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ALICIA FERNANDEZ PONER EN JUEGO EL SABER CAPITULO 1


Enviado por   •  16 de Noviembre de 2014  •  1.088 Palabras (5 Páginas)  •  6.409 Visitas

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CAPITULO I - Aprender es casi tan lindo como jugar

Enseñantes

Entre el enseñante y el aprendiente se abre un campo de diferencias donde se sitúa el placer del aprender.

Un enseñante es alguien que cree y quiere que el aprendiente aprenda. Ser enseñante significa abrir un espacio objetivo-subjetivo para aprender donde se realizan dos trabajos simultáneos:

❖ construcción de conocimiento

❖ construcción de si mismo

El desear y la corporeidad en el aprendizaje

La energía deseante es mucho más que el motor del aprender, es el terreno donde se nutre. Lo que es esencial del aprender es que simultáneamente se construye el propio sujeto.

El aprendizaje se dramatiza en el cuerpo, a partir de la experiencia de placer por la autoría: ser autor del acto de enseñar y de aprender.

¿Qué entrega el enseñante? Entrega la herramienta adaptada.

¿Cómo entrega el enseñante? No debe depender de su aprendiente o del éxito de su aprendiente para sentirse feliz

Lugar de las técnicas

La responsabilidad compartida exime la adjudicación de culpas expulsivas o inmovilizantes. La escuela, transformada en el campo de entrenamiento y competición, es productora de neurosis.

El lugar del desafío en el aprendizaje.

En todo aprendizaje se pone en juego una cuota de temor que no siempre debe adscribirse al miedo al cambio, sino que es su propio encuentro con las responsabilidades que la autoría supone. La culpa (icc) por conocer sólo puede elaborarse y superarse a partir de la responsabilidad. El deseo de conocer supone el contacto con la carencia, la salida de la omnipotencia.

Alegría del descubrimiento de la autoría

Aprender es a-prender, no-prender.

o Una prueba de que el enseñante enseñó es que el aprendiente no continúe necesitándolo.

o Para aprender se requiere un quantum de libertad.

o La libertad supone responsabilidad, que va de la mano de la autoría.

o Los enseñantes para enseñar, necesitan nutrir su propio deseo de aprender.

Los espacios del jugar, del aprender y del trabajar.

El jugar y el aprender se gestan en el mismo espacio transicional pero son diferentes. Trabajo subjetivo que supone ofrecerse como objeto transicional, lo construye.

Ser enseñante es poder hacer el trabajo subjetivo de aceptar que, tal como un objeto transicional, la prueba de que servimos la da el que no se necesite más. Solo será posible que los maestros puedan generar espacios del jugar-aprender para los alumnos, cuando ellos simultáneamente los construyan para sí mismos. Aprender es reconocerse, creer en lo que creo y crear lo que creo. Un buen enseñante es un buen aprendiente.

Ricardo Rudolf-(una de las tareas psicológicas decisivas del adolescente es producir la metamorfosis de lo esencial del jugar infantil en el trabajo del adulto.

Necesitamos incluir al aprender como aquella zona de encierro y pasaje que posibilita el traslado de un campo a otro.

Los vínculos de pasaje entre jugar y trabajar en la adolescencia pueden perturbarse, generando dificultades en el estudio, al que estoy entendiendo como trabajo de aprender o como la responsabilidad que todo trabajo supone.

Todo aprender requiere de un posicionamiento que supone la aceptación de los limites de nuestro organismo y las leyes de la física, así como la inclusión de un “cómo hacer” enseñado por otro. La aceptación de ese “cómo hacer” limita la urgencia del desear hacer ya, marcando una de las diferencias entre el jugar y el aprender.

Todo autorizarse es

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