ANALISIS PELICULA SHINE
Enviado por isabelberti • 27 de Agosto de 2013 • 2.317 Palabras (10 Páginas) • 4.373 Visitas
SHINE (1996)
El protagonista de la historia es el australiano David Helfgott, un niño prodigio a quien su padre, Peter Helfgott, pianista autodidacta, le enseña a tocar el piano con total exigencia, no sólo en este aspecto sino en otros de su vida, dominándolo casi por completo. Algo de esto comienza a cambiar cuando David es aceptado en una escuela de música en Londres y logra independizarse de este hombre de quien recibe rechazo ante su decisión y termina echándolo de su casa. En la escena cuando David interpreta una obra de Sergei Rachmaninoff en una forma impecable y con una energía tal, que sumadas a las continuas presiones y estrés en su carrera, traerán como desencadenante un desmayo que inferimos, sería el momento del brote, “A este proceso corresponde la vivencia de muchos psicóticos conocida como ´vivencia del fin del mundo´ pues con justa razón su mundo de Objetos está desapareciendo (…) se están desorganizando las Investiduras objetales que son nuestros órganos mentales de conexión con la realidad.” Lucioni, I., (2012).
Luego es tratado con electroshock y hospitalizado en un hospital neuropsiquiátrico; allí permanecerá durante varios años y será externado. Finalmente conocerá a una astróloga, con quien se casará; y ella será la mujer que logrará reintegrarlo a la sociedad para transformarse nuevamente en concertista de piano.
A partir de la articulación teórica de la película propuesta, podemos inferir que David, su protagonista, presentaría una estructura psicótica de tipo esquizofrénica, por lo cual, según Freud, se encontraría “un punto de fijación (…) en la primera oral como predominio pulsional” Lucioni (2012). La defensa del aparato psíquico del psicótico es la desmentida o “rechazo de las problemáticas Edipo-Castración.” Lucioni (2012)
Esto implicaría que ante estas fallas en su organización psíquica; regresionaría al autoerotismo de la etapa oral primaria, la que se caracteriza por la fusión con el otro, “también queda fijado a una divisoria fantástica entre le Yo-No Yo.” Lucioni (2012).
También hay una retracción (proceso mudo) al yo megalomaníaco infantil, “Decir que regresiona al narcisismo, autoerotismo o a un yo arcaico megalomaníaco infantil es decir que la libido regresa a posiciones evolutivamente anteriores.” Castro Wojda (2012), y podríamos observarlo, en tres escenas:
- cuando David aparece desnudo en su parte inferior, vistiendo solo una polera o una camisa en el hall de entrada del edificio donde vivía en su etapa en Londres, frente a una señora vecina,
- en la cual está solo y tocando el piano, en su departamento,
- en la casa de Sylvia, la camarera, cuando David salta y juega de un modo que podría decirse infantil con sus hijos.
Por otro lado esta fase megalomaníaco infantil también se caracteriza por el chupeteo, implícita en la oralidad, que estaría presente en David cuando fuma constantemente, incluso en alguna ocasión encendiendo un cigarrillo mientras fuma otro.
Otro aspecto que se observa en una escena en la casa de la terapeuta pianista, antigua admiradora suya, que es quien lo externa del hospital, y lleva a su casa; es cuando él acurruca su cabeza en el pecho de ella, tocando con su mano el seno izquierdo de la mujer, mientras que sobre el derecho, en el aire, succiona como si estuviera siendo amamantado.
Para explicar los fenómenos psíquicos es necesario explicarlo a través de una multicausalidad, atribuyéndolo a que la causalidad psíquica es siempre una serie de causas a las que Freud llamó “Series Complementarias”, la dotación genética y congénita (filogénesis), la experiencias infantiles (disposición), las experiencias posteriores que se van a jugar con la disposición. La trasmisión psíquica transgeneracional, la genética, sumada a las malas experiencias infantiles es lo que observamos en David dentro del contexto familiar tanto lo que le ofrece o como lo menciona Piera, todo lo que no tiene que pasar.
Siguiendo a M. Klein, correspondería a la posición Esquizo Paranoide, caracterizada por la escisión entre objetos buenos y malos; y el yo que ama y que odia, que en el caso de las neurosis, se integraran en la posición depresiva. Para que esta lógica se plantee, las experiencias placenteras deberán superar las displacenteras. En David puede verse el resultado de los mecanismos de defensa planteados por Klein en relación al padre: introyección, identificación introyectiva, idealización.
En cuanto a la psicótica presente, tomando la idea de Donald Winnicott de “madre suficientemente buena”, que en David no habría cumplido las condiciones por la falta de sostenimiento, podríamos hipotetizar que esto habría llevado a reacciones tempranas que imposibilitaron el desarrollo del gesto espontáneo y de un self verdadero, generándose por el contrario un falso self. El autor declara: “…la madre que no es suficientemente buena no es capaz de instrumentar la omnipotencia del infante, de modo que repetidamente falla en dar satisfacción al gesto de la criatura. En lugar de ello, lo reemplaza por su propio gesto que adquirirá sentido por la sumisión del infante (…) es la etapa más temprano del self falso, y corresponde a la ineptitud de la madre para sentir las necesidades de su bebé” Winnicott (1960). Este entiende a la patología psicótica “con un comienzo en fallas importantes en las primeras etapas del desarrollo infantil” Aguilar (2012). Retomando a Winnicott, como lo menciona Aguilar, “la psicosis es vista como una defensa ante la amenaza de confusión y derrumbe de la integración personal. Las angustias impensables serán un estado de no integración permanente. Son algo vivido pero no experimentado” (2012). Podríamos ver esto reflejado cuando David le muestra al padre la beca, que había sido enviada desde América que tanto deseaba, y su padre la rompe en pedazos en su propia cara, le grita, le pega y le dice que no asistirá, ya que si lo hace, destruirá a la familia. Y él como padre y cabeza de la familia, sabe que lo mejor para David es no dejarlo ir. Citando a Lucioni: “el padre es ineficaz como soporte hacia la sociedad, probablemente su locura se ejerce en el mundo, en la sociedad, en la fascinación por el poder.” Lucioni (2012)
Según refieren Winnicott y Bion debemos considerar al niño como un ser inmaduro que en todo momento se halla al borde de una angustia inconcebible que es mantenida a raya por la función que la madre desempeña en esta fase: su capacidad para ponerse en el lugar del bebé y saber cuáles son sus necesidades corporales, que se diferencia de la mera necesidad. El amor en esta fase solo puede demostrarse en términos de cuidados corporales, tal y como sucede en la última etapa de un embarazo
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