Ansiedad
Enviado por sebastiann92 • 23 de Abril de 2019 • Documentos de Investigación • 848 Palabras (4 Páginas) • 83 Visitas
Por la ruta 5 camino hacia Coquimbo hay un pequeño grupo de personas que generalmente tienen sus carpas detrás de la línea ferroviaria, este grupo está compuesto por dos hombres y una mujer, generalmente se les puede ver pidiendo dinero fuera del mall o pernoctando en dicho lugar, ¿pero quiénes son realmente estas personas?, usualmente las personas los ven todos los días, incluso algunos les entregan dinero o comida, pero ¿es esa la ayuda que necesitan? Cayendo en el prejuicio muchos podrían aseverar que estos sujetos son potencialmente drogadictos y que el dinero recaudado lo podrían utilizar en satisfacer su vicio, particularmente no podría asegurar que esto es o no así, pero la idea no es debatir si son personas viciosas o no, lo que debemos buscar es la solución al problema de raíz y analizar si la ayuda (si es que la han recibido) ha sido efectiva, de lo contrario, habría que empezar a buscar las mejores maneras de ayudar a estas personas.
La exclusión social se puede definir como “Un proceso multidimensional, que tiende a menudo a acumular, combinar y separar, tantos a individuos como a colectivos, de una serie de derechos sociales tales como el trabajo, la educación, la salud, la cultura, la economía y la política, a los que otros colectivos sí tienen acceso y posibilidad de disfrute y que terminan por anular el concepto de ciudadanía” (Ramirez, 2008).
Dentro de nuestra sociedad es común ver sujetos que quedan relegados a un segundo plano en el sistema social, siendo minimizados y excluidos debido a la falta de producción que estos pudiesen generar. Es por esta falta de “producir” que la sociedad busca una forma de ayudarlos en base a la entrega de dinero u objetos que les sean útiles para sobrevivir, pero bajo mi punto de vista esto no es lo que ellos necesitan realmente, obviamente necesitan comer y vestirse, pero concentrándonos solo en eso y creyendo que la solución del problema será entregarles alimentos y cobijas solo estaremos cambiando la punta del iceberg, lo que deberíamos cambiar es el fondo de este iceberg, y este fondo sería la falta de herramientas y oportunidades que carecen en las vidas de estas personas, sin embargo, no podemos dejar de lado el hecho de que un porcentaje importante de las personas en situaciones de calle pueden tener alguna clase de adicción o algún tipo de trastorno sin tratar.
Los desechados por la sociedad, esas personas que vemos vagando y pidiendo limosnas, son oprimidos por la noción de que son menos que el resto de los habitantes productivos de la sociedad, y han sido deshumanizados bajo la lógica de que no sirven para sustentar el modelo económico imperante. Aquí la educación tiene que tener un rol determinante en la humanización de estos sujetos, enseñándoles las bases de un pensamiento reflexivo para que sean consientes de que pueden liberarse del estigma bajo el cual han sido catalogados. Enseñar requiere de un compromiso por parte del que enseña y del que se le enseña, en esta relación debe existir una reciprocidad que genere un ambiente de comunicación en donde el alumno sienta que su opinión es validada por el educador, y que no sea un ambiente en donde la verdad es absoluta por parte del educador, la enseñanza se debe basar en la reflexión y en generar un pensamiento crítico, de esta manera “los oprimidos pueden luchar como hombres que son y no como objetos” (Freire, 1968)
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