EL MONOPOLIO DEL ÉXITO
Enviado por Ximena Del Cid • 2 de Febrero de 2018 • Ensayo • 1.248 Palabras (5 Páginas) • 99 Visitas
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EL MONOPOLIO DEL ÉXITO
ELABORADO POR:
Ximena Mejía Gutiérrez
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Asignatura: Análisis y expresión verbal
Profesor: Cecilia Verónica Méndez Nájera [pic 3]
- Tópico: El éxito personal
- Tema: La monopolización de los criterios que determinan si una persona es exitosa.
- Objetivo general: Persuadir para motivar a la acción.
- Objetivo específico: Exhortar a los alumnos del grupo 16, de la asignatura Análisis y expresión verbal, a evitar ser manipulados por las pautas predeterminadas del éxito, logrando demostrar que dicha concepción no es una secuencia de pasos a realizar sino una decisión propia que genera bienestar.
- Discurso (secuencia motivadora)
Llamada de atención (introducción)
Hola, buenos días. Como ya sabe la mayoría de ustedes, mi nombre es Ximena Mejía, y el día de hoy me gustaría plantear la siguiente pregunta: ¿Qué es el éxito? Creo que muchos de nosotros nos hemos establecido este cuestionamiento alguna vez en la vida, y más a esta edad, en la cual cuestionamos hasta nuestro propio nombre. Desde mi propia experiencia, debo decirles que este tema ha sido muy difícil, y constantemente me he preguntado qué es lo que le otorga a una persona el calificativo de “exitoso”.
Planteamiento de la necesidad
Debido a que ésta ha sido una de las preguntas que han regido mi vida, me he puesto a analizar con detenimiento las actitudes y creencias de mis compañeros con respecto a este tema, y la verdad es que esta situación es alarmante. Nos han hecho creer que el éxito es una secuencia de pasos a realizar: primero estudias una carrera que sea bien remunerada; luego, realizas un posgrado y debes conseguir un excelente trabajo que te permita destacar y ganar mucho dinero. Te debes transformar en un “trabajólico”, para demostrarle a la gente que realmente eres valioso para la sociedad, por tanto, entre más estrés y afecciones estomacales tengas, más puntos obtienes para convertirte en un hombre o mujer “respetable”. De esta forma, te conviertes en “alguien en la vida” y ya estás listo para contraer matrimonio y tener hijos. Si no sigues estas pautas, sobre todo aquellas que tiene que ver con la formación de una familia y el ganar bastante dinero, no debes preocuparte, simplemente tus padres, compañeros, amigos o conocidos se encargarán de recordarte día a día que tu vida es “caótica” y que deberías esforzarte más por conseguir estas metas. No importa si esto no es lo que tú quieres, pues el hecho de ser “productivo” (hablando también en términos reproductivos), renombrado, y obsesionado con el trabajo, es lo que la sociedad de consumo determina para considerar a una persona como “valiosa”.
Todo esto es lo que llamo la monopolización del éxito, porque ahora las personas, para poder ser socialmente aceptadas y sentirse satisfechas con sus logros, deben cumplir los requisitos que he citado anteriormente. Y si alguno manifestara su deseo de llevar una vida tranquila en donde el dinero o la fama no fueran rectores de su destino, la sociedad le tacharía de mediocre y conformista.
Elementos de satisfacción
Las convicciones de Erich Fromm sobre los nuevos valores de la sociedad industrial se ajustan perfectamente a la actual concepción que se tiene del éxito. Desde el inicio de la era industrial el hombre ha creído en el progreso ilimitado depositando sus esperanzas en que habría abundancia material, la cual se materializaría en una mayor felicidad. Sin embargo, como bien lo expone Fromm “la satisfacción ilimitada de los deseos materiales no produce bienestar, y mucho menos es el camino a la felicidad.” Asimismo, el aumento desmesurado de la población, y la mayor competitividad han contribuido a homologar los principios que determinan el éxito de una persona. Lo más terrible de esta nueva visión que tiene el hombre, es el hecho de que ha provocado un vacío existencial dentro de la sociedad, ante el cual se encuentran muy vulnerable la población juvenil en edad productiva. Datos alarmantes publicados por la OMS establecen que, en 2012, los suicidios crecieron un 11,3%, pero en los jóvenes entre los 15 y 29 años la subida fue del 25%.
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