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EL LADO OSCURO DE LA DESCRIPCION DENSA Carlos Reynoso


Enviado por   •  20 de Marzo de 2013  •  17.872 Palabras (72 Páginas)  •  669 Visitas

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EL LADO OSCURO DE LA DESCRIPCION DENSA

Carlos Reynoso

Universidad de Buenos Aires

1. Introducción.

Como sucede en tantos otros casos, a menudo las ideas de Geertz se diseminan por el mundo sin que se conozca el contexto de discusiones que las motivan y el conjunto de reacciones que despiertan en su país de origen, país al cual se debe gran parte de sus contenidos, si es que no de sus fuentes. En nuestro medio, Geertz se ha convertido en pocos meses en el referente por antonomasia de la antropología del momento, justo cuando su liderazgo está siendo discutido y cuando él mismo (en El Antropólogo como Autor) adopta modalidades popularizadas por sus detractores.

Habida cuenta de este estado de cosas, la revisión siguiente sistematiza y ordena las respuestas que la concepción geertziana de la antropología ha suscitado tanto entre los antropólogos convencionales como entre los interpretativistas, y añade una serie de reflexiones críticas que conciernen a debilidades y falencias que consideramos básicas en el programa de lo que fue en los años 70 la "descripción densa" y en los 80 el paradigma del "conocimiento local".

Nuestro objetivo cae más allá del inventario crítico que aquí se compila. Lo que en lo sucesivo se problematiza es el tratamiento que ha de darse a las formulaciones positivas de la disciplina (Geertz es ahora el caso) cuando se ha acumulado en su contra evidencia que no es sensato ignorar. La pregunta es, en fin, cuál es la masa de elementos de juicio que ha de acumularse en contra de un programa antropológico antes que la comunidad científica encuentre razonable ponerlo bajo sospecha, leerlo con sentido de transitoriedad histórica y asimilarlo con precauciones.

Como este ensayo no persigue finalidades didácticas que se satisfacen mejor bajo otras formas, no resumiremos aquí las ideas geertzianas, a las que presumimos suficientemente conocidas. Dado que ellas han merecido copiosa difusión, haremos de cuenta que Geertz ya ha expuesto su argumento y procederemos a presentar el nuestro.

2. Las críticas a la concepción geertziana

a) Críticas convencionales

Alguna vez habrá que tematizar y buscar una explicación al hecho de que la adopción de una postura crítica frente al desafío interpretativo geertziano se haya demorado por lo menos diez años, si comenzamos a contar desde la fecha de publicación de La Interpretación de las Culturas (1973). No es que anteriormente no se hayan hecho escuchar objeciones, como las que plantea Harris, por ejemplo, en El Materialismo Cultural. El inconveniente con las críticas anteriores a (digamos) 1984, es que son tan episódicas y coyunturales como las propias fórmulas de Geertz que se ponen alternativamente en cuestión. Antes de esa fecha sólo encontramos un puñado de juicios sintéticos y lapid rios, apurados por quienes creían acabar la cosa rotulándolo de idealista, de parsonsiano o de etnógrafo ineficaz. Incluso una profesional tan competente como Ortner (1984), por citar un ejemplo usual, creía promover sombras de duda sobre el programa interpretativo aduciendo que éste dejaba de lado instancias materiales no reducibles a símbolos. No es de extrañar entonces que, ante la ligereza de las ideas que se le opusieron y a despecho de sus propia languidez, la antropología interpretativa haya venido para quedarse.

Como quiera que sea, en algún momento la situación se revertió, y esta es la historia que hace falta narrar: trancurrido un tiempo que algunos podríamos juzgar demasiado largo, antropólogos no necesariamente incursos en el cientificismo comenzaron a comunicarse que sus lecturas de la obra de Geertz habían recogido mucha sustancia difícil de admitir o imposible de comprobar. El texto que inició el giro cualitativo en la crítica de Geertz es un artículo de Paul Shankman publicado en Current Anthropology (1984), en el que se cuestionó la perspectiva geertziana desde una tesitura que guarda fidelidad a las pautas más tradicionales de la antropología científica. Viene bien recordar que Shankman se hizo conocer tempranamente, en 1973, mientras era aún estudiante de antropología, publicando en American Anthropologist una crítica ejemplar de la teoría levistraussiana del canibalismo.

Podría decirse que en su artículo del Current (incidentalmente, contemporáneo del Seminario de Santa Fe en el que se fundara la antropología posmoderna) Shankman alcanza dos objetivos relevantes; el primero es el de centrar la crítica en unas pocas articulaciones esenciales: a saber, el problema de la evaluación de las diferentes interpretaciones posibles, la pérdida de sustancia y riqueza del interpretativismo en el trabajo de la etnografía concreta y la falta de consistencia entre las interpretaciones geertzianas objetivamente dadas y las promesas del programa interpretativo. El segundo objetivo, no menos substancial, es el de poner al descubierto que existía un consenso implícito, pero multitudinario, referido a lo que aquí llamamos el lado oscuro de la descripción densa.

En su crítica fundante, Shankman comienza resumiendo las ideas formuladas por Geertz en su famosa introducción a La Interpretación de las Culturas. En una disciplina en la que (Geertz incluido) se ha confundido la función crítica con el vejamen, es crucial retener qué es lo que Shankman recupera de ese texto, dar cuenta de la forma en que se construye, en toda crítica, aquello que ha de constituirse en objeto de recusación. Shankman nos recuerda que para Geertz la teoría interpretativa vendría a ser una ciencia, pero una ciencia con algunas diferencias importantes que la distinguen de una ciencia convencional: (a) por una parte, las explicaciones interpretativas (que quieren ser, en efecto, explicaciones, "no exaltada glosografía") no son de carácter predictivo; (b) por la otra, tampoco serían verificables: "estamos reducidos a insinuar teorías y carecemos del poder de estipularlas".

En suma, para Geertz no existen criterios para evaluar las interpretaciones de los fenómenos culturales; sin embargo, poco después afirma que hay interpretaciones "buenas" e interpretaciones "malas". Esta es la primera antinomia que le sirve a Shankman para comenzar a hincar el diente ¿Cómo escapa Geertz -se pregunta Shankman- de esta ostensible contradicción? Pues bien, Geertz admite gustoso que no hay forma de evaluar interpretaciones alternativas del mismo fenómeno, y reconoce que esto origina algunos serios problemas de verificación. "O si verificación es una palabra demasiado dura para una ciencia tan blanda, de valoración" . Lo sorprendente es la conclusión a la que llega Geertz: "ésta -proclama- es precisamente su virtud". Y aquí viene la famosa frase que afirma que "la antropología interpretativa

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