Adolescencia en pandemia

INSTITUTO SUPERIOR INTERCAMBIO

2° TRABAJO – ENSAYO

Adolescencia en

tiempos de pandemia

DOCENTE.: VERÓNICA ESCOBAR

ALUMNA: SHEILA ROMUCHEWSKY

2do AÑO INTENSIVO

Junio, 2021

Para empezar, situémonos en el panorama al cual referimos en este ensayo. Finalizando el año 2019, en Wuhan, China se desató la pandemia del COVID-19, por la cual la población mundial está atravesando en la actualidad.

Si bien del total de las personas afectadas por esta pandemia los casos diagnosticados en niños y adolescentes están entre en el 1 y el 5%, la mayoría de ellos presentan síntomas leves, según artículos publicados por Jonas Ludvingsson. Sin embargo, cuando hablamos de salud mental, los más jóvenes forman parte de un grupo particularmente vulnerable durante la aparición de enfermedades infecciosas, siendo afectados, en este caso, directamente por las medidas del confinamiento.

Un comunicado de prensa por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que un estudio llevado a cabo en 2020, en 130 países, reveló que el trastorno por estrés postraumático, la ansiedad y la depresión fueron, respectivamente, cinco, cuatro y tres veces más frecuentes en comparación con lo que habitualmente se reportaba en años anteriores.

Por su parte, UNICEF realizó una evaluación a finales del año 2020, entrevistando a 8444 adolescentes y jóvenes de entre 13 y 29 años, en nueve países. El informe da cuenta de los sentimientos que enfrentaron en los primeros meses de la respuesta a la pandemia.

Entre los participantes, el 27% informó haber sentido ansiedad y el 15% depresión. Para el 30%, la principal razón que influye en sus emociones actuales es la situación económica.

La situación general de los países y sus localidades ha afectado la vida diaria de los jóvenes, ya que el 46% informa tener menos motivación para realizar actividades que normalmente disfrutaban. El 36% se siente menos motivado para hacer las tareas del hogar habituales.

Padres estresados, pérdidas económicas, familiares enfermos, duelos por pérdidas, educación virtual, encierro y separación de amigos son solo algunos de los factores que impactan en la vida de los adolescentes, y pueden llevar a alteraciones en su funcionamiento mental y, en consecuencia, trastornos a nivel emocional y social.

La salud mental de los adolescentes está marcadamente influenciada por el sistema familiar, y las interacciones familiares se han visto profundamente afectadas por la pandemia. Con el confinamiento prolongado en el hogar, el entorno familiar puede convertirse en un factor de riesgo clave para la salud mental de algunos niños y adolescentes, además, el entorno social también participa, el cual, en estas condiciones es bastante particular.

La adolescencia es una etapa difícil, y la enfermedad del coronavirus lo hace aún más difícil, ya que el adolescente está viviendo cierres y duelos a nivel psicológico, físico y emocional, lo cual puede llevar a que busquen separarse de su vínculo parental, pero que, al estar encerrados, esta necesidad se ve condicionada.

Por otro lado, quizás los amigos están presentes, pero no de la misma manera que en una condición libre de pandemia. La tecnología y redes sociales, antes eran algo meramente relacionado al entretenimiento, pero ahora se han vuelto algo indispensable para la comunicación.

Algunos padres están luchando con la tensión de supervisar la educación y las actividades de sus hijos, mientras experimentan simultáneamente sus propias pérdidas económicas, emocionales y sociales.

Todo el contexto que acompaña la pandemia llega a los niños a través de información y las emociones transmitidas por sus padres y otros adultos, por las noticias que reciben de los medios y por lo que consumen en redes sociales. Y, por otro lado, se dan cuenta de la complejidad de la situación debido a cambios en la rutina y el entorno a lo largo del tiempo.

Como resultado de esta escena, nos encontramos con adolescentes que han experimentado ataques de pánico, ansiedad, intentos de suicidio, miedo e inseguridad. Lo cual podría agravarse cuando el pesimismo es intensificado por los mismos adultos que los rodean.

Al mismo tiempo, las medidas de aislamiento social pueden llevar a conflictos familiares, falta de actividad física, alteraciones del sueño, y en algunos casos, abandono de la escolarización.

Por otra parte, los adolescentes que hayan entrado a esta etapa de la historia con problemas de fragilidad emocional y mental previos, se ven aún más afectados. Quienes, incluso antes del Coronavirus ya se sentían solos y aislados, incluso quienes vivían en situación precaria, también se encuentran en situación de riesgo.

Con relación a las alteraciones tempranas presentadas por este estrés, podemos decir que son: miedo, inseguridad, enojo, tristeza, etc., y es común que sucedan alteraciones de comportamiento como la impaciencia, indiferencia, cambios en los patrones de alimentación y sueño.

Ahora bien, transcurrido un tiempo de permanencia en esta condición, el estrés puede volverse aún más grave, motivo por el cual considero importante tocar este tema en este ensayo, es la exteriorización de comportamientos como falta de interés en conversar con familiares y amigos, falta de comunicación y expresión de las emociones, rechazo a realizar las actividades escolares, miedo irracional a salir de sus casas, pesadillas, ataques de ansiedad y depresión.

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