MI HIJO EL CAMPEÓN
Enviado por bloque7 • 31 de Octubre de 2019 • Apuntes • 4.022 Palabras (17 Páginas) • 211 Visitas
MI HIJO EL CAMPEÓN
INTRODUCCIÓN
La paternidad se constituye día a día armando nuevas experiencias, y encontrando la manera de relacionarnos sin fijarnos muchas veces en estrategias previas sino creyendo simplemente el viejo método del ensayo y error. Porque todos los días se acierta, pero también se vaga. En el error se constituye el aprendizaje, hay un viejo dicho que dice: “aquel que deje de aprender ya no puede enseñar”. Es así, cuando pensamos que sabemos todo, chocamos contra la pared. Tal vez una de las enseñanzas de los padres a los hijos tiene que ver con mantener la cabeza abierta y no creer que las sabemos “todas” (recordemos a Sócrates: “sólo sé que no sé nada”)
Esto nos lleva a un error: “no quiero que mis hijos repitan mis errores…” como dicen los españoles “nadie escarmienta en cabeza ajena”. Hay un proceso de involucrarse con el error es propio de la ambición por aprehender la vida y adueñarse de ella. El hijo transita por los bordes del camino que transmiten los padres, nunca por el centro y ordenadamente. Y es lógico. El miedo al ridículo frente al error es propiedad de los adultos, que tratamos de explicar lo inexplicable en vez de decir “me equivoque”. Los niños y jóvenes se equivocan sanamente y sin conflicto. Los adultos les trasmitimos la relación conflictiva con el error. No está de más pensar en dejar que nuestros hijos puedan cometer algunos errores; obviamente no dejamos que se caigan sin ayudarlos a que se levanten o si advertimos que estos errores son peligrosos para ellos.
Ser padre es no querer ser otra cosa que eso. Es aceptar las limitaciones, el paso del tiempo sin conflicto y compartir con nuestros hijos los maravillosos momentos en que estamos juntos sin otra pretensión. Y es poder transmitir sin coerción aquellos valores y aquellas creencias sobre las cuales hemos armado nuestras vidas y nos gustaría poder compartir.
OBJETIVOS GENERALES
OBJETIVOS ESPECIFICOS
EL PADRE VIOLENTO EN EL FUTBOL (MAS COMUN DE LO QUE UNO CREE)
Los partidos de futbol amateur transcurren los días sábados, algunos por la mañana, otros al medio día y otros por la tarde.
Son pocos los clubes que tienen tribuna de cemento para que los padres, amigos, representantes periodistas y curiosos puedan asistir cómodamente a disfrutar del espectáculo.
Como todos sabemos el sábado es para muchos un día no laborable. Muchos padres lo esperan “toda” la semana para “descargar” las tensiones de la oficina o las angustias ocasionadas por la falta de trabajo (en su modalidad desocupado o sub-ocupado) y asisten apasionadamente como esas 200 personas que suelen estar.
Durante nuestros años de experiencia trabajando en el fútbol nos sucedieron variadas situaciones los días de competencia, desde que nos confundieran con periodistas por la hipótesis de las notas y apuntes que tomamos, pasando por observar grescas entre bandas, siguiendo por ser aniquilados por el sol durante 5 horas consecutivas u observar y escuchar las agresiones e insultos más increíbles sin vergüenza alguna.
Recordemos el ejemplo de un padre, jugador profesional frustrado (había llegado a la tercera del club como tantos otros) quien asistía “religiosamente” a cada partido en el que su hijo jugaba. Es más la excusa perfecta cuando el club no los lleva en micro es: yo te llevo” o “yo voy a buscarte” por eso mismo la referencia del libro de Marcelo “psicología del jugador de fútbol, con la cabeza hecha pelota” a que los padres preguntes a sus hijos si quieren que los acompañen o no.
El hecho era que este hombre constituía una fuerte inacabable de estrés, hostilidad y ansiedad y ansiedad para su hijo y los compañeros del mismo. Cuenta la leyenda que en el fútbol infantil se la pasaba insultando a su hijo con voces tales como: “mete”, “dale pendejo, corre”, “denostará que eres el mejor”, etc. Etc. Y todo esto en pleno partido.
Se agarraba del alambrado como un mono hambriento y era una máquina de gritar, agredir, “presionar” e insultar. Nadie lo podía parar. Es más, lo rodeaban y azuzaban un grupito de padres con características similares.
Beneficios del deporte en la infancia
El deporte en los niños una grandiosa oportunidad de desarrollo y maduración, no solo física sino también mental y emocional.
A través del deporte el niño logra:
*Desarrollo de las destrezas y aprendizaje de habilidades.
*desarrollo de la personalidad a través de la motivación para la competencia. Fortalecimiento de la autoestima en el respeto y la aceptación de si mismo, de sus fortalezas y debilidades.
*Desarrollo de habilidades sociales. Aprendizaje de su rol dentro de un equipo y reconocimiento del otro ya sea como compañero o rival.
*Aprender a aceptar un reglamento que es igual para todos y que lo lleva a aceptar posibilidades y límites.
*Desarrollo de los procesos de percepción, evaluación, decisión y acción. Todos estos necesarios en el proceso de formación y aprendizaje del gesto deportivo y su aplicación en las distintas situaciones del juego y competencia.
Todos estos beneficios no son automáticamente trasmitidos por la mera participación en el deporte sino que deben ser cuidadosamente planificados y reforzados por los adultos. Esto es posible cuando el entorno ya sea padres, maestros o entrenadores, respetan la natural maduración del niño, los intereses y las capacidades.
Cuando los padres o el entrenador están movidos por otros intereses como” Mi hijo el campeón” (buscar el triunfo a cualquier precio, porque ganar no es lo más importante sino lo “único”), los tiempos y la evolución natural se aceleran y aparecen las presiones o los dobles mensajes (que explicamos a continuación).
Se presiona a un chico cuando se le exige más de lo que puede dar. Por ejemplo, cuando dice que está cansado y el padre le pide que vaya a su clase de deporte o a entrenar igual. El niño se agota y empieza a sentir que es inútil, ya que no está preparado para responsabilizar a los padres o al entrenador por sentirse cansado o agotado, ve a los mayores que lo conducen como perfectos o dueños de la verdad, con lo cual el “malo “es el.
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