Autocracia Y Democracia
Enviado por jaconortiz • 19 de Mayo de 2013 • 1.290 Palabras (6 Páginas) • 627 Visitas
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Reforma Constitucional: Democracia vs. Autocracia y el mito de
la creación del Hombre Nuevo.
La aprobación de la Reforma Constitucional propuesta por el
Presidente de la República tiene como fin, de acuerdo al discurso del
propio Presidente, catapultarnos hacia el socialismo del siglo XXI.
Esto, a pesar de que el propio mandatario y sus aliados han dicho en
reiteradas oportunidades, que el socialismo del siglo XXI es un
concepto en construcción y que todos los revolucionarios deben
contribuir a su definición. De lo que se desprende, por la falta de
contenido conceptual, que por lo menos teóricamente sería un salto al
vacío. Sin embargo, en estos tiempos de campaña por el SI a la
Reforma Constitucional, el Presidente ha dado algunos asomos de lo
que significa tan importante concepto. Nos ha dicho, en sus
alocuciones, que el socialismo es “la suprema libertad del hombre”,
“el único sistema social capaz de lograr la redención del hombre”,
“el mundo de la honradez y la solidaridad”, “la única alternativa de
los pueblos”, para sólo citar algunas de las definiciones edulcoradas y
lo suficientemente seductoras como para lograr la adhesión masiva de
gente de bien, amante de los más supremos valores del hombre como
la libertad y la solidaridad con los más débiles. En paralelo y para
efectos de ilustrar las bondades de este sistema social, el Presidente le
ha dicho al país que el Capitalismo ha sido la causa de todos los males
de la humanidad, no reconociendo ni un ápice de los avances logrados
bajo este sistema económico.
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No creemos que bajo este esquema maniqueo y simplista que
echa mano del eterno mito de la lucha entre el bien y el mal, se deba
discutir la propuesta de la Reforma Constitucional. Es imposible hacer
un debate serio si de lo que se trataría es de escoger entre el feroz y
despiadado capitalismo o el salvador y liberador socialismo. Esto por
una sola razón, la realidad de los hechos y las propuestas de la
Reforma Constitucional apuntan hacia un dilema de corte diferente, el
de la democracia versus la autocracia.
Así, más allá de los sugestivos significados que el Presidente le
ha venido dando a la palabra socialismo, la terquedad de los hechos y
las propuestas que integran la Reforma Constitucional nos conducen a
una visión menos romántica del término. Si hacemos caso omiso a lo
verbalizado y nos atenemos a las realidades, pareciera que el
Presidente se refiere más bien al fracasado socialismo autocrático y
represivo que se instauró en la antigua Unión Soviética, o que
sobrevive en medio de la miseria y la represión en Corea del Norte o
Cuba, y no a los socialismos nórdicos en donde imperan las formas
democráticas de gobierno.
¿Cuáles son los indicadores que fundamentan esta apreciación?.
En primer lugar nos referiremos a los hechos para luego hacer
mención a lo propuesto en la Reforma. Enumeraremos algunos hechos
incontrastables: El control absoluto de los poderes por parte del
Ejecutivo, el apartheid político y laboral por el sólo delito de pensar
diferente al régimen, la jerga antiimperialista, el silenciamiento de
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medios de comunicación por ardides legales o por la autocensura
vergonzosa, el atenazamiento del mundo cultural, el culto al líder, la
hegemonía comunicacional, el discurso de odio para enfrentar sectores
sociales, el nepotismo, la impunidad si el delito es cometido por
simpatizantes, el arrinconamiento de los productores y empresarios, la
imposición de una ideología oficial en la escuela, la arbitrariedad en la
aplicación de la Ley, y como es de suponerse, el cerco a las
universidades autónomas, tradicional enemigo de las autocracias de
todo tipo en todo el mundo. Recordemos el ¡muera la inteligencia!, del
General fascista Millán Astray, frente al ¡venceréis pero no
convenceréis!, de Don Miguel de Unamuno, Rector Magnifico de la
prestigiosa Universidad de Salamanca.
Hasta aquí, los hechos tercos e inocultables no dejan lugar a
dudas sobre la verdadera naturaleza del tipo de socialismo que se
quiere imponer. Ahora nos referiremos a la Reforma Constitucional,
cuyas propuestas, a nuestro entender, indefectiblemente le darían
legalidad a la autocracia. Presentaremos solo algunas de ellas: el
aumento de competencias para el Presidente de la República, la
reelección indefinida o continua bajo el pueril argumento de la
necesidad de terminar la obra de gobierno, la extensión del período
presidencial a siete años sin justificación alguna (debe ser que no la
merecemos), la designación a dedo de los representantes
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