Desarrollo Humano
Enviado por 1234darwin • 1 de Diciembre de 2013 • 3.503 Palabras (15 Páginas) • 238 Visitas
Introducción
Es la edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta. Según la Organización de las Naciones Unidas la juventud comprende el rango de edad entre los 10 y los 24 años; abarca la pubertad o adolescencia inicial —de 10 a 14 años—, la adolescencia media o tardía —de 15 a 19 años— y la juventud plena —de 20 a 24 años.
En la juventud, el individuo se encuentra desarrollado a nivel sexual pero carece aún de la madurez emocional que se requiere para enfrentar los conflictos de la vida adulta. La adultez, por lo tanto, es un estado al que se llega gracias a la experiencia de vida.
La juventud constituye un conjunto social de carácter heterogéneo donde cada subgrupo desea diferenciarse del resto y de los adultos. Los jóvenes buscan desarrollar un sentido de pertenencia y, por eso, se agrupan con sus pares.
En este sentido, dada esa necesidad de identificación y diferenciación al mismo tiempo, es importante recalcar que es frecuente que los jóvenes decidan pertenecer a determinados grupos en base a su estética o a sus creencias. Así, por ejemplo, nos encontramos con grupos católicos de jóvenes, con grupos socialistas o con diversas tribus urbanas.
Entre aquellas, sustentadas básicamente en el tipo de comportamiento o gustos así como en la ropa, nos encontramos con la juventud que forma parte de las tribus de heavies, pijos, raperos, góticos, hippies, rockeros o mods.
Resultados:
Esta parte de la vida está comprendida entre la infancia y la edad adulta. Podemos hablar de tres rasgos en su desarrollo: a) desarrollo orgánico, b) desarrollo social y
a) El desarrollo orgánico del joven modifica formas y funciones del cuerpo el cual se va transformando paulatinamente en adulto.
b) El desarrollo social del joven hacia la independización del hogar paterno y el familiarizarse con nuevas relaciones sociales es un proceso natural, radica en la propia naturaleza humana.
Teóricos fundamentales
La adolescencia y la juventud han sido definidas tradicionalmente como edades de tránsito entre la niñez y la adultez.
La adolescencia, en particular, ha sido llamada período de la “pubertad”, término en castellano que aparece en el siglo XVIII, proveniente de la palabra en latín “pubertas” y que se refiere a la edad en que aparece el vello viril o púbico. Con esta denominación se enfatiza lo que distingue a la adolescencia, como etapa del ciclo vital, en lo referido a la presencia de un conjunto de cambios biológicos que preparan al sujeto para la procreación.
Sin embargo, en la actualidad, existe consenso en cuanto a considerar la adolescencia y la juventud como momentos claves en el proceso de socialización del individuo. En el transcurso de estos períodos, el sujeto se prepara para cumplir determinados roles sociales propios de la vida adulta, tanto en lo referido a la esfera profesional como en la de sus relaciones con otras personas de la familia, con la pareja y los amigos. Además, adolescentes y jóvenes deberán regular su comportamiento, de forma tal, que alcancen una competencia adecuada ante las exigencias presentes en la sociedad en que se desenvuelven.
Aunque casi la totalidad de los autores, independientemente de la concepción teórica que asumen, consideran que la determinación de estas etapas no responde, como criterio principal para su delimitación, a la edad cronológica, la mayoría de los estudiosos de estas edades proponen determinados límites etáreos para las mismas.
Así, por ejemplo, mientras para L.I. Bozhovich la adolescencia, que la autora denomina Edad Escolar Media, transcurre de 11-12 años a 13-14 y la juventud o Edad Escolar Superior de los 14 a los 18 años, para I.S. Kon, la adolescencia se enmarca de 11-12 a 14-15 años y la juventud de 14-15 a 23- 25 años. Por su parte, H. L. Bee y S. K. Mitchell establecen como límites de la adolescencia el período comprendido entre 12 y 18 años y la juventud de 18 a 22 años o más, en función del logro de la independencia y la culminación de los estudios. Como se observa, los inicios de la adolescencia se conciben, en líneas generales, entre los 11-12 años, pero su culminación que marca el inicio de la juventud, para algunos se sitúa en los 14-15 años y para otros en los 17-18 años. En este sentido, quizás la solución consista en reconocer, como lo hace I. S. Kon, la existencia de una juventud temprana de 14-15 a 17-18 años y de una juventud tardía de 17-18 a
25 años, aproximadamente.
Sin negar el valor de las anteriores consideraciones, creemos importante enfatizar que, a nuestro juicio, la adolescencia y la juventud constituyen ante todo “edades psicológicas”, ya que partimos de considerar el desarrollo como un proceso que no ocurre de manera automática ni determinado fatalmente por la maduración del organismo, sino que tiene ante todo una determinación histórico social, al decir de L.S. Vigotsky, creador del enfoque histórico-cultural sobre el desarrollo de las funciones psíquicas superiores.
Sin embargo, como veremos a continuación existen en la Psicología del Desarrollo distintos enfoques.
Las regularidades del desarrollo psíquico y de la personalidad que caracterizan a estas edades han sido explicadas de diversos modos, atendiendo a la concepción teórica asumida por autores pertenecientes a diferentes escuelas y corrientes en la Psicología. Esta caracterización se vincula a cuestiones claves para la Psicología del Desarrollo como son el problema de la definición de los factores considerados como determinantes del desarrollo psíquico y la periodización que se deriva de la concepción asumida ante este problema.
Estas variadas concepciones sobre la adolescencia y la juventud comienzan a surgir a finales del siglo
XIX, cuando estas etapas se convierten en temas de interés para la ciencia psicológica. En este momento se produce un auge en el desarrollo de las Ciencias Sociales, en base a los métodos de las Ciencias Naturales y una prolongación del sistema de enseñanza, de acuerdo a los nuevos requerimientos impuestos por los crecientes avances científico-técnicos, a la preparación profesional de los individuos.
Estas concepciones aportan un conjunto de conocimientos, acerca de las edades mencionadas, que conservan buena parte de su valor hasta nuestros días, pero padecen de la interpretación dicotómica que ha caracterizado las principales elaboraciones a nuestra ciencia en toda la historia de su desarrollo.
De esta manera, unas enfatizan el papel de los factores biológicos en la determinación de las principales regularidades que distinguen estos períodos, otras apuestan por los condicionantes sociales como aquellos que resultan decisivos al actuar
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