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Actividades Orientación


Enviado por   •  15 de Agosto de 2013  •  11.607 Palabras (47 Páginas)  •  384 Visitas

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CUARTO SEMESTRE

TEMA: TRABAJO EN EQUIPO

ACTIVIDAD 11: ORGANIZANDO EL TRABAJO EN EQUIPO

Actividad:

Individual.- Se les pide a los alumnos que realicen un ensayo sobre cómo ha sido su experiencia en relación con el trabajo en equipo y posteriormente responda el cuestionario del material para el alumno.

Después el alumno expondrá al grupo su ensayo y el orientador realizará un listado de los puntos más importantes.

Equipo.- Conforme al enfoque de las lecturas que se les asignarán a los alumnos se organiza al grupo en 7 equipos a los cuales se les repartirán las lecturas del material para el alumno 249, 350, 451, 552, 653, 754 y 855 éstas serán analizadas y expuestas al grupo.

Grupal.- A los 7 equipos se les pide realicen una investigación de la temática de su interés para exponerla al grupo donde practiquen cada uno de los pasos del trabajo en equipo. El orientador pedirá las evidencias necesarias que fundamenten que se trabajó en equipo conforme a los elementos establecidos en las lecturas.

Seguimiento.- Se les pide que cada alumno tenga su bitácora en donde describa su experiencia personal con el trabajo en equipo.

MATERIAL PARA EL ALUMNO 1

Encierra en un círculo “V” si es verdadero o “F” si es falso las siguientes afirmaciones.

V F El trabajo en equipo es una pérdida de tiempo.

V F El reparto de funciones nunca es equitativo.

V F Las reuniones nunca son tan provechosas como se quisiera.

V F El equipo ideal existe.

V F Los miembros de un equipo rara vez tienen el mismo nivel de motivación.

V F Es más fácil trabajar solo.

V F En cada equipo hay siempre algún parásito.

V F El equipo ideal se compone, en su mayoría, de amigos.

V F El concepto de cooperación es una utopía.

V F Reunirse en grupo es siempre difícil.

V F Siempre hay algún miembro del equipo que desaparece.

V F El trabajo de cooperación gusta únicamente a los perezosos

MATERIAL PARA EL ALUMNO 2

LA FORMACIÓN DEL EQUIPO

La formación de un equipo es un momento decisivo. Todos aspiramos a formar el equipo ideal en el que los participantes sean como amigos, afectuosos unos con otros, que estén motivados, que quieran implicarse de lleno, que muestren una gran disponibilidad y den prioridad en sus agendas al trabajo de grupo. Dicha visión del equipo ideal es utópica. Para empezar, el equipo ideal no existe, pero sí la posibilidad de acercarse a él.

Habría que evitar en un primer momento, hacer una selección de compañeros antes de la tercera sesión de clase para un trabajo importante. Se evita así una elección a ciegas o la unión casi forzada con los estudiantes que están sentados al lado.

Para las relaciones que se desarrollan dentro de un trabajo en equipo, la clave con la que hay que dar es la similitud de intereses y la motivación. La complementariedad de los conocimientos y habilidades personales vendrá más tarde. No se trata de buscar la similitud en el vestir, en lo político o en la música preferida. Es verdad que todo esto nos informa sobre ciertos aspectos de la personalidad del otro, pero no debería formar parte de los primeros criterios en la selección de un buen compañero.

Quien posee la capacidad de afirmarse frente a los otros, se sentirá a gusto a la hora de tomar la delantera.

Durante las dos primeras semanas de clase, hay que hacer lo posible por conocer los intereses y motivaciones de las personas de la clase. Si se piensa que existe una posible cercanía de intereses y motivaciones con alguien, podría preguntársele si le vendría bien trabajar juntos. De este modo se formaría un equipo basado en pareceres comunes, aunque la eficacia se da más bien en la complementariedad.

EJEMPLO

En el descanso de la mañana, Rita, tímida por naturaleza, quiere aprovechar para conocer mejor a sus compañeros. Tiene que hacer un trabajo en equipo y no conoce a nadie de su clase. Siente que el corazón le late acelerado y le sudan las manos. Un chico se le acerca.

Marcos: ¡Hola! Tenemos que hacer un trabajo en equipo. Parece que está de moda.

Rita: Sí, y lo odio. ¡Siempre me da la impresión de que hago sola el trabajo y de que luego comparto la nota!

Cerca hay algunos estudiantes que han oído lo que Rita ha dicho y se añaden a la conversación.

Pedro: ¡Estupendo, quiero que estés en mi equipo!, le dice en plan de broma. Rita sonríe. «Éste sería el último con el que yo quisiera trabajar», piensa.

Marcos la mira con cierta complicidad.

Marcos: Menos mal que todavía tenemos quince días para formar el equipo.

Pedro: Me voy; tengo que llamar a mi jefe. Ayer no fui a trabajar y tengo que buscar una excusa.

¿Qué le digo?, pregunta riéndose.

Marcos: ¡Ríete! Todavía no has ido al trabajo y encima, sin avisar.

Pedro: Ya sabes lo que pasa cuando estás en plena fiesta... Rita, Marcos y los otros compañeros sonríen. No cabe duda de que no tienen ganas de trabajar con Pedro.

Vuelven a clase. Rita está contenta. ¿Por qué preocuparse? Tan fácil como le resultó a Marcos entablar conversación...

Es necesario saber decir «no»

Si no se percibe esta similitud de intereses y de motivaciones en la persona que nos invita a trabajar con ella, es preferible no aceptar la invitación. Así se evitarán los reajustes al principio del trabajo cuando el nivel de implicación de cada una de las personas no es el mismo. Dichos reajustes no son insuperables, pero es mejor evitarlos si se puede.

Sin embargo, a menos que se perfile en el horizonte una larga fila de pretendientes, habrá que darse prisa y tomar la delantera para evitar... formar parte del equipo de quienes no tienen equipo.

El clan de los «sin grupo»

Este grupo corresponde al equipo de quienes no tienen equipo. Generalmente esto pasa siempre que un buen número de estudiantes se encuentra en situación de convivencia forzada. Aunque éste no sea el equipo ideal (de todas formas el equipo ideal no existe) sin embargo sí se pueden dar una serie de condiciones favorables para un trabajo juntos, que llegue a ser fructífero.

Cualquiera que sea la manera de haberse constituido el equipo, habrá que abordar el contrato y las condiciones con las que se llevarán a cabo las diferentes tareas.

Número de integrantes del equipo

Cuando los miembros de un equipo tienen que reunirse varias veces durante un largo período de tiempo, el número de participantes no debería ser mayor de cinco personas. Un número mayor hace difícil la coordinación del trabajo, especialmente cuando se está aprendiendo a trabajar en equipo.

Mientras sea posible,

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