el desarrollo tecnológico.
Pero ¿Qué es jugar?
El juego es una actividad que vemos acontecer cotidianamente en niños y adultos con diferentes variantes que tienen que ver con las diferentes edades y contextos sociales. Y a pesar de estas variantes, es una actividad que sucede en todas las culturas alrededor del mundo. Parece que jugar es bastante importante. Y necesario.
Jugar no es perder el tiempo, como suele connotarse muchas veces en el habla cotidiana de los adultos: “dejá de jugar con eso”,”menos juego y mas trabajo”,”mi hijo va a la psicopedagoga y lo único que hacen es jugar””.
Nosotras, como estudiantes de Psicopedagogía, creemos que, tal como alude el título de un trabajo de Clemencia Baraldi, jugar es cosa seria.
También creemos, que las implicaciones que tiene el juego en la construcción del mundo subjetivo de cada ser humano hace necesario ampliar la representación que sugiere dicha actividad en el imaginario social.
A continuación, desarrollaremos tales implicaciones.
Ampliando la concepción del juego
Existen diferentes concepciones del juego desde diferentes teorías psicológicas y sus respectivos autores, que a pesar de las diferencias que puedan exhibir en dichas teorías, coinciden en la trascendental importancia de la actividad lúdica para el desarrollo de la subjetividad humana. .
El ser humano comienza a jugar, desde los inicios de su vida, cuando es un bebe.
Según la teoría de Jean Piaget (1896-1980), psicólogo suizo, el niño de apenas 1 mes ya es capaz de realizar actividades lúdicas.
Piaget ha dividido el desarrollo cognitivo del niño en estadíos o etapas sucesivas:
1) Sensorio-motor (0-24 meses); dividido a su vez en 6 sub-estadíos.
2) Pre-operatorio (2- 6,7 años).
3) Operaciones concretas (6,7 - 11,12 años).
4) Operaciones Formales.
A partir del primer mes el bebé ya se encuentra en el segundo sub-estadío del período Sensorio-motor, y aparecen los primeros juegos: chuparse el pulgar, mirarse las manos, jugar con la voz propia, que a la vez que se emite, se escucha. Situaciones como estas son las que dan inicio a la actividad lúdica, porque si bien se desencadenan por azar, el niño las consolida para luego reproducirlas por el placer que le produce hacerlo.
Es importante aclarar que para este autor, aquello que se pone en funcionamiento al jugar, tuvo que ser adquirido anteriormente, puesto que solo de esta manera la actividad del niño es placentera y por lo tanto, lúdica. De no ser así, no estaríamos hablando de “juego”, sino de una actividad en la que el niño debería poner en movimiento su estructura cognitiva, con un subyacente esfuerzo que le impediría percibirla como una acción placentera.
Entre los cuatro y ocho meses, la actividad del bebé se dirige a objetos del mundo exterior. Por ejemplo: mover juguetes que cuelgan de la cuna.
Luego aparece la intencionalidad, entre los ocho y los doce meses, junto con la capacidad de relacionar medios, fines, y obstáculos, lo que prepara al niño para reproducir, aproximadamente entre los 12 y 18 meses, no solo acciones sobre sí mismo o sobre algún objeto, sino también para reproducir esquemas de acción que pueden permitir intermediarios entre el niño y los objetos, y la introducción de variantes en dichos esquemas.
El juego deja de ser entonces una mera reproducción: con estas ritualizaciones, se prepara en el niño el terreno para los juegos simbólicos.
Estos juegos se distinguen de los anteriores a partir de la capacidad creciente en el niño de simbolizar lo que le permite identificar objetos que le remiten a imágenes mentales, por su parecido con ellas. El símbolo implica la representación de un objeto ausente.
Alrededor de los dos años, el niño tan solo “hace como si” estuviera realizando una de sus acciones cotidianas. Por ejemplo, hace como que duerme, hacer como que come, hacer como que escribe. Puede imitarse en sus propios actos o imitar a terceros. Estos son juegos simbólicos.
Más adelante la actividad lúdica se complejiza y el niño aplica sobre los objetos, esquemas simbólicos (hace dormir, hace comer, o escribir a otros objetos, por ejemplo).
En el período comprendido entre los cuatro y los siete años los juegos simbólicos comienzan a desaparecer. Las construcciones en el juego se hacen más ordenadas y coherentes porque la estructura del pensamiento va cambiando, dando lugar a secuencias lúdicas más extensas.
Este escenario da lugar a los juegos reglados, que el niño puede realizar por su capacidad de ponerse en lugar del otro y tomar en cuenta otros puntos de vista que sean diferentes del suyo. Esto posibilita el acuerdo de normativas respecto del juego, que se encuentran entre el punto de vista propio y el ajeno y dan lugar a la competencia.
Este tipo de juegos, a diferencia de los anteriores, subsisten y se desarrollan durante toda la vida, dado que el juego de reglas es la actividad lúdica del ser socializado.
Según la teoría psicoanalítica, impulsada por Sigmund Freud (1856-1939), medico y psicoanalista vienés, el juego ocupa un lugar de importancia vital para la construcción del individuo como sujeto.
Para S. Freud, el juego es
“una actividad simbólica que permite al niño renunciar a una satisfacción instintiva, haciendo activo lo sufrido pasivamente, cumpliendo una función elaborativa al posibilitar la ligazón de las excitaciones recibidas” (1)
Es decir, que el juego le permite al niño ligar cargas emocionales a determinadas actividades, haciendo activo lo pasivo, lo que le permite la descarga y la consecuente satisfacción.
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