Adolecensia

Todos estamos conscientes de la importancia de la relación entre padres e hijos y más aún cuando se está pasando por una etapa de cambios como es la adolescencia, desde niña he ido compartiendo cada momento con mi familia y es de ellos que he aprendido la mayoría de cosas que ahora se, sin embargo hoy que aclaro mis ideas y me doy cuenta que he construido mis propias creencias que aunque no comparta con mis padres son ya parte de mí, uno de ellos es el no ser racista puedo respetar a todas las personas sin importar su cultura, raza o creencias porque estoy segura que todos somos iguales.

Hace pocos años atrás mi horario y mi rutina también cambiaron y con ello la relación con mis padres también mejoro, estudiaba la mañana y en la tarde el tiempo que me quedaba libre a provechaba para pasarlo con mis papas y con mis hermanas, mi familia tiene la bendición de compartir un negocio familiar en el que todos trabajamos y nadie sale fuera de casa, entonces esto permite que podamos compartir mucho tiempo juntos y nos ayuda a mejorar las relaciones familiares, siempre me he llevado bien con mis papas pero mi hermana mayor a sido siempre mi mejor amiga y con quien conversó sobre toda mi vida.

El hecho de que en la adolescencia estaba construyendo mis ideas, y que las mismas chocaban con las de mis padres, me dio algunos conflictos, cosas muy simples del día a día como el tener un teléfono celular para conversar con mis amigos, querer estar tiempo sola en mi cuarto escuchando música, cambios de ánimo repentinos, querer salir con mis amigas seguido o los horarios de llegada a casa, pero es importante decir que con algunos inconvenientes pero después de hablar lográbamos llegar a un acuerdo y así tanto mis padre como yo nos sentíamos conformes. Reglas como la religión nunca fueron un conflicto pues desde niña fui católica practicante por lo que participo en grupos juveniles donde comparto con personas de mi misma edad y viviendo a Dios desde nuestras propias creencias.

Al igual que yo mis padres estaban atravesando por los mismos cambio, ya no era la misma niña a la que le decían que hacer, la que obedecía todo sin reproches, ahora quería hacer saber mi opinión y mientras yo crecía ellos sentían que me estaba yendo de su seno que estaba creciendo y necesitaba mi espacio que ya no necesitaba de ellos de la misma manera que antes, esta fue una etapa difícil tanto para ellos como para mí, pero nos ayudó para conocernos más y para formar una amistad con mayor apertura al dialogo. Recuerdo aun los conflictos que teníamos cuando les dije que había un vecino que me gustaba y que quería comenzar a salir con él, creo que fue el momento más difícil en la relación entre mis padres y yo, era muy difícil pedir permiso, decía muchas mentiras para poder salir pero después mis padres fueron entendiendo la situación y los permisos se fueron dando poco a poco, ellos pudieron ser parte de mi historia

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