Dimensión Social De La Sexualidad Humana

Título:

Dimensión Social de la Sexualidad Humana

Introducción:

El comportamiento sexual funciona como una forma de comunicación social, pues a través de él podemos expresar afecto, amor, odio, cólera, insatisfacción, deseo y necesidad entre otras emociones, sentimientos y sensaciones.

Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia sobre la sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de su expresión según sus propias experiencias, las referidas por otras de su entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su formación y su información, sus creencias religiosas, etc. A la vez, y de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen basada en su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no con su íntima realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes hacia el sexo, que a menudo permanecen inalteradas, se basan en lo que oímos y percibimos de nuestros padres, madres, educadores y educadoras, así como de compañeros y compañeras. En definitiva, es indudable que el entorno social mediatiza de manera importante tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la sexualidad propia y ajena. Cuando surgen problemas sexuales, por leves que sean, generan en el individuo reacciones de ansiedad, inseguridad, miedo al fracaso, etc. y repercuten en la pareja, que puede responder adoptando diversas actitudes, de colaboración o de rechazo o irritación, pero que en general no suelen dejarla indiferente y lo demuestra en sociedad.

Contenido:

La dimensión social de la sexualidad humana, yo opino que abarca el entorno en que las personas se desenvuelven y eso contribuye a una forma determinada de vivir su sexualidad, viene siendo algo así como el producto del comportamiento que pide la sociedad.

Todo empieza desde pequeños ya que en el entorno familiar hacen que se estereotipe el género de asignación, es decir que los niños sean masculinos, vistan de azul, jueguen futbol y sean rudos, y las niñas sean femeninas, vistan de rosa, jueguen a las muñecas o a la comidita y sean sumisas, desarrollando también su género mediante la imitación del comportamiento y la observación, esto les enseña a ver que es aceptable en la sociedad y que no lo es.

Las distintas sociedades tienen modelos diferentes de entender y vivir la sexualidad humana, que determinan actitudes, conductas, emociones y sentimientos son apropiados para uno de los sexos y no para el otro, inclusive en las profesiones, trabajos y aspiraciones. La dimensión social de la sexualidad se convierte en prácticamente un mandato cultural de la conducta, haciendo que con el paso del tiempo las conductas sexuales tengan un carácter natural.

El resultado por lo menos en nuestro país es una educación sexista, sometiendo la sexualidad del hombre y de la mujer a rígidos estereotipos socialmente impuestos; aunque por el contrario,

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