Conocimiento y representaciones mentales
Enviado por Patrocia • 14 de Febrero de 2013 • Tesis • 886 Palabras (4 Páginas) • 642 Visitas
Desde el punto de vista físico, ser flexibles nos permite adaptarnos a los cambios de diferentes entornos y condiciones de trabajo, tanto climáticas como disciplinarias y organizativas, logísticas, de horario, etc.; también nos permite modular nuestras necesidades teniendo en cuenta el ambiente y las posibilidades que este nos ofrezca, y suplir con nuestro esfuerzo aquellas faltas existentes para superar limitaciones que el entorno nos imponga; desde el punto de vista mental, ser flexibles nos permite cambiar nuestras creencias y pensamientos en función de nuevos puntos de vista: comprendemos más y mejor a los demás, podemos reconocer mejor y corregir nuestros errores, aceptamos más a quien piensa diferente, provocando así menos roces y menos conflictos; en pocas palabras nos volvemos más tolerantes, abiertos, menos dogmáticos y menos rígidos en perseguir ese “orden mental” preconcebido que nos impide ver la cosas de otra manera: somos menos resistentes a los cambios.
Una persona que se adapta fácilmente suele tener unos componentes o rasgos de personalidad muy claros: antes que todo se adapta, para lo bueno como para lo malo. Puede que peque de conformista, puede que ello limite su ambición personal para conseguir objetivos; puede que con ello no luche tanto para “cambiar” unas circunstancias incómodas para la empresa, sino para adaptarse y convivir con ellas. Una persona extremadamente flexible puede que llegue a la paradoja de la “veleta”, es decir cambiar su criterio conforme cambien las situaciones: esto tiene encerrado un gran potencial de problemas, puesto que los cambios, a partir de un momento, necesitan algo de estabilidad para consolidarse. Y para la estabilidad es necesario tener criterios firmes, más vinculados a un modelo de pensamiento “rígido” antes que “adaptable
Conocimiento y representaciones mentales
Las representaciones mentales de los alumnos respecto a los aprendizajes y actividades a realizar, pueden diferir considerablemente de las que se hacen los profesores. Asi, Chevallard (1985) ha puesto de relieve la existencia de una larga cadena de representaciones diferentes de uno mismo contenido didáctico.
Desde una perspectiva clásica de evaluación por objetivos que intente comparar los manifestados por los alumnos con lo que en un principio se ha querido conseguir resulta difícil poder llegar a un conocimiento real de la naturaleza del aprendizaje. Es necesario, por el contrario recurrir al estudio de los distintos pasos o estrategias cognitivas utilizadas por el alumno.
Se puede afirmar que en la elaboración de representaciones mentales y en el conocimiento en términos generales, de desempeño un importante papel el nivel de motivación de los alumnos. Si el profesor es capaz de conectar con sus centros de interés y vincular a ellos una determinada tarea, la representación que
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