Cinco Estadios

El estadio impulsivo se caracteriza por la respuesta motora a los diferentes estímulos (interoceptivos, propioceptivos y exterioceptivos), cuya respuesta es refleja. A veces, parece adaptarse a su objeto (succión, prensión-refleja, etc.), otras veces actúa en forma de grandes descargas impulsivas, sin ejercer el menor control en la respuesta, debido a que los centros corticales superiores no son capaces de ejercer su control, ya que aún no están maduros. En este sentido, la forma más degradada de la actividad es la que posteriormente se da cuando se queda abolido el control superior (en las crisis compulsivas, por ejemplo). Cuando no se desarrolla normalmente el sistema nervioso, es la única respuesta, y sin posible progreso. Los límites del primer estadio no son muy precisos.

En el estadio emocional (>6 meses), tanto como los cuidados materiales, el niño necesita muestras de afecto por parte de quienes lo rodean. Aparecen las primeras muestras de orientación hacia el entorno social, reacciones tónico emocionales (sonrisa, enfado,…). Cabe decir que la emoción domina las relaciones del niño con su medio (“simbiosis con el mundo”).

En el estadio sensorio motor (final 1er año), el niño se orientará hacia intereses objetivos y descubrirá realmente el mundo de los objetos. H. Wallon concede gran importancia a dos aspectos diversos del desarrollo, el andar y la palabra, que contribuyen al cambio total del mundo infantil, ya que en este estadio aparecen nuevas posibilidades de capacidad de desplazamiento en el espacio (caminar) y la actividad artrofoniatoria adquiere función simbólica (capacidad de atribuir a un objeto su representación – imaginada – y a su representación un signo verbal – gesto). En este estadio se puede decir que aparece una intensa actividad de investigación y de exploración del mundo de los objetos.

El estadio proyectivo (> 1 año), se puede decir que es un estadio que posee considerablemente interés en la medida en que guarda relación con toda la concepción genética walloniana del paso del acto al pensamiento. Es el estadio en que la acción, en lugar de ser, como será más tarde.

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