CUERPO Y AUTOESTIMA: UNA ESTRECHA RELACIÓN EN LA ADOLESCENCIA A TENER EN CUENTA EN EL ENTORNO EDUCATIVO
Enviado por 1NTC • 31 de Agosto de 2012 • 2.400 Palabras (10 Páginas) • 646 Visitas
CUERPO Y AUTOESTIMA: UNA ESTRECHA RELACIÓN EN LA ADOLESCENCIA A TENER EN CUENTA EN EL ENTORNO EDUCATIVO
En este artículo abordaremos dos conceptos muy estrechamente ligados en la etapa de la adolescencia: la autoestima y el cuerpo. Reflexionaremos en cuanto a los objetivos y contenidos que sería conveniente tratar con el alumnado esta edad.
Siguiendo el trabajo planteado de Rocheblave-Spenlée. Para la autora, la adolescencia se considera como una especie de “segundo nacimiento”, que podríamos definir como nacimiento “cultural”, frente al primer nacimiento biológico, sin olvidar que está estrechamente relacionado con procesos biológicos muy importantes.
El proceso de la adolescencia puede compararse a los procesos de la gestación y el nacimiento. De un ámbito de protección aún fuerte, casi completa, encarnado principalmente en la famillia, el adolescente debe salir a otro ámbito más amplio y costoso, que es la sociedad.
Este proceso será largo y duro: superación de duelos, alcanzamiento de la madurez para las relaciones interpersonales, logro de una identidad, etc. Al igual que en el nacimiento biológico, también aparecerán problemas de adaptación, frustraciones, existiendo un gran número de determinantes, no sólo internos, sino igualmente externos.
La sociedad se convierte en el condicionante externo más importante, y su influencia varía según la sociedad en la que el adolescente se desarrolla.
La adolescencia, universalmente, es un período intermedio entre la infancia y la edad adulta, y como tal, no es un estado definitivo donde el adolescente pueda quedar estancado. Siempre debe ser superada de una manera u otra. Ello, nos hace ver que no será igual en todas las sociedades, y dependerá en gran medida tanto de los roles que se establezcan culturalmente para el niño cuanto de aquellos que se establezcan para el adulto.
En todas las culturas se establece una lucha generacional, más o menos acusada. Siempre hay diferencias entre los padres y los hijos, de generación a generación, con las consiguientes distancias en los planos fisiológicos, psicosocial y sociológico.
Padres (realistas) apoyados en sus experiencias del pasado (conservadurismo, hijos proyectados hacia el futuro que no suelen aceptar las opiniones de aquéllos (contestatarismo). El futuro de los padres contempla la existencia de los hijos, cuando para éstos, el futuro debe comprender la muerte de los padres.
La adolescencia supone, el acceso a la genitalidad y a la capacidad de reproducción y a excepción de algunas culturas, suele distar un tiempo más o menos largo, entre la posibilidad de mantener relaciones sexuales y su consumación real.
La adolescencia implica asimismo la posibilidad de acceso al mundo del trabajo y el desempeño de ciertas funciones sociales de adulto.
Un pequeño conocimiento de las normas y valores que conforman las sociedades es requisito suficiente para comprender la existencia de varias adolescencias diferentes. La adolescencia es por tanto un hecho cultural, donde las normas y reglas establecidas así como el medio socioeconómico, influirán de manera decisiva en la vida y conductas adolescentes.
La familia se convierte en ese agente transmisor de las normas y valores que define la sociedad. Reproducirá unos modelos, pero interpretados desde la clase social en la que está inserta: ideas religiosas, éticas, políticas, etc...que inculcará a sus miembros y que ella misma sostiene, estrechamente unidas a su posición social.
Autoestima y cuerpo
Nos referimos a autoestima como la capacidad desarrollable de experimentar la existencia, la consciencia del potencial propio y de las necesidades reales; independientemente de las limitaciones existentes en la propia humanidad o de las circunstancias externas generadas por los distintos contextos en los que surge la interacción.
Podríamos considerar la autoestima como esa imagen o actitud hacia uno mismo. La evolución de cada uno a lo largo de la historia de su vida determina el grado de autoestima e incluye tres componentes a considerar:
- Cognitivo: Lo que uno piensa (autoconcepto), sus opiniones y creencias.
- Afectivo: Lo que uno siente, su valoración positiva o negativa personal y la sensación de sentirse a gusto o a disgusto con la valía de uno mismo.
- Conductal: Lo que uno hace (autoafirmación) intención y decisión de actuar, y el esfuerzo por alcanzar reconocimiento ante nosotros mismos y ante los demás.
El concepto del Yo y de la Autoestima se desarrolla durante importantes etapas de nuestra vida:
El recién nacido: esperimenta sensaciones físicas y sentimientos de bienestar o incomodidad cuando es atendido por sus padres.
En la 1º infancia: Comienza la sensación de autonomía con el desarrollo motor y del lenguaje, poseen cierta conciencia de ser una persona y no un apéndice del padre y de la madre. Necesita ser aceptado y amado y buscará respuestas positivas en sus familiares más cercanos.
En el colegio: amplía sus experiencias con la salida del ámbito familiar. Empieza a pensar por sí mismo. Puede defenderse de las críticas si ha sido educado para pensar por sí mismo y de forma positiva.
La adolescencia: es uno de los períodos más críticos para el desarrollo de la autoestima. Conseguir una identidad propia en esta etapa es bastante complicado debido a los procesos psicofísicos y a la presión social que todo adolescente experimenta.
En este período es fundamental la opinión y el sentido de la propia valía que se haya adquirido durante la infancia.
Por cuerpo consideramos no sólo un conjunto ordenado de vísceras, órganos, vasos, etc. Es la presencia de nuestra persona, el cuerpo es lenguaje, y habla a los otros y nos habla a nosotros mismos. En este sentido el cuerpo es especial en la adolescencia en el sentido que en la vida de muchos adolescentes, su cuerpo juega un papel importante y negativo.
El miedo al rechazo y a la no aceptación que tienen muchos adolescentes, lo viven de forma patológica. Invierten tantas energías en aparecer aceptables para los demás que se pierden a sí mismos, y entran en una dinámica que tiene gran dificultad para ser reales y ocuparse de otras cosas.
El cuerpo es también presencia social y tiene gran importancia la dimensión social del propio cuerpo. En la mayoría de los casos la percepción vivencial del propio cuerpo se halla mediatizada por su efecto social, o la imagen especular que le devuelve el entorno. A muchas personas les es imposible apreciarse a sí mismos en cuanto al cuerpo de forma independiente
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