Un nuevo Ensayo Dialéctica del iluminismo (Adorno)

Dialéctica del iluminismo

En el texto “La dialéctica del iluminismo”, Adorno  y  Horkheimer exponen que tanto el iluminismo como los mitos pretenden eliminar los miedos que el hombre tiene a la naturaleza, es decir, a lo desconocido. En el iluminismo se lograría mediante el uso de la razón como instrumento y la creación de conceptos para dominar la naturaleza. Sin embargo, los autores plantean en el análisis de La Odisea que los individuos son cosificados e, incluso, esclavizados, en vez de convertirse en dueños de su libertad y de la naturaleza. Exponen así a Odiseo como prototipo del iluminismo, pues es él quien, a través de la razón, logra controlar y manipular a otros para sus propios intereses. Lo caracterizan de astuto pues consigue engañar a la naturaleza, sin desobedecerla, con el fin de auto-conservarse y, para ello, sacrifica ciertos placeres, como escuchar el canto de las sirenas. Entonces, el héroe mítico queda como víctima y salvador de sí mismo, demostrando que es posible destruir mitos y valiéndose a la vez de ellos para sobrevivir, con el único precio de la cosificación de sí. De aquí que hay una relación dialéctica, pues  el mito es ya iluminismo y que éste último recae en el primero.

Habiendo referido los temas tratados por el autor, me propongo a abordar este informe de lectura desde la idea de que el ser humano al estar sometido a la necesidad de la naturaleza, se ve incapaz de dominarla y, por ello, busca ejercer poder y control sobre otros individuos.

En primer lugar, para argumentar bien esta premisa debemos referirnos al de dominio. Éste se, bajo el marco del iluminismo, implica que el sujeto “libre” le otorgue significado al objeto desconocido para así disminuir el temor que siente del mana. Es decir, que el sujeto se rige bajo la necesidad lógica de conceptos, estos últimos actuando como mediador entre la realidad y la abstracción de la experiencia. Sin embargo, definir un objeto es algo más complicado, existen contradicciones en el lenguaje, pues una misma cosa puede tener múltiples significados, algunos oponiéndose entre ellos. Las palabras no dan abasto para toda imitación perfecta de la naturaleza y se experimenta en ellas el desdoblamiento de la naturaleza. Por lo mismo, el hombre se ve nuevamente aterrorizado, y se percata de que no hay forma de escapar de lo desconocido, buscando así otra manera de tranquilizarse, otra manera de controlar las situaciones en las que vive.

Adorno y Horkheimer hallan esta fuente de seguridad en el trabajo, caracterizado por las relaciones jerárquicas y la coacción. En estos dos puntos, existe un dominio de fuerza o poder de un individuo o institución sobre otros, una forma de relacionarse, en donde la solidaridad no juega un rol. Es en esta relación, donde la deshumanización del trato se hace común, se cosifica a los trabajadores, quienes sólo adquieren valor cuando son útiles para los dominantes o las autoridades. En otras palabras, los trabajadores son vistos como instrumentos para satisfacer las necesidades o fines de quien controla la situación.

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