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Ana Maria Fernandez - Campo Grupal


Enviado por   •  25 de Junio de 2015  •  3.332 Palabras (14 Páginas)  •  573 Visitas

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INTRODUCCION

Elucidar es el trabajo por el cual los hom-bres intentan pensar lo que hacen y saber lo que piensan.

C. Castoriadis

A. Para una elucidación crítica del campo grupal

Es indudable que a partir de la institución de los primeros dispositivos grupales, mucho se ha escrito sobre grupos. Puede observarse que a lo largo de los últimos cincuenta años se implementaron formas de trabajo muy diversas que incluyen abordajes colecti-vos entre sus recursos tecnológicos: capacitación de personal de empresas, modernas pedagogías, programación de actividades creativas, gestión de participación social, im-plementación de políticas de salud, proyectos de investigación-acción, educación se-xual, investigaciones participativas, intervenciones comunitarias, etcétera. Los campos de aplicación que llegaron a instituirse en este terreno hubieran sido francamente im-pensables en décadas anteriores.

El campo de la clínica no quedó por fuera de este fenómeno; con notable celeri-dad se multiplicaron diferentes dispositivos de pequeño grupo con fines psicoterapéuti-cos, apoyados -con mayor o menor fortuna- en distintos referentes teóricos.

Así las cosas, los discursos con respecto a la grupalidad fueron organizando una infatigable Torre de Babel. ¿Cómo transitar por ella? Los múltiples campos de interven-ción instituidos, las variadas técnicas implementadas, la enunciación de discursos teó-ricos de diverso origen dibujaron, en su devenir, un cierto recorte disciplinario. Sin em-bargo no puede considerarse -hasta el presente- que sea pertinente hablar de un cuer-po teórico sistemático de lo grupal. Lo que sí puede encontrarse en su Babel es un da-mero de opciones teórico-técnicas y ciertos perfiles profesionales que utilizan abordajes grupales en sus respectivos campos de trabajo.

Otra vez la pregunta: ¿cómo organizar una indagación de las producciones que tal campo despliega? ¿Desde qué criterios poner a consideración su legitimidad disci-plinaria? ¿Con qué formas de lectura localizar aquellos nudos problemáticos que insis-ten y atraviesan los diversos dispositivos que se instituyen?

La propuesta que aquí se presenta intenta introducir al lector en algunas de las principales líneas problemáticas que el campo de lo grupa¡ presenta. En lugar de reali-zar un recorrido por las diferentes teorías sobre grupos aspira a plantear problemas. En tal sentido, cuando se detiene en alguna de ellas no trata de presentar sus ideas en apretada síntesis: más bien se apoya en sus nociones para interrogar los problemas que tales teorizaciones han hecho posibles y así analizar sus criterios de demarcación y la inscripción de sus prácticas. Interroga algunas producciones teóricas problematizándo-las; las abre a la crítica: pregunta de qué premisas partió un autor o corriente, qué inte-rrogaciones se formuló, cómo las respondió, por qué habrá producido tales respuestas y no otras, cuáles fueron sus impensables. Desde sus respuestas reconstruir sus pregun-tas, desde sus enunciados teóricos inferirlas condiciones de posibilidad de tal produc-ción. Desplegar sus enunciados para poder sostener un desafío: ¿cómo hacer para pensar tales problemas de otro modo?

En síntesis, se propone un criterio de elucidación crítica:

Elucidar es una: labor propositiva, una exploración acerca de… inacabada, sujeta a revisio-nes y ajustes provisorios, aunque no por eso menos rigurosos; se tratará de pensar sobre lo hecho mientras se buscará conocer con mayor precisión eso que como hecho deberá ser deshecho, para entender su irradiada composición, otorgando a la actividad de-constructiva un lugar central en la tarea de elucidación.

Se hace necesario para tales objetivos, en primer lugar, una misión histórica a los saberes y prácticas grupales; historia en un sentido genealógico, es decir con el interés de indagar cómo se han constituido los saberes sus discursos, sus diseños grupales, sus dominios de objeto, la institución de sus prácticas y sus demarcaciones disciplina-rias. Analizar, por lo tanto, las condiciones de producción de tales saberes: teóricas y epistémicas, pero también institucionales e histórico-sociales; en síntesis, no sólo lo que una teoría dice, sino las formas históricas de gestión de los conocimientos que enuncia; no ya la descripción de sus prácticas, sino más bien el análisis de las demandas a las que tales prácticas dan respuesta.

En rigor de verdad, este libro no desarrolla el conjunto de deconstrucciones y re-construcciones de las teorías y prácticas que un estudio genealógico exigiría. Pero sí,.en el marco de lo antedicho, propone algunas puntuaciones que permitan localizar los núcleos que -en sus insistencias- conforman ciertas demarcaciones del campo gru-pal.

Si bien no despliega el exhaustivo recorrido historiográfico que el rigor genealó-gico necesita, abre ciertos signos de pregunta sobre algunos lugares comunes que han cristalizado en los saberes y prácticas grupales en nuestro medio. En tal sentido es que aquí se habla de puntuaciones, proponiendo al lector algunas localizaciones críticas que ofrece como sus notas -sus primeras notas- para una genealogía de lo grupal. Su intención se aleja de definir qué son los grupos, y se orienta a esbozar algunas ideas que otorguen instrumentos básicos para pensar una teoría de lo que hacemos cuando instituimos grupos.

En primer lugar, se enfatiza una diferenciación: los grupos no son lo grupal; im-porta por lo tanto una teoría de lo que hacemos y no una teoría de lo que es. En ese sentido su preocupación es epistémica (cómo se construyen los conocimientos sobre lo grupa]) y no óntica (qué son los grupos).

En segundo lugar, es importante subrayar que las diferentes teorías sobre lo gru-pal -como de todo campo disciplinaria no son sólo producciones discursivas; son, por el contrario, el resultado de una serie de factores articulados. Interesa reflexionar, particu-larmente, sobre la relación existente entre un cuerpo teórico y el diseño técnico que or-ganiza sus formas de trabajo grupal, el lugar que tal corriente o pensador sostenga co-mo sus a priori en la tensión singular-colectivo, la demanda socio-histórica a la que sus dispositivos son respuesta y, en muchos casos, las urgencias de legitimación insti-tucional que marcan sus indagaciones.

En tercer lugar, no hay que olvidar que una teoría demarca sus áreas de visibili-dad e invisibilidad, sus enunciados y sus silencios, como resultado de la articulación de los factores mencionados. En tal sentido, una indagación que se propone crítica lejos estará de buscar acuerdos o desacuerdos con los autores abordados. Desplegará

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