Albert Ellis
Enviado por mmvv71 • 28 de Noviembre de 2014 • 2.124 Palabras (9 Páginas) • 273 Visitas
Albert Ellis:
La sociedad padece analfabetismo sentimental.
Los hábitos y pensamientos autodestructivos se instalan en nuestra mente por costumbre y práctica, y nos identificamos con lo peor que nos ha pasado en nuestra infancia y en nuestra vida porque nos tomamos demasiado en serio las cosas desagradables. Pero podemos empezar a cambiar nuestra inercia de comportamiento si nos convencemos de que somos capaces y empezamos a establecer respuestas diferentes y más positivas.
Albert Ellis nació en Pittsburg y fue educado en la ciudad de Nueva York. Estudió Psicología en la especialidad de psicoanálisis, máster en Artes y doctorado en Filosofía, en la Facultad de Psicología Clínica de la Universidad de Columbia.
Psicólogo clínico en ejercicio durante más de medio siglo, su experiencia como terapeuta psicoanalista se vio pronto enriquecida por sus aportaciones filosóficas y creativas, prestando una importante atención al lenguaje con el que interpretamos nuestra experiencia. Sus teorías y su práctica se materializaron en la Terapia Racional Emotivo Conductual (1955) y en el Instituto Albert Ellis de Nueva York, del cual es presidente y fundador.
Está considerado como uno de los psicólogos más influyentes de nuestro tiempo, consumado orador en conferencias y talleres por todo el mundo. La Asociación Americana de Psicólogos le ha reconocido recientemente como la segunda persona que ha prestado una mayor contribución al campo de la Psicología, por delante de Sigmund Freud.
Es autor de más de 70 libros sobre psicoterapia, terapia de las relaciones, sexología y autoayuda, incluidos "Una nueva guía para una vida racional" o "Ser feliz y vencer las preocupaciones".
Entre sus últimos libros traducidos al castellano, "Pregunte a Albert Ellis" (Ed. Obelisco), "Las relaciones con los demás" (Océano) y "Sexo sin culpa en el siglo XXI" (Libros Comienzo).
Dr. Ellis, ¿se instalan más fácilmente en nuestra mente los hábitos autodestructivos (como la culpabilización o las autoexigencias) que los hábitos sanos y creativos? Si es así, ¿por qué ocurre esto?
- Sí, tenemos una tendencia a instalar hábitos autodestructivos, en gran parte también porque lo aprendemos de nuestros padres y de nuestra cultura. Por consiguiente, suelen ser más fuertes y difíciles de desarraigar que las creencias más positivas y más sanas.
Los recuerdos que nos traumatizan son aquellos con los que nos identificamos, los que convertimos en parte de nuestra identidad. ¿Por qué convertimos en parte de nuestra identidad las anécdotas más molestas (rechazo, abandono, etc.) y no todos los gestos de amor que probablemente hemos recibido en nuestra infancia?
- Es cierto: solemos asociar nuestra identidad principalmente a las cosas más desagradables que nos han sucedido, en vez de a todos los signos de amor que probablemente hemos recibido a lo largo de nuestra vida, y esto ocurre así porque nos tomamos demasiado en serio las cosas desagradables y por tanto exageramos su significado.
Usted insiste en que las personas tienen una considerable capacidad para reconstruirse y cambiarse a sí mismas, ¿cómo empezar a romper la inercia autodestructiva que nos hace obsesionarnos con complejos, miedos y exigencias?
- Para empezar, hay que asumir de verdad el hecho de que es posible, que eres capaz de cambiar profundamente, y te dedicas a practicar y trabajar en serio para conseguirlo.
Mucha gente piensa que las emociones son naturales y humanas y que "la razón no puede domesticar al corazón". Sin embargo, usted dice que las emociones son la respuesta física/química consecuente de nuestras interpretaciones y creencias. ¿Cómo ocurre esto?
- La Terapia Racional Emotiva afirma que las emociones son naturales y que son reacciones a nuestras interpretaciones y creencias, ya que creamos emociones no simplemente manteniendo pensamientos negativos, sino sintiéndolos y actuando posteriormente como consecuencia de ellos. Y el hecho es que podemos sentir, actuar y pensar de manera diferente si nos forzamos a hacerlo.
No todas las emociones negativas pueden ser consideradas equivocadas, como la tristeza ante la pérdida de alguien o algo, o la frustración de no obtener lo que queremos. ¿Cuáles son las emociones que usted considera irracionales y por qué?
- Son destructivas e irracionales las emociones que minan nuestros objetivos y propósitos principales en la vida. Son, fundamentalmente: la depresión, la ansiedad excesiva, la ira excesiva y la culpa pronunciada.
Cómo afrontar emociones autodestructivas como:
Los celos: Podemos tratar los celos viendo que hay otras personas que se las apañan para hacerlo y que eso no supone en absoluto una depreciación de nuestra personalidad.
La depresión: Comprendiendo que por muchas veces que tropecemos y caigamos, podremos triunfar en el futuro.
El odio: Podemos tratar la ira y el odio dándonos cuenta de que las personas no son condenables incluso cuando su forma de actuar resulte muy reprensible.
La culpa: Admitiendo que cuando hacemos cosas equivocadas no somos seres despreciables por hacerlas.
La ira: Y podemos tratar la ira dándonos cuenta de que la creamos cuando exigimos que las personas no deberían hacer lo que hacen, y dándoles carta blanca para ser como son sin odiarlas, sino odiando tal vez aquello que hacen.
Usted considera que la sociedad padece de "analfabetismo sentimental", que se traduce en la falta de realismo y tolerancia. ¿Qué propone para iniciar una alfabetización sentimental y de las emociones?
- La alfabetización emocional y la tolerancia pueden lograrse concediendo a las otras personas el derecho a equivocarse, aun cuando no estás de acuerdo con ellas, pero sin rechazarlas ni despreciarlas como seres humanos por comportarse de ese modo.
Cuando las personas están inquietas piensan, sienten y actúan de un modo disfuncional, en defensa propia. ¿Qué es lo que provoca esta inquietud? ¿La aspiración de vivir una vida perfecta y la frustración de que no sea así?
- Se produce la ansiedad cuando las personas se exigen hacerlo todo bien y sienten que no tienen valor suficiente como seres humanos si no lo hacen. Deberíamos renunciar a la ambición de vivir una vida perfecta y darnos cuenta de que siempre solemos actuar de forma imperfecta, pues somos falibles como seres humanos, y podemos aceptarnos con esas imperfecciones.
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