TRASTORNOS MENTALES COMO FACTOR DE RIESGO DE VICTIMIZACIÓN VIOLENTA

TRASTORNOS MENTALES COMO FACTOR DE RIESGO DE VICTIMIZACIÓN VIOLENTA (421-438)

1. INTRODUCCIÓN

Actualmente, se ha generado una gran alarma social y miedo a raíz de numerosos delitos llevados a cabo por personas con trastornos mentales (sobre todo, con esquizofrenia). Sin embargo, muchos de los delitos son cometidos por personas perfectamente capacitadas mentalmente, aunque en muchas ocasiones los abogados utilizan esas enfermedades para eximir al acusado de la pena, lo cual provoca el miedo habitual al enfermo mental y la desconfianza en las causas judiciales.

Esto pude deberse a que se analizan muestras concretas, por ejemplo, la mayoría de los estudios que estudian la relación entre violencia y trastornos mentales, analizan a pacientes hospitalizados, siendo estos una minoría. El problema es que, en muchos casos, además de sufrir la estigmatización por su enfermedad, suelen ser con mayor facilidad victimas de abusos, o incluso utilizados para cometer delitos a manos de otras personas.

Por ello, es necesario que la psicología preste cada vez más atención a los factores de riesgo de victimización con el fin de analizar las teorías utilizadas en la victimización de personas con TM, algunas de las formas más frecuentes y los factores de riesgo.

1. MODELOS EXPLICATIVOS

1. TEORÍA DE LAS ACTIVIDADES RUTINARIAS

Esta teoría sugiere que para que ocurra una victimización es necesaria la presencia de un agresor motivado, una víctima y la ausencia de un protector, teniendo menos importancia la motivación del agresor. Según un estudio realizado con pacientes con diversos cuadros, las situaciones que disminuyen la presencia de controles en pacientes con trastorno mental incrementan su riesgo de victimización, pues hay menos personas que los puedan proteger. A su vez, su sintomatología puede hacer que sean vistos como un objetivo adecuado sobre el que dirigir la agresión, tal como se ha puesto de manifiesto en pacientes con retrasos del desarrollo o que han sido objeto de acoso escolar.

1. TEORÍA GENERAL DE LA TENSIÓN

Según esta teoría, existen determinadas interacciones personales que pueden provocar frustración y promover un comportamiento violento. Esto se ha puesto a prueba al analizar los factores mediadores entre los TM y la victimización. Las personas con TM, sobre todo, las que sufren alucinaciones, tienen más riesgo de ser victimizadas por introducir estímulos negativos en su relación con los demás. Esta teoría también se ha utilizado para explicar la relación entre la victimización y las conductas violentas.

1. INTERACCIONAISMO SOCIAL Y RESPUESTA FRENTE AL ESTRÉS

Estas teorías postulan que las personas con TM generan más quejas en las personas con las que se relacionan, por lo que son más propensas a ser involucradas en conflictos. También, fingen peor las emociones positivas, lo cual puede ser considerado inapropiado. En estos casos, la violencia se considera un mecanismo de control social, que tiene como fin mantener las normas. Este modelo se ha relacionado siempre con la teoría de la tensión, por lo que se desconoce como el control social contra personas con trastornos mentales es una vía de victimización.

1. ESTIGMA SOCIAL

Frente a estas teorías, se ha propuesto esta alternativa, que es una marca diferenciadora ligada a miembros de la sociedad caracterizados por estereotipos, prejuicios y propensión a la discriminación. Esta marca sería el diagnóstico de un trastorno mental.

Los estereotipos más frecuentes hacia estas personas son su peligrosidad, su impredecibilidad, la dificultad para relacionarse con ellas y su incurabilidad e incapacidad, generando todo esto un rechazo hacia ellos. Este rechazo varía según el tipo de trastorno: será menor hacia aquellos que tengan una mayor tolerancia hacia problemas comunes, como la depresión o ansiedad, y mayor hacia aquellos que sean más graves, como la esquizofrenia. Lo que mantiene dicho estigma social es el miedo, el cual puede venir dado por conductas extrañas realizadas por estas personas, por el propio diagnóstico, o por la imagen que dan sobre ello los medios de comunicación.

1. FACTORES DE RIESGO DE VICTIMIZACIÓN

Las personas que sufren TM pueden sufrir alteraciones de la realidad, tener procesos cognitivos desorganizados, mostrar impulsividad, o tener una escasa capacidad para solucionar problemas, lo cual afecta a su capacidad para protegerse y facilita la adopción de comportamientos de victimización, como el consumo de drogas, el vagabundeo…

1. VICTIMIZACIÓN PREVIA (INFANCIA Y EDAD ADULTA)

El trastorno mental ha sido analizado como consecuencia de una victimización en la infancia. El abuso físico y sexual en la niñez se asocia a la victimización adulta, por lo que, en personas vulnerables, estas victimizaciones se repiten a lo largo de su vida.  

Los niños con TM presentan cifras mayores de victimización y tienen un mayor riesgo de sufrir poli victimización, teniendo a su vez más posibilidades de presentar diagnósticos psiquiátricos, por lo que es importante que sean identificados por clínicos.). Además, se produce una relación circular entre la victimización y la conducta violenta, y a su vez, la implicación en conductas violentas es un buen predictor de victimización futura.

1. CONSUMO DE ALCOHOL/DROGAS

El consumo de alcohol y drogas en personas con TM aumenta el riesgo tanto de conducta violenta como de victimización. El tipo de droga influye, en concreto el abuso de cocaína, que aumenta hasta cuatro veces el riesgo de victimización respecto a los no consumidores, y los opiáceos lo aumentan el doble.

En personas que abusan del alcohol, las conductas de desinhibición y la mala percepción de la realidad los hacen vulnerables a las agresiones, pudiéndose llegar a establecer un círculo vicioso.

1. EXCLUSIÓN SOCIAL

Las mujeres sin hogar con un TMG corren más riesgo de ser víctimas de violencia que los hombres en su misma situación, especialmente en lo referido a la victimización física y sexual. La ausencia de hogar está relacionada con el riesgo de victimización, pero no siempre está claro si la situación es consecuencia de la victimización. Así, la indigencia podría aumentar la exposición de las personas a situaciones de riesgo, pero también podría ser consecuencia de una victimización, por ejemplo, en las rupturas de pareja con violencia previa, sobre todo en una clase social baja, que llevan a uno de los miembros a vivir en la calle. Los indigentes disponen de una red social pobre y se exponen a más riesgos relacionados con el entorno. Estas personas no pueden recurrir a familiares ni amigos para pedir ayuda, por lo que acaban metiéndose en las drogas. Además, como carecen de apoyo social, los agresores tienen más posibilidades de quedar impunes, por lo que suelen seleccionar a estas víctimas.

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