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EL ENSAYO DE "NO OYES LADRAR LOS PERROS"


Enviado por   •  25 de Junio de 2017  •  Ensayo  •  723 Palabras (3 Páginas)  •  5.864 Visitas

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ENSAYO

Cuento: No oyes ladrar los perros.

LAS ACCIONES DE LOS PERSONAJES SON EL REFLEJO DE LA ESPERANZA SIN OPTIMISMO.

Es indudable que la esperanza y la desesperanza siempre ha venido de la mano del hombre; el hombre ha utilizado, pues, estas como último recurso cuando no queda nada. Sin embargo, cuando se pierde casi completamente la primera (esperanza), justo antes de fundirse en la segunda (desesperanza), el hombre tiende a forzarce pensando que todo está o estará bien, presentando así una esperanza desesperada.

La esperanza desesperada es, pues, querer encontrar una respuesta a sabiendas que no se encontrará. Es tener esperanza, y posteriormente sentir la cercanía de la desesperación, y de nuevo sentir una esperanza más fuerte.

En primera instancia, a lo largo de todo el cuento se presentan varias frases que dan a entender el sentimiento de esperanza sin optimismo que se vive, el sentimiento no deseado, pero sí necesario.

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Esta es la frase que abre el cuento, escrito por Juan Rulfo, y es dicha por el padre, lo cual muestra la esperanza sin optimismo de encontrar algo, una esperanza necesaria, un empujón, así él se lo tome como algo inútil.

«Acuérdate que nos dijeron que Tonaya estaba detrasito del monte»

Dice el padre, suponiendo que está siendo optimista pero después se queja:

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Están en busca de un médico, pues dicen que hay uno ahí. Se esperanzan en vagas noticias. De igual, dice que ya pasaron el cerro, pero no está Tonaya, teniendo un sentimiento, aunque no de desesperanza, sino de decepción.

En segunda instancia está la perseverancia del padre, la esperanza que él mantiene por un motivo más alto. Desde el inicio hasta el final las respuestas de Ignacio son vagamente habladas, siendo al final completamente mudas y/o nulas. Respuestas como , , , dejando poco o nada de esperanza para quien las oye. A pesar de esto, el padre no se detiene y sigue y sigue caminando, y no baja a su hijo argumentando que .

En última instancia, la llegada de ambos a Tonaya, después de haber pasado por una atmosfera de muerte y desolación, pero con una débil esperanza aún. Se finaliza con un dolorido monólogo del padre, acompañado de un débil Ignacio, el cual lo único que puede hacer en ese entonces, en ese débil cuerpo, es llorar. El padre, en este último monologo, confiesa que la esperanza que tiene, la débil esperanza que lo acompañó en el tramo, se debe a su fallecida mujer, asegurando que <>, y que llegaría hasta el final para ayudar a su hijo, dicho esto con un sabor amargo de boca, ya que piensa que todo lo hecho no servirá, diciéndole así <>. Él padre da a entender (lo dice) que no quiere saber ya nada de Ignacio, después de ser curado. Nombra a su fallecida amada y, con rabia, habla de Ignacio y la relación con su madre, considerando . Se da a entender que el padre tenía esperanza en hacer a este tramo una “última” oportunidad para su hijo, entre comillas porque para un padre, a pesar de la decepción de un hijo, nunca habrá un hijo malo.

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