ANÁLISIS CRITICO SOBRE LAS TEORIAS DE LA PERSONALIDAD - Personalidad UTP
Enviado por Julio Vásquez • 11 de Julio de 2021 • Tarea • 1.840 Palabras (8 Páginas) • 550 Visitas
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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DEL PERÚ
FACULTAD DE HUMANIDADES
ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA
PERSONALIDAD
Trabajo práctico que presenta el alumno:
Vasquez Roberts, Julio Rodolfo | U20215470 |
Docente:
Alva Olivos Manuel Antonio
Nuevo Chimbote, 2 de julio de 2021
ANÁLISIS CRITICO SOBRE LAS TEORIAS DE LA PERSONALIDAD
- Introducción
El estudio de la personalidad nos permite conocer en cierta forma los motivos que llevan a un individuo a actuar, sentir, pensar y desenvolverse de tal o cual manera en un medio; así también, su estudio permite conocer la manera en que un sujeto puede aprender del entorno. A lo largo de la historia han surgido diversas corrientes teóricas, incluso antes de la formalización de la psicología, que han buscado explicar el comportamiento de las personas.
La forma típicamente aprendida definir a la personalidad de una persona es mediante adjetivos, mediantes rasgos. Estos rasgos han sido estudiados ampliamente por investigadores de la teoría factorial, autores como Cattell; sin embargo resulta de interés la conceptualización subjetiva y reflexiva de Jung, quien al proponer actitudes y funciones conscientes, establece ocho tipos de personalidad. Así también, Eysenck, quien de forma objetiva y con bases biológicas, establecer que la conducta está jerarquizada en cuatro niveles, en donde el cuarto trata de tres superfactores que son constantes, influenciados por la biología heredada e interrelacionan varios rasgos de personalidad de la teoría factorial clásica (Feist et al., 2014).
Por ello, el presente informe centra su atención en realizar análisis crítico, comparativo y ejemplificativo breve entre las teorías de la personalidad de Carl Jung y Hans Eysenck.
- Desarrollo
- Jung: Psicología analítica
Jung, en su teoría, la cual toma conceptos de psicoanálisis de Freud, expone que la personalidad humana, o psique diríamos, está constituida por una serie de varios sistemas o estructuras que se influyen unos a otros; a decir, los principales yo, el inconsciente personal y el inconsciente colectivo (Schultz y Ellen, 2010).
En primer lugar, el yo es entendido como el centro de la conciencia, es la parte que percibe, piensa, siente y recuerda. Este yo tiene dos tipos de actitudes, las cuales caracteriza la percepción consciente del ambiente y la reacción frente a este. Estas actitudes pueden adoptarse por todas las personas, sin embargo, solo una domina la conciencia, una predomina e influye más en la conducta, mientras que la otra restante pasará a inconsciente personal, donde afectará la conducta de formas específicas y poco frecuentes. Estas dos actitudes son: extraversión e introversión. La primera actitud, exterioriza la fuerza psíquica, la canaliza al mundo circundante y sus sujetos. Por ello, los extrovertidos son abiertos, sociables y asertivos en el aspecto social. La segunda actitud, interioriza la fuerza psíquica, la canaliza al sí mismo. Por esta razón, introvertidos son retraídos, tímidos, y tienden a enfocarse en sus ideas y sentimientos (Schultz y Ellen, 2010).
Estas actitudes se pueden combinas con una o varias funciones, resultado así en ocho tipos psicológicos posibles. Las funciones refieren a las formas diferentes y antagónicas de percibir o de captar el mundo real externo y nuestro mundo subjetivo interno. Estas son cuatro y se pueden resumir de la siguiente manera: percepción, la cual nos dice que algo existe; pensamiento, la cual nos permite reconocer su significado; sentimiento, el cual nos indica su valor o importancia; y la intuición, la cual nos permite conocerlo sin saber cómo lo conocemos (Schultz y Ellen, 2010) (Ver Tabla 1).
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Tabla 1: tipos psicológicos (Schultz y Ellen, 2010)-
En segundo lugar, el inconsciente personal refiere en gran parte al inconsciente freudiano. Como en el psicoanálisis, este abarca todas las experiencias de un individuo concreto que han sido reprimidas, olvidadas o percibidas subliminalmente. Así, contiene recuerdos e impulsos infantiles reprimidos, sucesos olvidados y experiencias percibidas por debajo del umbral de la conciencia (Feist et al., 2014).
En tercer lugar, el inconsciente colectivo refiere a las experiencias heredadas de generaciones pasadas en forma de potencial psíquico, las cuales influyen en los pensamientos, emociones y actos de cada individuo. En el inconsciente colectivo surgen y se encuentran los arquetipos, los cuales son imágenes arcaicas que surgieron de la repetición de experiencias de los primeros antepasados humanos. Dentro de los humanos existen un sin número de arquetipos, sin embargo, los principales son la Persona, la Sombra, el Anima y Animus (Feist et al., 2014).
La Persona es la parte inconsciente que los sujetos han creado en base a la alienación de la familia y el medio social. Esta es un recurso normal y necesario para adaptarnos al medio, pero existe el peligro de que el Yo termine identificándose con esa máscara y el individuo sienta que no le es fácil saber quién es su Yo y quién la Persona (Evans, 1968 citado por Alonso, 2004).
La sombra es todo lo que la Persona no muestra al medio, por el hecho de ser rasgos desadaptativos, son desechados a la Sombra que se encuentra en nuestro inconsciente. Aquí no sólo se trata de aspectos socialmente negativos como la envidia o la cobardía, sino que también pueden ser elementos socialmente catalogados como positivos, pero que el individuo y su medio rechazan (Alonso, 2004).
La Anima representa los aspectos femeninos inconscientes, como lo son los sentimientos y debilidades en el estado emocional, que se encuentran en los hombres; mientras que, el Animus representa los aspectos masculinos inconscientes, como lo son la autodeterminación, la congruencia y la confianza, que se encuentran en las mujeres. Por otra parte, se dice que estos arquetipos también influencian en cierta medida la atracción sexual, puesto que cada individuo, hombre o mujer, tenderá a enamorarse de partes inconsciente propias, el ánima y el animus, proyectadas en los demás. Entonces, el entender esta parte de sí y su origen (principalmente en los padres) llevaría a comprender por qué uno termina siempre involucrado en relaciones amorosas y/o sexuales con individuos similares (Alonso, 2018).
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