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COACHING DE VIDA: EL EQUILIBRIO EMOCIONAL NAVIDEÑO


Enviado por   •  15 de Diciembre de 2011  •  974 Palabras (4 Páginas)  •  791 Visitas

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Como bien sabemos los coachs, nuestra vida está sujeta a un continuo proceso de ajuste entre lo que uno siente y lo que sucede ahí fuera. Las vacaciones navideñas son un caldo de cultivo idóneo para que se produzcan grandes contrastes entre el paisaje de dentro –a la nostalgia, tristeza o estrés se añade este año preocupación por el futuro– y el de fuera: alegría, alegría, alegría, como dice el villancico.

¿Cómo lidiar con ello? Quizá conozcas el relato del país donde todo el mundo andaba descalzo:

Un día, la reina se cortó el pie al caminar sobre un terreno rocoso. Molesta, congregó a sus ministros y ordenó que todas sus tierras se cubriesen con cuero. Un ministro sabio se levantó y sugirió una idea más sencilla. “En vez de cubrir el reino con cuero, más bien cubramos las plantas de los pies de todos los habitantes”. A la reina le pareció buena idea, y de ahí el origen de los zapatos.

Suena absurdo alfombrar todo un país para proteger los pies de sus habitantes. Y sin embargo, , mucha gente exige–internamente, al menos– que la presión ambiente, por así decir, sea equivalente a la suya propia, la interna.

En Navidad muchas veces sentimos ganas de no ver a nadie, de no ir de visita a ver a ese familiar que nunca vemos en todo el año, de no estar feliz por imposición, de tener un momento de paz interior. Que levante la mano quien no haya deseado, al menos alguna vez, otros familiares, otro menú navideño, otros regalos, otra programación televisiva en Nochevieja. Hay, incluso, a quien le gustaría que erradicasen la fiesta de la faz de la tierra, pero ese no es nuestro caso.

He aquí algunos trucos para adaptar la presión interna a lo que ocurre ahí fuera para intentar de equilibrarnos:

1. Analiza tus expectativas

Como diría Woody Allen, la familia es la fuente de todas las neurosis. Tu sistema nervioso se formó ahí dentro, en el seno de la familia, y por eso durante esas reuniones familiares suelen aparecer diferentes versiones de ti mismo –como adulto, niño o adolescente– que se entrelazan entre sí de formas no del todo coherentes. Si la idea de fallecer por combustión espontánea no te seduce, recomendamos “experimentar lo que sea que te esté ocurriendo sin imponer grandes demandas sobre ti mismo o los demás”.

2. Acepta lo que sientes

Una de las principales presiones que nos creamos a nosotros mismos se produce cuando nos exigimos sentir lo que nuestras familias quieren que sintamos, o lo que creemos que deberíamos estar experimentando: el famoso –y temido– espíritu navideño. “Trata de confiar en que lo que tenga que suceder sucederá, y lidia con ello lo mejor que puedas.Pero permitiendo, no suprimiendo”.

3. Reconoce que el estrés es a las Navidades lo que el frío a la nieve

Y en particular las fiestas de este año, que aparecen envueltas en primas de riesgo y una crisis galopante. Un contexto

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