DISCAPACIDAD. LILIANA GONZALEZ RESUMEN LIBRO
Enviado por Victoria Oldano • 20 de Octubre de 2019 • Resumen • 2.885 Palabras (12 Páginas) • 663 Visitas
CONFERENCIA DE INTRODUCCION AL PSICOANÁLISIS: Si un cuadro clínico como el de Ana O. aparece en una joven en quién una indagación objetiva demuestra que sus órganos internos vitales son normales, pero que ha experimentado violenta conmoción del ánimo, los médicos afirman no estar frente a una afección orgánica del cerebro, sino de histeria. El arte médico es impotente contra la afección histérica: todo su saber, su previa formación patológica y anatomo-fisiológica, los desasiste al enfrentar las singularidades de los fenómenos histéricos.
Breuer fue el primero en posibilitar el primer auxilio terapéutico: la hipnosis. En sus estados de ausencia la enferma solía murmurar algunas palabras que parecían provenir de unos nexos en que se ocupase su pensamiento. Entonces el médico la ponía en una suerte de hipnosis y se las repetía. La enferma, de ese modo, reproducía las creaciones psíquicas que la gobernaban durante las ausencias y se habían traslucido en esas pocas palabras inconexas. Eran fantasías tristisimas. Toda vez que contaba cierto número de esas fantasías, quedaba como liberada y se veía reconducida a la vida anímica normal. Ese bienestar daba paso a una nueva ausencia, vuelta a cancelar de igual modo mediante la enunciación de las fantasías recién formadas.
Breuer pronto descubrió que mediante ese “deshollinamiento del alma” se conseguía hacer desaparecer los síntomas patológicos cuando en la hipnosis se recordaba, con exteriorización de afectos, la ocasión y el asunto a raíz del cual esos síntomas se habían presentado por primera vez. Con ello la perturbación desaparecía para siempre. Casi todos los síntomas había nacido como unos restos de vivencias plenas de afecto a las que por eso hemos llamado después traumas psíquicos; y su particularidad se esclareció por la referencia a la escena traumática que los causó. La que dejaba como secuela al síntoma no siempre era una vivencia única; las más de las veces habían concurrido repetidos y numerosos traumas.
Nuestros enfermos de histeria padecen de reminiscencias. Sus síntomas son restos y símbolos mnémicos de ciertas vivencias (traumáticas). Los histéricos y los neuróticos no sólo recuerdan las dolorosas vivencias de un lejano pasado; todavía permanecen adheridos a ellas, no se libran del pasado y por el descuidan la realidad afectiva y el presente.
El síntoma pendiente cobra su máxima intensidad a medida que uno se acerca a su causación, para desaparecer tras la completa tramitación de esta última. Recordar la escena ante el médico no producirá efecto alguno cuando por cualquier razón ello discurría sin desarrollo de afecto. La enfermedad sobrevino por qué los afectos hallaron bloqueado en la salida normal, entonces esos afectos estrangulados eran sometidos a un empleo anormal, como lastres de la vida anímica, inervaciones e inhibiciones corporales: síntomas corporales.
Según Janet, la histeria es una forma de alteración degenerativa del sistema nervioso que se da a conocer mediante una endeble sin nata de la síntesis psíquica. Sostiene que los enfermos de histeria son, desde el comienzo, incapaces de cohesionar en una unidad la diversidad de los procesos anímicos. (Señora de las bolsas).
Freud: la hipnosis pronto empezó a desagradarme y resolví resignar e independizar de ella al tratamiento catártico. Me oriente entonces a trabajar con el estado normal de los pacientes. Cuando había llegado con ellos a un punto en que aceleraban no saber nada más, les aseguraba que en pero lo sabían, que sólo debían decirlo, y que el recuerdo justo sería el que les acudiese en el momento en que yo les pusiese la mano sobre su frente. Así, pues, yo había corroborado que los recuerdos olvidados no estaban perdidos, pero alguna fuerza les impedía devenir conscientes y los constreñida a permanecer inconscientes. Uno sentía como resistencia del enfermo esa fuerza que mantenía en pie al estado patológico.
Ahora bien sobre esa idea de la resistencia he fundado mi concepción de los procesos psíquicos de la histeria. Las mismas fuerzas que hoy, como resistencia, se oponían al empeño de hacer consciente el olvidado tenían que ser la que en su momento produjeron ese olvido y esforzaron fuera de la conciencia las vivencias patógenas en cuestión (represión). En todas las vivencias había estado en juego el afloramiento de una moción te deseo inconciliable con las exigencias éticas y estéticas de la personalidad. Aquel deseo inconciliable sucumbió la represión y fue olvidada y esforzada afuera de la conciencia junto con los recuerdos relativos a ella. Entonces, la inconciliabilidad de esa representación con helio del enfermo era el motivo de la represión; y las fuerzas represoras eran los reclamos éticos, y otros, del individuo. La represión es uno de los dispositivos protectores de la personalidad anímica. Sólo se desechan la hipnosis puede notar las resistencias y represiones y formarse una representación certera del proceso patógeno efectivo. La hipnosis encubre a la resistencia. Los histéricos y los neuróticos fracasado la represión de la idea entramada con el deseo insoportable, la han pulsionado fuera de la conciencia y del recuerdo, pero la moción de deseo reprimida perdura en lo inconsciente; y luego se las arregla para evitar dentro de la conciencia una formación sustitutiva desfigurada, irreconocible, de lo reprimido. Esa formación sustitutiva de la idea reprimida -el síntoma- es inmune a los ataques del yo defensor. La personalidad del enfermo puede ser convencida de que rechazó el deseo patológico sin razón y movida aceptarlo total o parcialmente, o este mismo deseo ser guiado hacia una meta Superior y por eso exenta de objeción (lo que se llama sublimación), o bien admitirse que su desestimación es justa, pero sustituirse el mecanismo automático y por eso deficiente de la represión por un juicio adverso.
NOTAS SOBRE EL CONCEPTO DEL ICC EN PSICOANÁLISIS: una representación puede estar ahora con presente en mi conciencia, y un momento después desaparecer de ella; puede reaccionar intacta después de un intervalo, y hacerlo, como decimos nosotros, desde el recuerdo. La representación ha estado presente en nuestro espíritu también durante el intervalo, aunque latente en cuanto a conciencia. Llamaremos consciente a la representación que está presente en nuestra conciencia, e inconsciente a las representaciones latentes.
La vida anímica del paciente histérico rebosa de pensamientos eficientes, pero inconscientes; de ellos provienen todos los síntomas. Es el hecho del carácter más llamativo de la mente histérica el estar gobernada por representaciones inconscientes.
Un pensamiento latente o inconsciente no necesariamente es débil, y su presencia en la vida anímica admite pruebas indirectas de la mayor fuerza, equivalentes casi a la prueba directa brindada por la conciencia.
Entonces llamaremos preconscientes aquellos pensamientos latentes que se devienen conscientes tan pronto cobran fuerza, y pensamientos inconscientes aquellos que no penetran en la conciencia por intensos que sean. Pero el término inconsciente no sólo designa pensamientos latentes en general, sino también aquellos pensamientos con un cierto carácter dinámico, que a pesar de su intensidad y su acción eficiente se mantienen alejados de la conciencia.
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