Conductas antisociales en adolescentes
Enviado por Luis Vilo • 15 de Abril de 2021 • Ensayo • 1.383 Palabras (6 Páginas) • 83 Visitas
En nuestros días la adolescencia es vista por la sociedad y gran parte de la comunidad científica como un proceso normativo, dado por factores psicosociales como el estilo de crianza, el contexto social, condiciones sociodemográficas o la escolarización. Tales concepciones vienen dadas por un cambio sociocultural que comenzó durante la primera mitad del siglo pasado con la llegada de la revolución industrial, que en consecuencia trajo consigo un cambio en la forma de vivir de las personas; ergo, nace la adolescencia como proceso/etapa de transición en la que priman los cambios a nivel psicológico y social. Pero en el transcurso de las décadas posteriores la visión se fue caracterizando por ciertos atributos que surgen como respuesta a los cambios biopsicosociales (pubertad, desarrollo sociocognitivo); estos cambios son percibidos a través del comportamiento de los individuos, que incluyen entre los más atribuidos a este periodo los de tipo antisocial y delictivo (Andreu & Peña, 2013). Este último como es un subordinado del comportamiento antisocial, ha desencadenado una ola de noticias diarias en todas partes del mundo, la exposición mediática de este factor/consecuencia que da cuenta de un gran problema para la sociedad nos da indicios sobre un funcionamiento deficiente de los posibles factores precursores de los comportamientos mencionados. Es por esto que es necesario analizar el factor/consecuencia en su más amplio espectro desde un punto de vista pragmático, puesto que adentrarse más, supondría abordar contenidos pertinentes a estudios multidisciplinarios. En base a los contenidos mencionados anteriormente ¿Las conductas antisociales constituyen el contenido del proceso de la adolescencia?, ¿El factor delictivo puede representar el desarrollo normativo del adolescente?
Anteriormente introducimos la adolescencia como una etapa intermedia que se sitúa entre la pubertad y la adultez, es una época de transición, que trae consigo cambios físicos, psicológicos y sociales; aquí se afianzan las herramientas de la personalidad con la que afrontarán la vida adulta (Papalia, 2016). En esta etapa los jóvenes podrían adoptar comportamientos que no son beneficiosos para su desarrollo, como las conductas antisociales que según Kazdin & Buela-Casal (como se citó en Sanabria, 2009) hacen referencia a “diferentes comportamientos que reflejan transgresión de las reglas sociales y/o sea una acción contra los demás”. En base a esta definición, se puede decir que estas conductas son infracciones a las normas sociales o una ‘violación’ contra los derechos de los demás. Pero ¿todas las conductas antisociales reflejan una respuesta adversa contra los demás? (…) la respuesta más breve es no, debido a que desde la perspectiva anterior se podría considerar el aislamiento social[1] como una transgresión a la integridad de los demás -en esto podemos estar todos de acuerdo-, es por ello que el primer paso para analizar las conductas antisociales en adolescentes es comprender la diferencia entre conductas antisociales y conductas delictivas; así lo explica Berry (como se citó en Fernández et al, 2010) “las conductas delictivas no son un constructo psicológico, sino una categoría jurídico- legal bajo la cual no es posible agrupar a todos los delincuentes existentes (…) este acto reúne un conjunto de variables psicológicas organizadas, configurando un patrón de conducta al cuál los psicólogos denominan comportamiento antisocial”
Determinar si las conductas antisociales son normativas en esta etapa, requieren de una revisión desde una mirada científica, tal es el caso del desarrollo de la neurociencia, que a lo largo de -relativamente- pocos años (desarrollo de neuroimagen), ha logrado dar con nuevos descubrimientos acerca de esta etapa tan controversial, uno de los más importantes, es el de la “poda neuronal” (Gaeta, 2011). Descubrir que ocurre un proceso de reorganización de nuestras conexiones neuronales, y por tanto de nuestra cognición; la capacidad para conocer e integrar el entorno cambia, y en consecuencia la manera en que nos comportamos también. Este proceso de adaptación, que no se veía en la antigüedad dio paso a lo que hoy se conoce como esta etapa de grandes cambios, para bien o para mal.
Por otra parte, según Papalia y Martorrell (2016) “Los cambios en la materia blanca y gris de la amígdala y de la corteza pre-frontal podrían explicar porque los adolescentes hacen elecciones incorrectas basándose en sus emociones, en vez de hacerlas basándose en la lógica y la previsión, La amígdala tiene una importante participación en las reacciones emocionales; se desarrolla antes que la corteza pre frontal” (p. 303). Por todo ello, los adolescentes aún tienen deficiencias en su estructura cerebral, todavía no están en condiciones para ser catalogados como un adulto, quizás es por esto, que en países como el nuestro los menores de 18 años son inimputables ante ley, ya que sus conductas impulsivas y con escaso control, (desde esta perspectiva) son producto de un proceso evolutivo.
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