Agresividad
Enviado por flaquiitha • 21 de Mayo de 2015 • 1.166 Palabras (5 Páginas) • 219 Visitas
Explicación de la conducta agresiva
Muchos son los enfoques y las distintas teorías que se han realizado para dar una explicación de la conducta agresiva. Desde la etología se ha teorizado que es un instinto completamente imprescindible para la supervivencia; la teoría del aprendizaje social nos dice que estas conductas se aprenden por imitación y por observación; el psicoanálisis afirma que es por un “instinto de muerte” que la gente dirige hacia el exterior o hacia los demás, no hacia uno mismo…
Aunque, es más sencillo pensar que la conducta agresiva puede ser un compendio de todo ello, aprendizaje e instinto, innato y adquirido.
Factores que influyen en la conducta agresiva
Uno de los factores más influyentes es el entorno sociocultural en el que se mueve el niño. En estas edades, la familia es la pieza clave en la educación del niño, y por lo tanto, en la parte de la conducta agresiva que se aprende, y que no es instintiva.
Dentro de la familia y el entorno social del niño, muchos son los factores que hacen que el niño aprenda una conducta agresiva por imitación u observación:
– Conducta incongruente de los padres (la desaprueban pero la usan, aun no siendo conscientes de ello).
– Estilo educativo autoritario.
– Estilo educativo excesivamente permisivo, en el que no se han establecido los límites adecuados.
– Uso del castigo físico y verbal o psicológico como método educativo y de resolución de conflictos.
– Relaciones deterioradas entre los padres también puede provocar tensión en la familia y desembocar en este tipo de conductas.
El entorno social cercano también está claro que influye, no solamente la familia, el barrio, el colegio, los amigos, lo que les dejamos ver en la televisión o en el ordenador… Todo aporta a que se puedan desarrollar conductas agresivas.
Está claro que no podemos controlar absolutamente todo en la vida de nuestros hijos, ya que también necesitan aprender las cosas por sí mismos, necesitan autonomía y espacio, pero en todo aquello que sí podamos influir positivamente, ¿no creéis que merece la pena? No podemos ponerles una venda en los ojos, ni taparles los oídos, pero sí podemos cuidar nuestras conductas porque somos uno de sus principales modelos, sobre todo los primeros años de vida.
A modo de ejemplo, mi hija hace unos meses al ver como una persona sacaba un cigarro y lo encendía me preguntó alucinada que qué hacía esa persona, y qué era eso. Claro está, tenemos nuestros defectos como cualquier otro, pero no fumamos, y el entorno que le damos a nuestros hijas es más propicio para que en el futuro no fumen; aunque eso no asegure ese resultado al 100%, queda claro que aumentamos las posibilidades si lo comparáramos con la situación de que alguno de nosotros fumara.
Con esto quiero decir, que debemos hacer un esfuerzo de enseñar primero con el ejemplo, con la acción, y luego con la palabra. Es la mejor forma de prevenir conductas que no queremos que nuestros hijos realicen.
Qué hacemos ante este tipo de conductas
Existen muchas formas distintas de tratar estas conductas, una vez aparecidas, para tratar de que desaparezcan. Podemos actuar a dos niveles, por un lado técnicas para tratar de controlar los antecedentes que desencadenan estas conductas y técnicas para tratar estas conductas a través de sus consecuencias:
Técnicas para controlar los antecedentes
– Eliminar estímulos desencadenantes (si se pelea mucho con el primo, no dejarles mucho rato solos)
– Reducir la exposición de modelos agresivos (cuidar sobre todo nuestra conducta, la de los que le rodean y lo que ven en los medios)
– Reducir estímulos aversivos (eliminar los conflictos, eliminar la falta de afecto y de elogios hacia el niño)
– Exponerle
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