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Cuando Daniel, un chico de 19 años de edad, de aproximadamente 1.80m., cabello largo color negro –por los hombros-, piel clara


Enviado por   •  26 de Enero de 2016  •  Ensayo  •  1.911 Palabras (8 Páginas)  •  182 Visitas

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1 Cuando Daniel, un chico de 19 años de edad, de aproximadamente 1.80m., cabello largo color negro –por los hombros-, piel clara (…). llegó por primera vez a su cuidad favorita –de vista- de Estados Unidos, Atlanta, pensó que sería bueno recorrer las calles y familiarizarse con el lugar. Además, estudiaría la universidad, solo, sin compañeros que lo acompañaran o alguien conocido (…). Esto ya que Daniel siempre había sido muy sensible al dirigirse a las demás personas, pero también muy solidario. Su primer día pasó sin sucesos extraordinarios –ya que era nuevo en la ciudad-, se fue a dormir un poco tarde por arreglar todo en su apartamento, que estaba en el piso 2 de un edificio de negocios, antiguo. La época del año era al comienzo de otoño. En la madrugada de esa noche, a las 4:26am., lo despertó un ruido. Un aparatoso accidente de tránsito. Un BMW I8 ,blanco, año 2009, último modelo para esa fecha, había impactado contra un poste de comunicaciones… Por el ruido producido se pudiera decir que el impacto fue a unas 100mph. (177 km/h)… El vehículo iba conducido por una mujer, de unos 18 años de edad, de aproximadamente 1.70m. pelo castaño, piel blanca, ojos verdes, bellas piernas, gafas… y sobretodo un rostro angelical… todo destruido por el accidente. Daniel salió sobresaltado a ver qué había pasado exactamente. La muchacha tenía signos vitales, con la cara sangrada, ya que no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Daniel, quien era el único civil existente a esa hora, decidió llevar a la señorita a un hospital cercano en su Mercedes Benz 320I, año 2006 de color azul marino. - Me llamo Alice –dijo, mientras iban camino al hospital-, gracias por recogerme, soy de… -Su presentación fue interrumpida por un dolor en su pierna derecha, parecía fracturada-. - Luego tendremos tiempo de sobra para hablar sobre nosotros. Pero ahora, cálmese, está muy mal. Llegaron al hospital por la sección de emergencias. Sin muchos pacientes por atender a esa hora… fue internada en terapia intensiva a las 4:50am., Daniel temblaba de la angustia, moría de sueño y de frío, lo invadió la desesperación rápidamente por aquella hermosa muchacha que había sufrido aquel horrible accidente. ¿Cómo seguiría? Se preguntaba a cada momento. Pero su mal descanso lo rindió. Se quedó dormido en la sala de espera, sin abrigos ni ningún tipo de calefacción. 2 -Corre, ¡Corre! Nos van a atrapar y nos matarán, date prisa –Escuchó de una voz lejana-. Daniel se sentía pesado, cansado, sin fuerzas para seguir corriendo. Se desplomó. Veía cómo su compañero –de secundaria- regresaba para llevarlo cargado. Pero luego vio hacia atrás, y un sujeto, borroso para Daniel, se acercó a él con paso de vencedor. Sacó su arma, un revolver calibre 22, apuntó al compañero de Daniel y con un solo disparo lo mató. Luego, apuntó a Daniel, y este cayó rendido sobre la carretera (desierta, al estilo de la ruta 66), y, al detonar el proyectil, despertó sobresaltado, desconcertado, sin hora ni lugar. A su derecha, se acercaba un doctor, de cabello blanco, de estatura baja, unos 67 años, casi calvo… mientras éste llegaba a su puesto, Daniel consultó su reloj, seis y ocho minutos de la mañana. Mañana lluviosa, gris, y triste desde cualquier punto de vista. - ¿Es usted familiar de la señorita Alice Richards? –le preguntó el doctor cuando llegó donde Daniel. - No señor, ella es una desconocida para mí. Tuvo un accidente de tránsito como a las 4:30 am., y como yo era el único transeúnte a esa hora, decidí traerla. - Hizo muy bien, ella ahora está estable, con intravenosas, podrá recuperar el conocimiento. Ya nos contactamos con su familia. Vienen en camino. - Me preocupó el estado de la muchacha –dijo Daniel-, esperaré aquí a seguir recibiendo noticias. Muchas gracias. El doctor asintió. Se solicita al doctor Brown en el área de cirugías… - Tengo que irme, luego le vendré con más noticias. - Se lo agradezco. Daniel terminó de estirar sus articulaciones y músculos mientras llegaba una pareja –como de unos 50 años cada uno- y un muchacho –de 16 años-. - ¿Quién eres tú? –Le preguntó el muchacho a Daniel. - Me llamo Daniel Thompson. Soy de Toronto, Canadá, vine a estudiar acá por la universidad, y mientras dormía, tu hermana tuvo un accidente en su auto, sin molestias la traje al hospital para que no se desangrara. Mucho gusto. El muchacho, llamado Thomas, dejó con la mano estirada a Daniel, como con señal de desprecio. ¿Quién sabrá la razón? El padre de Alice le agradeció su hermoso gesto hacia ellos, igual la madre. Pero Thomas nunca quiso aceptar su generosidad, quizá porque pensaba que Daniel era un malviviente o alguien que quería abusar de su hermana, a quien “adoraba” con su alma. La familia de Alice era procedente de Chicago, Illinois, de clase media, siempre humildes ante todo, pero el hermano menor de Alice, siempre fue muy creído, de mal gusto y odiado por sus compañeros de clase. Éste era como todos los de su edad, de estatura mediana, ojos negros, pecas, cabello corto, manos robustas… era alguien amigable por apariencia, pero, a la vez, era el propio demonio por sus acciones; tenía muy mala fama en su escuela, y tenía a unos padres que le complacían cualquier capricho, por desgracia para este parásito. El padre era de estatura mediana, ojos marrones, casi negros. Calvo, voz gruesa, barba negra, 1.68m. de estatura… gerente de la Mitsubishi Motors Inc. Con buen ingreso mensual, siempre generoso (…) La mamá, en cambio, era una ama de casa, pasaba la mayor parte de la semana trabajando de casa en casa, para ayudar en el hogar. Sin embargo, llevaba una buena vida, gracias a que su esposo siempre la financiaba en todos sus gastos y necesidades. - ¿Qué buscas con todo esto? –Le preguntó Thomas a Daniel, quien estaba enjuagándose la cara en el sanitario del hospital-. - Solo busco ayudar a las personas, no soy un aprovechador, si eso es lo que crees. - No te hagas. Se nota que eres un malviviente, y si tocas o le haces algo a mi hermana, juro que te irá muy mal. ¡Te lo advierto! - OK, si eso es lo que piensas, ¿Tienes pruebas para decir con tanta seguridad eso sobre mí? Thomas, quien, como todo estúpido, no le gusta ser humillado, así tenga la razón, quedó pensando un momento en lo que Daniel le acababa de decir, y luego, lanzó un golpe a pegar. La pegó. Daniel, como pudo, se defendió, y más alto que Thomas, por supuesto, venció en la pelea, de la que nadie supo ni intervino. - No subestimes a una persona cuando no sabes nada. Por favor. –dijo Daniel con tono de sabiduría y supremacía-. - Ésta me la pagarás, ¡Desgraciado! 3 - ¿Lograste falsificar los pasaportes? El avión está a punto de salir –dijo una voz-. - Sí, por fin podremos lograr nuestro objetivo. –respondieron-. Flug 264 Passagiere richten Sie bitte die Tür 5. Führen Sie, München, Deutschland – Atlanta, USA. Zeit für den Start warteten 20 Minuten… (Pasajeros del vuelo 264, favor de abordar por la puerta 5. Ruta, Münich, Alemania – Atlanta, EE.UU. Tiempo esperado para despegue, 20 minutos)… Sonó de la voz de las bocinas del aeropuerto, en idioma alemán. - Es nuestro momento de triunfar. - Así es, señor. 4 En el hospital, comienza el tiempo de visitas a las 9:30 am., tiempo ya despejado, un sol radiante… - ¿Dónde estoy? ¿Qué me pasó? –Dijo la débil voz de Alice. - Tuviste un grave accidente en tu auto que casi te arranca la vida –dijo el muchacho-, me llamo Daniel Thompson, yo fui quien te trajo para el hospital, casi inconsciente. - ¿Dónde están mis padres? –dijo, todavía desconcertada-. - Están en la sala de espera, si quieres los llamo para que vengan a verte. - Por favor… Daniel salió de la habitación de Alice con alegría en sus ojos y orgullo en su interior, y llegó a la sala de espera, en la que o habían más de 9 personas. - Alice quiere verlos… –le dijo Daniel a los padres de Alice, quienes estaban sanando a Thomas, que, cuando lo vio, su cara se llenó de asombro- Por Dios, Thomas, ¿Qué te pasó? - Sabemos lo que pasó, pero él tiene la culpa, nunca debió hacerte lo que te hizo –le dijo la madre a Daniel-, te ruego mil disculpas. - No se preocupe, además, ese no es el punto. El punto es que Alice quiere verlos en este momento. Los cuatro salieron a toda prisa hacia la habitación de Alice. Habitación 28 -Aquí es –dijo Daniel mientras abría la puerta-. Alice tenía un yeso que le cubría toda su pierna derecha, ligeramente levantada. El padre, al verla, se llenó de tristeza infinita. - Mi princesa –dijo el padre entre llanto junto a su cama-, ¿Cómo terminaste aquí? Por Dios. - Papi, no sé qué me pasó. Sólo recuerdo que iba en el auto, ya con sueño y pisé a fondo el acelerador. Cuando me di cuenta de lo que pasaba y quise reaccionar, ya el poste estaba frente a mí, de allí para acá, no recuerdo más nada. - Su accidente fue a casi 180 km/h, según Daniel. Es un milagro que esté fuera de peligro –dijo el doctor Brown cuando iba entrando a la habitación, que logró escuchar la última parte de la explicación de Alice-, y también dicen los exámenes que venía con un considerable grado de alcoholismo en la sangre, que, junto al exceso de velocidad, fueron los causantes del accidente. Alice estuvo una semana en recuperación en el hospital. Daniel nunca se movió del hospital ni mostró preocupaciones durante ese tiempo, ya que todavía le faltaba un mes para empezar la universidad. Todo lo tomó con calma. - Permíteme invitarte a cenar –le dijo la madre de Alice a Daniel mientras iban saliendo del hospital-, como agradecimiento de tu generosidad hacia nuestra hija. - Encantado estoy de acompañarlos. Muchas gracias. 5 La casa estaba situada en el centro de Atlanta. Era una casa grande, de dos plantas y un sótano, toda de madera. Un jardín verdoso, lleno de plantas de todos los tipos. Por dentro, tenía un toque un poco antiguo, con una escalera frente a la puerta hacia el segundo piso, y otra subterránea que llevaba al sótano. Piso de porcelana blanca. Pinturas de da Vinci colgadas en la pared. Una chimenea a la espera del invierno. - Iré a preparar la cena, Alice está dormida. Daniel, estás en tu casa. - Gracias por su amabilidad. El padre de Alice, llevó a Daniel a su lugar de trabajo, un cuarto con iluminación tenue, al estilo de un bunker. Un estante lleno de libros acerca de varios temas de interés para el padre de Alice. Un escritorio de mármol. Ventilación externa y una chimenea. Ventanas blindadas, con vista panorámica a un bosque. - Alice es una muy buena persona –le dijo el padre a Daniel-. Y justamente empezará a estudiar en la universidad. Esto le cayó muy bien a Daniel. - ¿Qué estudiará? Y disculpe la pregunta. - Comercio exterior. ¿Y usted? - No lo puedo creer –dijo Daniel, sorprendido-… yo también estudiaré comercio exterior. Y su hija me pareció muy simpática y amigable. - Qué buena noticia joven; así podrán ir juntos a la universidad. Daniel asintió, con alegría evidente.

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