ADELANTAR EL APRENDIZAJE
Enviado por elviaramos04 • 14 de Noviembre de 2019 • Ensayo • 2.661 Palabras (11 Páginas) • 162 Visitas
Psic. Elvia Ramos D.
RED ATEMAPP
¿Adelantar el aprendizaje?
Actualmente existe una gran cantidad de libros que dicen a los padres como le tienen que hacer para que sus hijos sean inteligentes, y constantemente se publican otros nuevos.
También se sabe que se han realizado pruebas de inteligencia a niños con “ventaja inicial” y a otros que se supone culturalmente deficientes, antes de que tales niños hayan realizado cualquier experiencia apreciable con papel y lápiz o en un ambiente escolar, y se repiten las mismas después de un intervalo durante el cual los niños tuvieron una oportunidad de enriquecimiento académico o cultural, a menudo se ha encontrado que en la segunda prueba de CI (cociente intelectual) daban resultados más altos que en la primera.
Eso fue, por supuesto, estimulante, en especial para los investigadores. Pero esto no necesariamente significa que la llamada intervención (la enseñanza o adiestramiento dado al niño) lo hizo más brillante de lo que era al empezar, Significa simplemente, en mi opinión, que él actuó mejor en la situación de prueba. Y en muchos casos, no pudieron continuar clasificando en el nivel más alto; las puntuaciones con demasiada frecuencia, revirtieron hasta o hacia su nivel original.
El nivel intelectual heredado por el niño es, probablemente, más bien una banda de potencial de anchura variable que un punto específico. Lo que ocurra en la vida determinará, en buena parte, si se desenvolverá hasta la altura máxima de la banda o cerca de ella o no pasará mucho de su línea de potencial más bajo.
Desde luego, es importante, para muchos de nosotros como padres, tanto en la escuela como en el hogar, proporcionar a cada niño el ambiente y las mejores condiciones, más ricas y más estimulantes posibles. Hacemos esto con la esperanza de que dé lo máximo de sí mismo. Pero no debemos hacerlo con la de que sea más inteligente de lo que nació para ser.
Un ambiente inadecuado, una enfermedad, y condiciones de vida terriblemente malas puede, y a menudo lo hacen, reducir cualquier nivel de funcionamiento del niño, por lo que tenemos que procurar que las condiciones de su vida sean tales que pueda expresarse por sí mismo de la mejor manera posible.
No obstante eso no significa, desde el punto de vista práctico, que el niño necesariamente necesite cambiar de ambiente para mejorar su funcionamiento intelectual. Nosotros como padres podemos en el propio hogar y sin hacer nasa “intelectual” en especial, esforzarnos al máximo para tratar de que el niño se encuentre cómodo y feliz, proporcionándole un ambiente satisfactorio, rico y estable. Cuando hacemos esto, el desenvolvimiento de nuestros hijos en todos los campos, incluido el intelectual, es usualmente el mejor posible.
Es importante recordar que los niños se hicieron brillantes, felices, capaces, eficaces y sobresalientes en la escuela y, más tarde en la vida adulta, mucho antes de que nadie hablara de desarrollo cognoscitivo. Nuestros padres, de un modo completamente natural e inconsciente, hicieron cosas que sin duda estimularon el funcionamiento intelectual. Las personas actuaron así por gusto y no porque estuvieran interesadas en el desarrollo cognoscitivo.
La mayoría de los padres, de un modo natural y por interés y placer propios, plantean a sus hijos muchas preguntas, les hablan, les leen, juegan con ellos, los llevan a pases, les cuentan historias y les explican cosas porque disfrutan haciendo todo eso como parte normal de la vida.
De igual modo, muchos padres nos complacemos con enseñar a nuestros hijos a hacer construcciones con cubos de madera, a resolver rompecabezas, a contar, a aprender el nombre de los colores, a identificar las letras que aparecen en cubos alfabéticos o en anuncios, a decir versos y a cantar canciones breves, así como muchas otras cosas más. Muchos sentimos orgullo y placer cuando nuestros hijos pueden por primera vez contar o decir las letras del alfabeto.
El disfrutar enseñando al niño es una parte natural y acostumbrada de la paternidad. Sin embargo, enseñar no quiere decir presionar.
Hay muchas formas de presionar a un niño, pero cuando los padres hablan de uno en edad preescolar, generalmente se refieren a su INTELIGENCIA. Están considerando si le deben o no enseñar a leer, o si deben hacer esto o aquello para aumentar su capacidad cognoscitiva.
Quizá sea natural que las personas se ocupen acerca de la mente y la inteligencia de sus hijos, puesto que por lo común se ha creído que cuanto más inteligente sea un individuo, mejor le irá en la vida; sin embargo, es posible que lo más útil y efectivo que un padre pueda hacer por su hijo sea no aumentar su inteligencia, sino reconocerlo y aceptarlo tal como es y manejar las expectativas paternas de acuerdo con esa realidad. No tengo evidencia acerca de cualesquiera aumentos notables y sostenidos de desarrollo intelectual producidos por esfuerzos de los padres o de otras personas.
En el niño hay mucho más que sólo inteligencia y existen muchas áreas de desarrollo aparte del llamado cognoscitivo, en el que algunos padres y personas especializadas en educación temprana, a mi modo de ver vana e imprudentemente ejercen presión. No hay que olvidad que cada niño tiene su propio ritmo de desarrollo y que el mismo no se acelera presionándolos.
Como menciono en el inicio de este ensayo, los libros y los numerosos artículos de revistas que dicen cómo hacer para que mejoren los alumnos preescolares, haciéndolos más listos, rápidos y maduros, abundan en las librerías y bibliotecas. La llamada estimulación de los niños es ahora un buen negocio.
En este ensayo, sugiero en cambio, que los padres se relajen y que disfruten de las que pueden ser una de las más encantadoras épocas de la vida de una familia: los años en que los niños son pequeños.
Los años preescolares pueden figurar entre los más felices y satisfactorios en la vida de cualquier niño, tanto para él como para sus padres. Hay que ayudarlo a recorrer esta etapa, haciendo que el niño saque el mejor partido de dichos años. Como padres no hay que esperar mucho demasiado pronto o tratando de imponerles comportamientos para los cuales no pueden estar preparados. No es necesario que aprendan a contar, a leer o a escribir en los primeros años de la vida.
Hay un tiempo para aprender, pero el aprendizaje más importante para el niño preescolar tiene lugar en un mundo tridimensional, no en el mundo bidimensional de lápiz y papel.
Ante todo los años preescolares son un tiempo para jugar y hay que dejar que los niños lo disfruten. Los padres de nuestros días están siendo bombardeados con anuncios y sugerencias de las formas en que, si hacen lo correcto, pueden volver a sus hijos más listos y avispados, y al mismo tiempo, más efectivos de lo que serían sin dichos esfuerzos especiales.
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