Conceptos Erróneos Sobre La Modificación De Conducta

Conceptos erróneos sobre la modificación de conducta

El reforzamiento es “soborno”

Se llama soborno al uso ilícito de recompensas, regalos o favores que pervierten el juicio o corrompen la conducta de alguien. En el soborno se utiliza la recompensa con el propósito de cambiar la conducta, pero esta se corrompe, es ilegal o inmoral en alguna forma. La definición de soborno incluye la conducta inmoral, ilegal o deshonesta, para la cual se otorga o promete la recompensa. En el reforzamiento, como se emplea comúnmente, se dan eventos por las conductas que generalmente se acuerdan en beneficio del paciente, de la sociedad o de ambos.

Los reforzadores usados para cambiar la conducta a menudo son eventos que ordinariamente están presentes en la situación (o sea, reforzadores de “ocurrencia natural”).

Los individuos se vuelven “dependientes” de los reforzadores extrínsecos

Implícitamente, se considera que los sobornos están restringidos a cambios de corta duración en la conducta.

Cuando ya no se proporciona el reforzamiento para la conducta, ésta por lo general se extingue. Es este sentido los individuos sí se convierten en personas dependientes de la entrega de reforzadores. Se puede esperar que la interrupción del reforzamiento para la conducta apropiada ocasione decremento en tal conducta. En segundo lugar, al inicio de un programa, el paciente puede hacerse dependiente del reforzamiento inmediato, pero con el tiempo se puede demorar el reforzamiento considerablemente sin que haya pérdida de efectividad.

Cuando se termina un programa, no siempre aparece la extinción de la conducta.

La modificación de la conducta es “coerciva”

La primera y principal objeción relacionada a la coerción es que los medios aversivos pueden usarse en la modificación de la conducta para obligar o forzar a los individuos a que lleven a cabo varias conductas. La objeción es hacia los medios empleados para modificar la conducta. Un segundo aspecto relacionado a la coerción es que a un individuo se le puede obligar a realizar una conducta en contra de su voluntad. Es posible que el individuo no esté de acuerdo con los objetivos que el programa pretende desarrollar. Este aspecto de la coerción da énfasis al consentimiento del paciente y no tan sólo las técnicas específicas utilizadas para cambiar la conducta. Un tercer aspecto de la objeción a la coerción es que se deben evitar las conductas persuasivas para otros individuos sin importar cuán benignas puedan ser; o sea esta preocupación consiste en que haya alguna influencia o técnicas de control sobre la conducta de los demás.

Se puede usar el contrato de contingencias cuando se plantea un contrato entre el asistente, los padres, el profesor o el terapeuta y el paciente. El contrato especifica los reforzadores y los castigos. Los privilegios y reforzadores (por ejemplo, permisos y privilegios con el coche) se hacen contingentes a la ejecución de ciertas conductas (por ejemplo, obtener ciertas calificaciones en la escuela). Los contratos proporcionan una vigilancia viable para el desarrollo de un programa justo y no “coercitivo”.

La respuesta de un paciente hacia las contingencias es

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