Asesino Serial Gary
Enviado por diany_kyd • 20 de Agosto de 2012 • 1.843 Palabras (8 Páginas) • 710 Visitas
Gary Ridgway
Ridgway nació en Salt Lake City, capital del estado estadounidense de Utah el 18 de febrero de 1949, hijo de Mary Rita Steinman y de Thomas Newton; fue el segundo hijo, de un total de tres. Fue criado en McMicken Height, Washington. Se sabe que su madre era absolutamente estricta y que dominaba con mano de hierro a los integrantes de la familia, especialmente a Ridgway. Familiares recuerdan que su madre jamás lo quiso y que constantemente le gritaba a su esposo. Luego de que Ridgway fuera detenido, varios familiares y amigos del mismo fueron interrogados para saber cómo lo describían. Lo describieron como una persona amistosa pero extraña. Mientras caminaba casa por casa hablando sobre laIglesia Pentecostal a la que asistía, este hombre desarrollaba cada día más una obsesión por las prostitutas además de estar sufriendo una anomalía en su comportamiento sexual. Sus primeros dos matrimonios estuvieron plagados de infidelidades de ambas partes.
Además debo decirles que la madre de Gary era una mujer religiosa bastante atractiva y provocativa, ero con cambios de personalidad radicales, tanto así, que una vez en la hora de la cena le quebró un plato en la cabeza a su compañero de hogar. Ridgway se sentía intimidado-atraído por esta figura pero le repudiaba al mismo tiempo pues como hemos mencionado nunca le expreso cariño materno.
En cuanto a su captura podemos decir que fue beneficiado por el atraso de las pruebas de ADN, ya que los policías lo tenían como sospechoso pero faltaban detalles para atraparlo.
Como en sus últimos treinta y dos años, un viernes por la tarde el señor Gary Leon Ridgway terminaba su jornada como pintor de camiones en la fábrica Kenworth, situada en la tranquila ciudad de Auburn (Washington).
Pero, aquella tarde, el veterano trabajador no podía ni imaginar que a la salida le esperaba un grupo de policías con unas esposas, una orden de detención y toneladas de impaciencia acumuladas a lo largo de dos décadas de difícil e infructuosa investigación.
Justo en el momento en que las esposas rodearon las muñecas de Ridgway finalizó la loca carrera criminal del asesino en serie más prolífico de los Estados Unidos y también se puso término a la investigación policial más larga de su historia. Durante los años ochenta y noventa, Gary Leon Ridgway, hombre casado de apariencia frágil, afable y vecino ejemplar fue asesinando sin tregua a decenas de prostitutas estrangulándolas después de requerir sus servicios. Pero, aunque parezca increíble, el número de delitos que figura en el historial del asesino todavía puede verse aumentado enormemente al considerársele también el principal sospechoso de la autoría de otros ochenta asesinatos que aún siguen pendientes de resolución en los Estados de Canadá, Vancouver, San Diego, California, Pórtland y Oregón. Del mismo modo, la policía no cesa en su actividad de búsqueda de nuevos cuerpos enterrados en las cercanías de cada uno de los domicilios donde Ridgway habitó a lo largo de su vida y en cuyas zonas anexas ya se han comenzado a encontrar cadáveres de toda clase y en las más inesperadas circunstancias.
Los primeros cinco cadáveres fueron encontrados en 1982 junto al Río Verde, en el término de la ciudad de Kent (Washington), por lo que el entonces desconocido autor de las muertes fue bautizado por la prensa con el sobrenombre del “asesino del Río Verde”. La gran mayoría de las víctimas eran prostitutas, drogadictos y jóvenes fugados y sus cuerpos aparecían abandonados en lugares deshabitados. Dos años después, la ola de asesinatos se detuvo repentinamente, provocando el desconcierto en la policía pues a la par se iban produciendo nuevos hallazgos en lugares alejados, incluso situados en otros Estados. El número de casos sin resolver iba en imparable aumento, mientras la ciudadanía se alarmaba ante la ineficacia policial a cada nuevo deceso atribuido al misterioso asesino del Río Verde. Las trágicas muertes eran seguidas por todo el país a través de unos siempre atentos medios de comunicación: decenas de mujeres estaban siendo asesinadas, mutiladas y posteriormente abandonadas, primero junto al Río Verde, y más tarde en zonas boscosas, las inmediaciones de aeropuertos o autopistas de distintos Estados.
Transcurrían los años, se sucedían nuevos hallazgos, pero el culpable, todavía impune, proseguía su febril actividad bajo la protección que le brindaba el anonimato. El caso continuaba sin resolverse, envuelto en una nube de misterio tan densa que fueron necesarias dos décadas para dar con la identidad del asesino, finalmente señalada gracias a evidencias obtenidas en pruebas del ADN. En su confesión jurada ante la Corte de la ciudad de Seattle, Ridgway se declaró culpable de 48 asesinatos, de los que era considerado sospechoso en el Estado de Washington, si bien sólo había podido ser acusado de 7 de los mismos. Esta confesión escribe en su historial una cifra que lo convierte en el asesino en serie con más muertes de la historia de los Estados Unidos. Sin embargo, los policías investigadores del caso no descartan que algunos de los asesinatos atribuidos a Ridgway hayan sido cometidos por imitadores que hubieran arrojado los cadáveres junto al Río Verde. La autoinculpación es fruto de un acuerdo entre Ridgway y los fiscales, que le conmutan la pena de muerte por la de cadena perpetua sin fianza y a cambio de la confesión y ayuda a la policía en sus pesquisas referentes a la localización de cuerpos de las víctimas, incluyendo otras de las que no se tuviera conocimiento. La posibilidad de este pacto viene reconocida en la Constitución estadounidense y supone un ahorro
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