Acercamiento Integral La Conducta Homosexual

La conducta homosexual como resultado de una interacción compleja de factores fisiológicos y culturales

En busca de una mejor aceptación social de la conducta homosexual

Mariajosé Gavilán Echeverría

Universidad Centroamericana de Ciencias Sociales

Resumen

Se pretende plantear la importancia de entender y aproximarse a la conducta homosexual desde un enfoque biopsicosocial, como un fenómeno natural de la sexualidad sin connotaciones de anormalidad o psicopatológicas para así reducir los prejuicios sociales basados en la orientación sexual de un individuo.

La conducta homosexual como resultado de una interacción compleja de factores fisiológicos y culturales

¿Qué es lo que genera que una persona determine su preferencia sexual? ¿Nacemos heterosexuales, bisexuales, homosexuales o es el resultado de nuestras relaciones sociales en la infancia y nuestro desarrollo? Para contestar estas preguntas es necesario comprender dos vertientes esenciales sobre la sexualidad: el aspecto biológico y el de tipo psicosocial (Gorguet Pi, 2008). El aspecto biológico nos aportará conocimientos fisiológicos y genéticos sobre el tema en cuanto al desarrollo de la conducta sexual humana y el social nos ubicará dentro de los aspectos educativos, psicológicos y éticos de la creación del ser.

Primero es importante aclarar que “aunque muchos animales muestran ocasionalmente episodios de actividad sexual con un miembro del mismo sexo, la homosexualidad exclusiva parece ocurrir sólo en humanos” (Ehrhardt y Meyer-Bahlburg, 1981, citado en Carlson, 2006, p 358). Esto nos sirve como un punto de partida para establecer una clara diferencia entre la conducta sexual humana y la animal. Si bien es cierto que la razón biológica de la conducta sexual humana y animal es la reproducción de la especie, la conducta sexual humana es más compleja que la animal (Antonio Pardo, 1995). El animal no va sostener nunca una conducta homosexual en el tiempo. Por razones de supervivencia, el instinto reproductor de los animales siempre se dirige hacia individuos del sexo opuesto (Antonio Pardo, 1995). En la realidad esto no es diferente para el ser humano, sin embargo debido a nuestro intelecto y nuestro poder de decisión la efectividad de este instinto se ve nublada en cuanto a su percepción. La función de la sexualidad a nivel de especie es la reproducción y la mejora adaptativa; de ahí que unas estructuras cerebrales y anatómicas específicas han evolucionado en las especies animales para garantizarla, generándose las sensaciones de excitación, deseo, placer y orgasmo (José Moral de la Rubia, 2009). ¿Por qué entonces el hombre sí se puede dar el lujo de sostener una conducta homosexual si esto va en detrimento de la supervivencia de la especie? Esto es complicado de contestar. De hecho, a través de la historia y el desarrollo de las culturas se ha tachado al homosexualismo como una patología, inscrita en manuales de diagnóstico de psicología y psiquiatría. Por otro lado, la sociedad está constantemente reforzando los valores familiares (relación padres – hijos – hermanos – familia extendida) y la conducta reproductiva a manera de asegurarse el dominio de su entorno. Hasta la década de 1970 se dejó de considerar la conducta homosexual como un objeto de tratamiento correctivo (José Moral de la Rubia, 2009), sin embargo, aún bajo esta luz, en la mayoría del mundo se siguen castigando a mayor o menor medida las conductas no reproductivas y desintegradoras de estos vínculos. Aquí damos el ejemplo, en nuestro caso del diputado Justo Orozco, quien se opone febrilmente a los matrimonios gays a favor de la preservación de los valores familiares.

¿Qué determina entonces la conducta homosexual y por qué la debemos aceptar socialmente a pesar de su detrimento hacia la reproducción de nuestra especie? La conducta sexual humana, al igual que la de otros mamíferos, está influida por los efectos activadores de las hormonas gonadales y, casi seguro, también por los efectos organizadores (Carlson, 2012). Existen evidencias claras de que la exposición prenatal a los andrógenos afecta al desarrollo del cerebro humano, por medio de los efectos organizadores de las hormonas, sin embargo no hay seguridad de que esta exposición tenga efectos conductuales que se sostengan en el tiempo (Carlson, 2012). Si quisiéramos buscar una razón fisiológica para la homosexualidad es en esta área particular de las hormonas organizadores que debemos buscar y no precisamente en los efectos activadores. La fundación de la homosexualidad se implantaría en el periodo prenatal y postnatal temprano y no en la adolescencia. De hecho se han analizado los niveles de esteroides sexuales en varones homosexuales adultos (Meyer-Bahlburg, 1984, citado por Carlson, p.358), y no hay mayor diferencia entre los niveles de esteroides homosexuales y los heterosexuales. Basándose en unos pocos estudios realizados se puede decir que un 30 por ciento de mujeres homosexuales sí presentan niveles elevados de testosterona, pero no se ha logrado establecer el vínculo con una causa biológica del lesbianismo (Carlson, 2006, p. 359). También se han hecho estudios que han aportado al cambio de percepción con respecto

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